La felicidad no es evitar lo malo

La felicidad no es evitar lo malo.  

La felicidad son momentos que proviene de una sensación que proviene de la alegría, que es una emoción. Una emoción al igual que también lo es la tristeza.

Si uno de tus objetivos es vivir la vida con plenitud, entonces es importante que entiendas que todas las emociones son necesarias para sentir las cosas tal y como son.

En 1972, Paul Ekman se encargó de investigar los rasgos comunes que presentaban emocionalmente, gestualmente y no verbal diferentes etnias y poblaciones del mundo, detectando seis emociones básicas.

Las emociones son emociones.

La ira, la sorpresa, el miedo, la tristeza, el asco y la alegría. En ningún momento decidió etiquetar unas como buenas y otras como menos buenas.

Este psicólogo neoyorquino tan sólo las descubrió y las tildó como necesarias y básicas para el desarrollo adecuado de un ser humano tanto consigo mismo como con los demás.

A pesar de que algunas veces surjan en forma de sentimientos dolorosos.

Aunque en ocasiones, broten con un aspecto de sensaciones incontrolables.

Salvo que precisamente en esos momentos dolorosos, surjan pensamientos desagradables.

La felicidad no es eliminar las cosas malas de tu vida

Sin embargo, la felicidad no consiste o no debería consistir en borrar lo “malo” que nos sucede y buscar con ansia lo que nos hace sentir bien. NO.

Es por ello que, la felicidad es algo más profundo que sentirse alegre.

La felicidad no necesariamente se tiene que buscar sino más bien fluye desde dentro de ti y se proyecta al exterior a través de tus palabras, actitudes y acciones.

En consecuencia, cuando una persona es feliz, es capaz de aceptar lo que sea que venga.

No de resignarse con las cosas que le pasan, sino que es capaz de darse cuenta de sus propias reacciones y sabe gestionarlas.

Además, una persona realmente feliz se conoce y se presta atención. Una persona feliz no reacciona automáticamente, sino que elije como responder ante las situaciones que aparecen en su vida.

Una persona feliz es como un árbol

Al igual que un árbol no se queja del tiempo frío, ni de que le corten las ramas cada cierto tiempo, ni de que se le caigan las hojas.

Por una parte, un árbol no necesita buscar la aprobación de otros árboles para sentirse bien. Está ahí pase lo que pase, pase quien pase.

Le traten como le traten la actitud del árbol es abierta y flexible al mundo.

Por otro lado, el árbol conoce su naturaleza y pese a como sean las cosas, no se alegra cuando los pajarillos cantan pero tampoco se deprime cuando llegan vientos huracanados que lo zarandean violentamente.

No hace falta fingir ser feliz para serlo

La felicidad se trabaja. Y no te hablo de forzar las cosas y sonreír constantemente como si te hubieses hinchado a setas alucinógenas.

Se trata más bien de APRENDER y tener la capacidad de aceptar tus propios sentimientos y tus propios pensamientos sobre aquello que ahora mismo te hace daño, te molesta o te hace sufrir.

Esa claridad y actitud ante la vida se entrena.

Una frase puede darte apoyo y ánimo, pero lo que puede generarte sentimientos profundos de felicidad y de bienestar proviene de entrenar tu actitud ante las cosas.

Si no lo crees, que sepas que puedes aprender a entrenar tu mente. Afortunadamente se puede. Si quieres saber cómo escríbeme que te responderé encantado.

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