ISPAD 2020 Salud mental y diabetes

Hola a todos, hoy os traigo un post muy interesante y en ocasiones poco debatido o tratado como es la salud mental y la diabetes. Habitualmente invertimos en el autocuidado de nuestra diabetes, pero qué papel juega la mente en todo ello y sobre todo, para los papás y adolescentes, cómo conseguir que nuestro hijo acepte, asuma y hable de su diabetes sin afectar a su salud mental, incluida la depresión. Os cuento todo.


Lo primero es deciros cómo os voy a contar la información relevante del congreso ya que había muchas sesiones:

Debido a que es mucha información, os publicaré distintos post agrupando la información por temáticas.

Las imágenes son pantallazos de las sesiones y son autoría de los ponentes o empresas que han patrocinado las charlas No son creaciones propias.

Toda la información que os provea tanto en este como en otros post, nunca sustituirán el consejo médico.
CÓMO CUIDAR NUESTRA SALUD MENTAL EN DIABETES CUANDO SOMOS ADOLESCENTES Y ADULTOS

Symposium 5. Diabetes and Behavioral Health/ Psychology

Una de las grandes preocupaciones de los padres con niños o adolescentes con diabetes es asegurar que tengan una niñez feliz, que puedan hacer de todo y que su diabetes se mantenga bajo control. Sin embargo, estos deseos en ocasiones son más difíciles de lo que nos imaginamos ya que entran en juegos muchos factores, uno de ellos, el tema de la sesión: Salud conductual y psicología en niños y adolescentes con diabetes.

Por este motivo hoy os traigo una sesión altamente interesante sobre Cómo conseguir que nuestros hijos con diabetes acepten y asuman su patología, tratando distintos temas. No obstante, veréis que también son aplicables en muchos casos a adultos y al entorno familiar.

– Los principales retos en la niñez.

– Los principales retos en la adolescencia.

– La depresión y la angustia o estrés en la diabetes y cómo manejarlo.

LA NIÑEZ CON DIABETES

Cuando nuestros hijos son diagnosticados en la niñez, sin duda existen preocupaciones, pero también surgen algunos problemas, sobre todo cuando nuestros hijos comienzan a tomar consciencia del mundo que les rodea y comienzan a formar su personalidad y autoestima (alrededor de los 8 años).

En estas edades, el menor comienza a entender qué es la diabetes y a darse cuenta de que no es igual que el resto de sus amigos, que no tienen una rutina estricta en su día a día o no deben contar raciones o llamar a sus padres para verificar las dosis de insulina.

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Esto supone un impacto en el menor, que incluso puede llegar a pensar y convencerse de que hizo algo malo por lo que ha desarrollado la enfermedad, preguntándose el “por qué a mí”.

A pesar de que esto no tiene por qué ir a más, es importante trabajar desde el primer día desde el diagnóstico la comprensión y aceptación de la patología, ya que es en estas edades, cuando nuestros hijos van a la escuela es cuando pueden aparecer:

– Un mal desarrollo de la autoconfianza y autoestima respecto a la diabetes.

– Las burlas de los compañeros.

Por este motivo y de cara a trabajar estos aspectos emocionales, antes de que aparezcan, tenemos que poner mucho foco en construir las bases de la autoconfianza de nuestros hijos.  No a través de piropos o de frases como “eres el mejor”, si no demostrándole con hechos y haciéndole participe de su enfermedad, demostrándole que puede hacer lo que él quiera y por supuesto, lo puede conseguir. Un ejemplo que nos da la ponente es: “Proponle un objetivo alcanzable y cuando lo alcance, refuérzale haciéndole ver lo bien que lo ha hecho. No solo en diabetes, también en tareas u obligaciones propias de un niño”

Los niños necesitan sentirse capaces en estas edades de cara a poder enfrentarse al mundo real solo, por ello, el mayor reto para los padres estará en cómo moverse de un control del 100% por parte de ellos, a un aprendizaje colaborativo entre los niños y su entorno.

Todo ello y aunque parezca complejo, ayudará a los más peques a sobrellevar algunos de los problemas emocionales que pueden surgir a esta edad, como son y detallaron en la sesión:

– Ira.

– Tristeza.

– Menor tolerancia a la frustración.

– Ser más testarudo o estar de mal humor.

– Desear que la enfermedad le ocurra a alguien que considera que se lo merece más.

– Miedo y preocupación a la reacción de sus compañeros.

PADRES Y FAMILIARES

Pero ¿qué hay de los padres? Sin duda es fundamental que aprendamos a manejar la diabetes en todas sus facetas, y más en un entorno en el que todo es digital, donde nuestros hijos tienen múltiples fuentes de información y el controlar qué hace o no, o cómo se relaciona con sus compañeros es mucho más complejo.

