Uno me dice que lo que cuento aquí se lo está transmitiendo él a sus alumnos.
Otro, Juan Fernández, que además de leerme compró Un manual hacia la grandeza, dice:
El manual hacia la grandeza, como bien dices se debería enseñar en la escuela, es más eso que cuentas debería ser la escuela.
Mi sensación ahora es que tengo que ir conociéndome, explorar que es ser un ser humano y eso poder compartirlo. Y sobre todo poder ayudar a los más jóvenes a abrir otra perspectiva con respecto al mundo que le está vendiendo.
Me flipa conocer la grandeza de la mente y me cortocircuita lo poco que se habla en educación sobre ello, ya no te digo de enfocarla hacia la abundancia…
Bien.
Es posible que él esté exagerando.
Es posible que Un manual hacia la grandeza sólo sirva para apagar el cerebro como cuando enciendes la TV o Netflix.
Es posible que yo sea un flipao y que me dé aires de grandeza a menudo y que mi ego del tamaño de un tráiler de 18 ruedas me hagan ver una realidad extraordinariamente rara.
Es posible que la educación que consideramos normal, sea buena.
Es incluso posible que los niños, y los jóvenes, y los adultos, una vez que salen por la puerta de sus respectivas escuelas, tengan más posibilidades de vivir una vida real y genuinamente mejor.
Es posible que la gran parte de la población no sea literalmente esclava y yo es que veo cosas muy raras.
Es posible que Nacho el bombero ermitaño tenga ideas de bombero cuando dice por qué cojones nos enseñan los ríos de España en lugar de que comprendamos el sistema financiero.
Es posible que comprender nuestra mente y emociones desde pequeños sea una idea muy descabellada de jipis, budistas y gente rara.
Es posible que saber cómo acceder a nuestra infinita creatividad de creadores sea sólo para los que trabajan en agencias de publicidad 12 horas al día.
Es posible que comprender cómo fortalecer nuestros cuerpos sea una cosa reservada sólo para los atletas de élite.
Es posible…
Sí.
Todo es posible pues estamos en un mundo lleno de posibilidades.
Ahora bien. Si eres de los que ya se ha dado cuenta de que nuestra vida es un teatro donde los guionistas de nuestra pésima obra son otros y la dirigen con unos intereses distintos y opuestos a los nuestros…
Quizás esto que he escrito haga acelerar tu camino para convertirte tú en escuela y poder elegir guión…