Con su andar caracterísitico y su look descontracturado, Greg Glassman levanta la voz ante un grupo de 40 médicos que están al frente del curso MDL1, una certificación de CrossFit sólo disponible para profesionales médicos con titulación de doctorado. “¿Podemos asumir que hay algo mal con el sistema de salud?”, pregunta. Y todos los presentes levantan la mano. Ni uno, apenas uno, deja su brazo por la mitad. Siquiera un profesional se anima a debatir su pregunta tendenciosa o animarlo a que lo haga de otra manera. Efectivamente algo no funciona y Greg está dispuesto a cambiarlo.
Tal como se lo propuso con la actividad física, el fundador de CrossFit quiere corromper otra serie de ideas y comportamientos que, a sus 62 años, entiendo como incorrectos. “Y por eso estoy aquí”, sentencia.
Para predicar su concepto, Glassman recurre al plan que formuló con su método de entrenamiento. Una idea a largo plazo, resultados que se evidencien y un accionar que se sustente y promueva por las propias personas que lo practican. Así, a través de su curso MDL1, Greg propone la creación de una red de profesionales de la salud que promueva hábitos saludables a través del CrossFit y la actividad física más que la prevención vía recetas médicas o la solución a través de las cirugías.
Mediante el programa Crossfit Health, que engloba a la capacitación previamente mencionada, Glassman busca pelear contra el establishment, tal como él mismo destaca en una entrevista para Men’s Health. Y reconoce: “es imposible hacerlo de arriba para abajo, debe crecer de modo orgánico”.
Mientras tanto, un profesional de la salud pregunta: “¿Y qué le decimos a los pacientes que ven los Games y dicen esto no es para mi?”. Sin dudarlo, El Viejo, como lo llama Dave Castro, responde: “Invítenlos al box. Por cada atleta que llega a los Games tenemos 15 personas que mejoraron su salud, bajaron 30 kilos o se deshicieron de la diabetes”.
“¿Y qué hay con eso de que lesiona?”, cuestiona otro. “Al carajo con las lesiones. No tenemos 15.000 boxes a lo largo y ancho del planeta por lesionar gente”, responde Greg, quien así deja en evidencia sus ganas de luchar contra viento, marea y lo que las corporaciones impusieron.
Así, con ese carácter, sobre el final de los 90 y con la intención de cuestionar lo presentado, comenzó a mirar a los carbohidratos refinados con otros ojos y cuestionar su ingesta. Y así también, casi sin saberlo, le dio vida a un ciclo que parece evolucionar cada diez años.
En 1997 contempló la restricción de ciertos carbohidratos gracias a Barry Sears, un bioquímico estadounidense que investigó y formuló la zone diet.
Diez años más tarde, siguió aprehendiendo conocimientos y promoviéndolos entre sus seguidores. Como consecuencia, invitó a Robb Wolf -experto en nutrición paleo- a exponer en los seminarios iniciales del Level 1.
Una década después y acorde a los tiempos estipulados, Glassman se propone a ir por más. En ese contexto, CrossFit Health empieza a dar sus primeros pasos: ¿podrá ese pequeño proyecto convertirse en bestia y hacer temblar al establishment médico, tal como lo hizo su disciplina con el entrenamiento?
Mientras tanto, el doctor Tom Siskrom fundamenta las intenciones de Glassman con experiencias previas: “He tenido pacientes que dejaron sus medicamentos para la presión o la diabetes simplemente comiendo como indica Greg y tuvieron resultados sorprendentes”.