Por este motivo, la ponente nos propone algunas estrategias que nos pueden ayudar:

– No centres todas las conversaciones en torno a la diabetes. Si tu hijo llega de clase, pregúntale otras cosas antes de centrar la conversación en su patología.

Ayúdale a crear una rutina y consistencia en los mensajes que le des. No puedes cambiar tu discurso cada día en torno a su día a día.

Porque tu hijo tenga diabetes, no hay por qué hacer que crezca de manera tardía o quitarle su independencia. Es decir, ayúdale a ser independiente y poder hacer planes con sus amigos, controlando su diabetes. El primer día estarás muy nervioso, pero no debes mostrárselo ni atosigarle con mensajes. ES PARTE DE SU CRECIMIENTO.

Separa sus obligaciones habituales, de las de la diabetes. La importancia de hacer los deberes o inyectarse la insulina, no es la misma.

Si sois dos padres, distribuiros las tareas, pero siempre alineados, no podéis dar mensajes dispares cada uno. ESO SÍ, si nos equivocamos tampoco podemos culpar al otro. Será una forma de aprender también en pareja y con nuestro pequeño.

Habla en voz alta y debate con él cuál es la mejor decisión para su diabetes. Os pongo un ejemplo: Tu hijo ha comido pasta y a las dos horas, está en 250 ¿cómo abordamos la conversación? “Anda Jaime, pensaba que había calculado bien las raciones de pasta, pero nos hemos salido bastante del rango, vamos a tener que corregir esto. Como tu ratio es de 1:1 y queremos bajar la glucosa a 100, vamos a ponerte 3 unidades de rápida, una por cada 50. Ya sabemos que el próximo día, para X gramos de pasta, son 3 unidades más”

Involucra a ambos en la conversación y toma las decisiones en voz alta para que se vaya familiarizando, poco a poco puedes ir cediéndole protagonismo en las decisiones y si se equivoca, corregir juntos (siempre que no ponga en riesgo su salud, por supuesto).

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Esta es la primera fase del aprendizaje, pero ¿qué ocurre cuando nuestro hijo crece y llega a la adolescencia? Sin duda aparecen otros retos, a veces similares a los de la niñez y otras veces totalmente nuevos que requerirán incluso más fuerza por parte de los padres para que no se conviertan en un problema. Entramos en el capítulo de:

LA ADOLESCENCIA CON DIABETES

La adolescencia, como bien comentaba la ponente, es una de las etapas más bonitas de la vida. Sin embargo, también es compleja, ya que supone grandes cambios y los jóvenes suelen tener otros intereses y puntos de vista que suelen interceder con la visión de los padres. Algunos son:

– Rebeldía.

– Necesidad de ser independientes, autosuficientes y experimentar sus límites.

– Necesidad de probar cosas nuevas (Sexo, Drogas, Alcohol)

– Repelen la sobre protección y los horarios estrictos. No a las normas.

– Experimentan cambios en su cuerpo, en su diabetes y eso puede llevarles a querer ocultarlos.

– No quieren sentirse diferentes a sus amigos y creen que son invulnerables.

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¿Y por qué esto suele ser un problema entre padres y adolescentes? Porque a pesar de los esfuerzos de los padres, nuestros hijos suelen usar el sarcasmo con nosotros, desobedecer, ignorar la importancia de la adherencia al tratamiento, dejar de escuchar cuando le hablamos del impacto de un mal cuidado en su diabetes, entre otras muchas cosas. Todo esto provoca una enorme frustración, pero también para el menor adolescente que se siente incomprendido y atacado constantemente no solo por su familia, si no también por su entorno, llegando incluso a abandonar su cuidado por sentirse solo y no saber manejar sus sentimientos.

Por este motivo, la PACIENCIA será fundamental en el manejo de la diabetes en la adolescencia, pero también la COMUNICACIÓN. Entonces ¿Cómo lo hacemos?

Dentro de este proceso, la ponente destaca los puntos clave para asegurar una buena comunicación entre la familia y los adolescentes focalizándose en ciertos aspectos fundamentales:

– De nuevo, al igual que en los niños, evita que todo gire en torno a la diabetes.

– Facilita la comunicación, lo cual significa escuchar a tu hijo. Escucha sus sensaciones, sentimientos, cómo se encuentra en otros aspectos de su vida y cómo esto impacta en su diabetes.

Evita las peleas y desencuentros con tu hijo por la diabetes. La diabetes no debe ser motivo de pelea, si no de aprender juntos. En la adolescencia las reglas cambias y seguramente os enfrentéis a nuevos patrones, días de hiperglucemia interminables y un desarrollo hormonal que no se lleva bien con la glucosa.

