A priori, la exigencia implica saber seleccionar, no conformándote con cualquiera de las opciones que se te presentan, señal de una potente autonomía y autoestima personal. Pero, puede que más allá de eso, se encuentre una rigidez defensiva que precisamente indique lo contrario y tenga que ver con tus resistencias en el amor.
Responde a estas preguntas para averiguarlo.
1. ¿Buscas a alguien con un checklist en la mano?
Con la edad, es prácticamente imposible que no nos condicionen las experiencias anteriores en pareja. Por eso, es frecuente escuchar No sé del todo lo que quiero, ¡pero sí lo que no!. De manera que, con el firme propósito de no volver a vivir las catastróficas historias del pasado, empiezas a indagar sobre si el nuevo candidato que tienes ante ti, se libra de esos hándicaps.
No se trata de una selección de personal en la que tu mente racional deba decidir el aspirante más adecuado al puesto, sino de sentimientos ¿Qué tal si tu checklist se concentra en tu estómago y no en tu cabeza?
Ni el hecho de que cumpla con tus condiciones es una señal de que funcionará, ni el que cargue con algún elemento de la columna Inadmisible implica que no sea idóneo para ti.
2. ¿Pretendes que tu historia sea de cuento de hadas?
Todos tenemos fantasías acerca de cómo será esa persona, en qué contexto la conoceremos, cómo nos seducirá o la seduciremos y cómo se darán los pasos sucesivos.
Quizás la hayas conocido por internet y no en una fiesta entre amigos, puede que sea más mayor de lo que te hubiera gustado o que su trabajo sea más variopinto de lo que te hubieras imaginado. Pero puede que tú seas menos atractivo de lo que esa persona fantaseó, con un trabajo menos interesante pero con un carisma que no esperaba y que le sorprendió.
Tu proyección idílica es altamente limitante y generadora de grandes dosis de frustración. ¿No sabías que detrás de los mejores anuncios, no se encuentran los mejores productos?
3. ¿Buscas el enamoramiento loco de tu adolescencia?
Esa adrenalina y necesidad frenética de acercamiento con el otro son ingredientes básicos en el amor. Pero ese nivel de desenfreno no es necesario vivirlo con la ansiedad (lo que llaman mariposas en el estómago) que experimentaste aquel día: No siento aquello, no es la persona, ¡zas!
Esa montaña rusa emocional no es ni mucho menos una condición indispensable para que esa historia funcione, puede que desde tu Yo adulto vivas esas sensaciones desde la serenidad. Al igual que tu cuerpo cambia con los años, tu manera de sentir también. Permítete experimentarlo desde tu trabajado bagaje.
4. ¿Tus requerimientos son insaciables?
Cuando te dispones a explicar a alguien el porqué no te encaja, te sorprendes no sabiendo darle una respuesta clara o aferrándote a motivos que tú mismo sabes que son insignificantes: No me gusta como viste”. Intentas controlar a través de motivos aparentemente razonables aquello que te impide emprender un proyecto con otra persona por cuestiones emocionales que todavía ni conoces. ¿Te has planteado responsabilizarte en vez de culpar a lo desastroso que está el mercado?
5. ¿Das carpetazo rápidamente?
No le gusta el submarinismo, ¡fuera! o No me ha preguntado por mi trabajo, no es para mi. Quizás te estés precipitando. Es que cuando empecé con mi ex en seguida supe que era él. De acuerdo, pero esta historia no es la de aquel entonces y esa persona no es tu ex. Así que, más que el Dale una oportunidad, lo que deberías plantearte es Darte una oportunidad para conocer cómo te sientes con esa persona.
6. ¿Te preguntas si esa persona puede encajarte para toda la vida?
Si la respuesta es sí, no me resulta extraño que vivas con ansiedad la búsqueda de pareja. Está pareciendo más un trabajo altamente estresante que algo natural y fluido que se construye desde la sencilla pretensión de pasarlo bien.
Cuestionarse tal cosa en los primeros encuentros genera una presión contraproducente: ¿cómo vas a encontrar algo suficientemente bueno para que sea para siempre? Los para siempre no se piensan, se sienten y aunque se sientan, no implica que lo tengan que ser.
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