Una capa, dos capas, tres capas, enésimas y enésimas capas superficiales que fueron volviendo a la nada de la que surgieron, de ese ego fenoménico y acientífico que nos hace creer y sentir que creemos y sentimos… pero que en cebolla nos transforma. Inversa versión agrícola-kafkiana.
La Señora Cebolla fue y es vacío, una Nada que ahora encierro en caracteres que tú estás transformando en concepto inteligible para ese maldito y respetable ego, centro mismo de quien no soy pero sigo siendo. Soy y eres la señora Cebolla.
Quizás te estés preguntando por el sentido del desnudo de la señora Cebolla y de su moraleja de egos y yoes esenciales… y te preguntas bien ya que el conocimiento se recuerda por inquietud aunque solo saciable desde la eternidad vacua que la señora Cebolla sintió en la casa peregrina de su vida.
Nota: lo del quinto piso quizás sea lo más racional y lógico del escrito puesto que ha sido elegido al azar, todo lo demás posee su lógica alógica interna que solo verás si te desnudas y dejas que tu corazón se desvanezca y se transforme en ondas y fotones de energía.
Solo el Amor es más rápido que la Luz.
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