Reconoce – NO castigues. Si te costó aprender a manejar la diabetes cuando tu hijo era más pequeño, piensa que ahora él está como tú hace unos años. Necesita aprender y lo hará contigo, por lo que es mejor reforzar lo que hace bien, que castigarle o cuestionarle por lo que hace mal.

Focalízate en sus comportamientos y rutinas, no en los números de su MCG. Los valores de glucosa, son eso, valores, por lo que no son ni buenos ni malos. Estos son la fuente sobre la que seguir construyendo, por este motivo si ves que su actitud es la correcta céntrate en lo bien que lo está haciendo y ayúdale a que consiga sus rangos de glucosa deseados reforzando justamente esos comportamientos.

Evita sobre aconsejarle cuando no te lo pide. Es un error común como hemos sido los gestores durante años, solemos saltar diciendo “ponte 3 que estás alto de glucosa” – error, dale tiempo para ver si es capaz de corregir por sí mismo y si lo consigue felicita. Si obvia su control, busca la forma de que se controle sin sobre proteger.

No cambies tu tono de voz cuando hables de diabetes con tu hijo. Es un tema más, no lo hagas distinto, si no tu hijo construirá un muro cuando note que se acerca “el discurso”.

Demuéstrale que le escuchas e incluye frases suyas en tus respuestas para que vea que tiene tu atención. No hagas otras cosas mientras le escuchas.

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Pero aún así, sigue siendo muy complejo, no hay mejor guía que la práctica en la vida real, por ello proponte hablar con él y ESCUHARLE UN 80% Y HABLAR UN 20% , evitando todas las distracciones posibles. Te sorprenderá ver cuánta información tiene tu hijo por contarte y cómo esto fortalece tu relación.

 

DEPRESIÓN Y DIABETES EN ADOLESCENTES

Y llegamos a la última parte de la sesión, cuando nuestros adolescentes pueden desarrollar depresión, angustia o estrés asociado a la diabetes, ¿Por qué se produce y qué podemos hacer?



En estos estudios en los que se estudió a una población entre 13 y 17 años se analizó como el estrés o angustia, así como la depresión podían afectar al manejo y resultados de salud en diabetes, observándose que:

– El Estrés o angustia afectaban a la diabetes provocando un autocuidado subóptimo, siendo este menos eficaz y reduciendo el autocuidado y adherencia al tratamiento.

– La depresión provocó en estos pacientes subóptimos resultados en la diabetes, reducción de la monitorización de la diabetes, además de estrés y angustia.

Sin duda, son problemas que nos preocupan, pero ¿son realmente prevalentes en los adolescentes? Como podéis ver en la imagen de abajo, en torno al 45% de los pacientes adolescentes con diabetes no suelen tener depresión o estrés asociado, pero hay un 55% de los pacientes que sí que pueden verse en mayor o menor medida afectados.



Entonces cómo identificamos las señales y ¿cuáles son las causas de estos desórdenes emocionales? Ha continuación os dejo una imagen en la que nos hablan por sexo de cuáles son las causas más frecuentes. Aunque os adelanto que estos trastornos suelen ser más frecuentes en las mujeres.

En el caso de las mujeres, estos problemas suelen estar relacionados con:

– Preocupación por su peso 52%

– Sentirse incomprendido por su familia o amigos 47%. (No por el manejo de la patología, si no por la carga emocional que esta supone)

– Sentirse fuera de lugar 39%.

– Siente que su entorno la vigila o actúan como policías de la diabetes 34%

– Falta de motivación con su enfermedad 33%.

Mientras que en el caso de los hombres, estos problemas suelen estar relacionados con:

– Sentirse incomprendido por su familia o amigos 31%. (No por el manejo de la patología, si no por la carga emocional que esta supone)

– Siente que su entorno la vigila o actúan como policías de la diabetes 23%.

– Tener que parar durante la práctica de ejercicio 22%.

– Tener que controlar su diabetes 24h y también durante la noche 19%.

– Preocupación por posibles complicaciones futuras 18%.



Pero no solo los adolescentes, los padres por supuesto también sufren y reportan que un 38% de los padres se sienten en este sentido como policías de la diabetes y sienten que no llegan a conectar con sus hijos.

En este sentido, ¿qué nos recomiendan las guías y los expertos? Una vez que se detecta algún síntoma hablar con nuestro hijo, identificar las posibles causas y hacer un abordaje integral de la salud mental del mismo para ver si es necesaria una terapia o tratamiento psicológico que le ayude a superarlo.

Como padres lo mejor que podemos hacer es favorecer una buena educación y no ponernos vendas en los ojos. Ante la duda, mejor consultar con el especialista.

Espero que os haya sido de utilidad.



Fuente: este post proviene de Vive tu diabetes, donde puedes consultar el contenido original.
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