El embarazo en cualquier mujer que no tenga diabetes, a través de diversos factores, especialmente en la secreción de una hormona placentaria (lactógeno), induce una serie de alteraciones metabólicas, fundamentalmente a nivel del metabolismo hidrocarbonado. Se ejerce una cierta acción diabetógena que es contrarrestada por la secreción pancreática de insulina.
En tu caso, como mujer que ya tenía diabetes antes del embarazo, la acción diabetógena mencionada no puede ser compensada por su ya deficitaria secreción insulínica.
Tu embarazo, además, podría favorecer la aparición ocasional de hipoglucemias en el primer trimestre (sensibilidad insulínica aumentada) y de hiperglucemia y cetosis en la segunda mitad (aumento de resistencia insulínica).
La gestación puede agravar ocasionalmente el desarrollo de las complicaciones vasculares renales (nefropatía) y oculares (retinopatía), específicas de la diabetes.
Entonces te preguntaras que hacer si tengo diabetes y estoy embarazada.
¿Por qué es importante que tu diabetes esté controlada? Que tu diabetes esté controlada es importante tanto para ti como para tu futuro bebé. Con una diabetes descontrolada puede aumentar:
? El riesgo de sufrir un aborto.
? La posibilidad de tener un parto prematuro.
? Las infecciones vaginales (candidiasis) o urinarias.
? Las polihidraminas (aumento de líquido amniótico)
? La hipertensión arterial o preeclampsia.
En referencia a las complicaciones que puede conllevar una diabetes mal controlada sobre tu bebé destacan:
? Mayor frecuencia de mortalidad del feto y del recién na- cido.Macrosomía (mayor aumento de peso del bebé). En el caso de mujeres con afectación renal, pueden nacer niños con bajo peso o con crecimiento retardado intrauterino.
? Mayor frecuencia en el neonato de hipoglucemia, ictericia, descenso de los niveles de calcio (hipocalcemia), aumento del número de glóbulos rojos (policitemia), síndrome de dificultad respiratoria y traumatismos obstétricos (fractura clavícula).
? Desarrollo de malformaciones congénitas, algunas de ellas graves.
El cuidadoso control de la diabetes ha conducido en las últimas décadas a un importante descenso de las diferentes complicaciones fetales, a excepción de las malformaciones congénitas, cuya tasa aún sigue siendo más elevada de lo normal. Remarcamos: es muy importante procurar una estricta normalización de la glucemiaconjunta, en el mismo centro, por el diabetólogo y el obstetra. La frecuencia de estas consultas será cada una o dos semanas, dependiendo del momento de la gestación o de la posible incidencia de determinadas circunstancias o procesos.
¿Cómo debe tratarSe la diabeteS durante el embarazo?
Tu diabetólogo será quien marque las pautas del tratamiento específico para la diabetes que deberás seguir durante tu embarazo. Estará centrado en el establecimiento de una alimentación adecuada y en la puesta en práctica de un programa de insulinoterapia intensiva. Dado que a lo largo del embarazo tus necesidades de insulina variarán, es fundamental tu participación activa en el ajuste de las dosis. Complementariamente, es importante la práctica de un discreto ejercicio físico, adaptado a las condiciones específicas de tu gestación.
Tienes las mismas necesidades que cualquier mujer embarazada, pero tendrás que adaptarte a las peculiaridades propias del tratamiento insulínico.
Aunque no están contraindicados, no es recomendable que abuses de la ingesta de endulcorantes artificiales (sacarina, aspartamo, acesulfamo K).
Debes considerar un discreto aumento del contenido de proteínas en tu dieta. El reparto de calorías comprenderá un 50% de hidratos de carbono, un 30% de grasas y un 20% de proteínas. El aporte calórico deberá aumentar en 300 calorías a partir del segundo trimestre
Proporciona a tu dieta una cantidad adecuada de vitaminas y minerales. Es posible que necesites tomar comprimidos de hierro o ácido fólico.
La regularidad en los horarios y el control de las ingestas van a ayudarte a conseguir los objetivos de control glucémico. De manera general, el número de comidas diarias recomendable es el de 3 principales (desayuno, comida, cena) y tres suplementarias (media mañana, merienda y post-cena), no debiendo transcurrir más de3 o 4 horas entre ingestas diurnas y más de 8-9 horas durante la noche. El ayuno prolongado afecta negativamente al control de la diabetes.
Es preciso recordar la no conveniencia de seguir dietas muy restrictivas en gestantes con obesidad importante, pues favorecen la aparición de cuerpos cetónicos que pueden resultar perjudiciales para el desarrollo psicomotor ulterior del niño.
Peculiaridades del tratamiento Con insulina
Durante tu embarazo no debes emplear antidiabéticos orales como terapia de tu diabetes. Tu tratamiento consistirá en el empleo por vía subcutánea de insulinas de acción rápida (duración 6 horas) o intermedia (duración 12-16 horas), solas o mezcladas, en pautas de tres a cuatro pinchazos diarios (dosis múltiples de insulina o DMI).
De manera alternativa, en algunos casos aislados, se usan las denominadas bombas de infusión continua subcutánea de insulina, que junto con la administración continua programada de una dosis diaria (50% de la dosis total), suministran dosis insulínicas prepandiales (antes de las
comidas), según las necesidades de la gestante. Este sistema de administración de insulina, no obstante, no es superior
al empleo de dosis múltiples de insulina (DIM).
La dosis total de insulina que te administrarás durante tu embarazo será inferior en el primer trimestre y aumentará
a partir de la mitad del embarazo. El ajuste diario de la dosis de insulina la realizarás en función de los resultados del autoanálisis de tus niveles de glucosa (autocontrol glucémico).
¿Y Qué hay del Control metabólico?
El control metabólico lo llevarás tú misma, conjuntamente con tu diabetólogo. Semanalmente deberás examinar tu peso, no debiendo aumentar más de 2 kilos en el primer trimestre y más de 0.4-0.5Kg semanales en el segundo
y tercero.
El control global de la diabetes se valorará mediante la determinación a nivel hospitalario de los niveles en sangre de la hemoglobina glicosilada (HbA1c).
Por lo que refiere al control puntual de la diabetes, que es el que va a establecer las modificaciones del tratamiento diabético o insulínico, lo llevarás a cabo tú misma mediante el examen de los niveles de acetona en orina (autocontrol de cetonuria) y de glucosa en sangre (autocontrol glucémico). De manera general, el autocontrol de cetonurias debes hacerlo diariamente en ayunas. Ante niveles glucémicos superiores a 250 mg./dl., también deberás realizar la prueba.
En lo que se refiere al control del azúcar en sangre (autocontrol glucémico), es recomendable que te lo realices diariamente (antes, después de las comidas y por la noche), con un total de 5 a 7 determinaciones al día.