La secreción de flujo blanco y espeso se produce en las primeras instancias del embarazo, debido al aumento de los niveles de estrógeno en la sangre y el aumento del flujo sanguíneo a la vagina. El flujo vaginal está diseñado para mantener el equilibrio del pH en el medio ambiente previniendo la contracción de infecciones. Por lo general, no debe ser motivo de preocupación, siempre y cuando, sea un flujo de color blanco, quizá un poco más espeso de lo habitual y sin olor anormal.
Los médicos consideran al flujo blanco y espeso como un frecuente signo de embarazo. Por supuesto que no puede ser diagnosticado un estado de gravidez, basándose sólo en la presencia de una secreción vaginal de estas características; existen otras señales del embarazo, tales como la ausencia de períodos menstruales, náuseas y vómitos, letargo, dolor en los senos, mareos, micción frecuente y un sentido del olfato más sensible. Es habitual que todos estos síntomas que se evidencian en las fases iniciales del embarazo, tiendan a desaparecer; aunque existe la posibilidad de que reaparezcan en el último trimestre.
En las postrimerías del embarazo es posible que evidencies un flujo con un poco de sangre; no debes alarmarte ya que se trata de un signo inofensivo que indica que el cuerpo está listo para dar a luz.
Si bien se ha establecido que un flujo blanco espeso es síntoma de embarazo, se espera que éste no presente ningún olor, picor o ardor. Si llegaras a notar que tu flujo es amarillento, verde, marrón o con sangre, podría ser indicativo de un problema, por lo que lo mejor sería acudir a tu ginecólogo.
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