Para explorar la verdad sobre nosotros mismos debemos examinar lo que somos: cuerpo y mente. Debemos aprender a observarlos directamente en nosotros mismos.
Esta exploración de la verdad hará desaparecer todos los conceptos falsos que tenemos sobre nosotros mismos. De igual forma, para corregir la visión errónea que tenemos del mundo exterior debemos explorar la forma en la que el mundo exterior interacciona con nuestro fenómeno de mente y materia; nuestro propio ser.
El gran discurso sobre el establecimiento de la atención. Ekayano Maggo, el único camino para la purificación de los seres.
A menudo las personas ignorantes hablamos de libertad pero no mencionamos siquiera la raíz misma de la libertad.
¿Te cuento un secreto?
La capacidad de dirigir nuestra atención allá hacia donde deseamos es en realidad nuestra única libertad, así que en la medida en la que podamos dirigir de una forma más precisa nuestra atención y durante más tiempo, máyor será nuestro grado de libertad.
Mira, haz una cosa.
Quédate observando con detenimiento esta palabra durante diez segundos.
¿Hasta qué nivel has sido capaz de prestar atención a la palabra? ¿Has sólo “mirado” como sin mirar, o has observado y por lo tanto habiendo extraído información, como te pedía? Si has observado, ¿qué información has sido capaz de extraer de ese evento? ¿En qué grado has estado presente? ¿Qué ha ocurrido en tu mente durante ese tiempo? ¿Qué otros pensamientos involuntarios han surcado por tu mente impidiendo que tu energía se concentre completamente en el propósito de observación? ¿Has movido los ojos buscando algo dentro de la palabra, o han permanecido estáticos? ¿Estaban relajados o estaban en una tensión de búsqueda? ¿Y tu cuerpo, estaba tensionado o en calma? ¿Y tu respiración? ¿Ha aumentado o ha permanecido igual que antes de haberte pedido la búsqueda?
¿Era realmente lo que más interés tenías en hacer en ese momento? ¿Era lo más importante para ti?
En fin
Hoy toca de nuevo hablar DEL GRAN TEMA, hoy toca Vipassana.
¿Que qué es Vipassana? No lo sé. Sinceramente no lo sé.
Quizás un adiestramiento mental. El camino que te lleva a ti. The pathless path. Un despertador. El destructor de ilusiones.
No lo sé. No sé una mierda.
Si acabas de llegar a Ricos y Libres y no sabes de qué va este tema, te sugiero de corazón que leas el primer capítulo que escribí sobre ello y después leas todos los demás con paciencia hasta llegar a hoy, de lo contrario es muy posible que no comprendas nada y te pierdas algo muy valioso.
Ayer salí de mi primer retiro de meditación Satipatthana, que es como un curso normal de Vipassana de diez días (este son ocho días) pero con pequeñas aunque profundas diferencias.
Sólo se puede acceder a él tras haber realizado tres cursos de diez días y tras asegurar que estás intentando establecerte en la práctica diaria.
Digamos que es como un segundo paso en el camino. Un paso donde te van contando más cositas y te van dando más información teórica que te pueda acompañar en tu práctica.
Sattipatthana fue un discurso de Buda conocido como “El gran sermón sobre el establecimiento de la atención”. “Gran” porque hay otros más pequeños, y “establecimiento de la atención” porque te explica de una forma aún más precisa cómo adiestrar la mente para quitar cortina tras cortina para ir así acercándote a la realidad.
Hoy contaré aquí mis aprendizajes y diversas anécdotas y, dado que en este curso podíamos escribir en un cuaderno, anoté algunos puntos que a continuación compartiré:
Un día le hice una pregunta al profesor Martin, un arquitecto inglés que lleva practicando meditación desde los años ochenta, y su respuesta me dejó perplejo.
“Al igual que el cuerpo la mente necesita alimento, aunque esta lo necesita constantemente. Y del mismo modo que el cuerpo al ser privado de comida empieza a comerse a sí mismo (proceso conocido ahora como “autofagia” y famoso en los últimos años, aunque el pan de cada día para yoguis y meditadores desde hace miles de años), cuando la mente no tiene alimento (gracias a la meditación) empieza a comerse a sí misma, purificándose”.
Otro día le pregunté por los sueños que tenía cada noche, sueños que recordaba con un alto grado de detalle y que además eran casi todos tristes, horribles, pesadillas.
No te preocupes, —me dijo—, gracias a la Vipassana tu mente está sacando la basura. Los sueños no son más que desechos producto del subconsciente que están subiendo a la superficie antes de ser erradicados. Sé ecuánime a ellos. No los analices. No les hagas caso. Bye bye, dreams.
En una de las lecturas dieron una breve introducción a la mente. Existen diferentes grados, la mente no expandida (la de la mayoría de los seres humanos) y la mente expandida (meditadores avanzados).
Uyuyuyuyui .
En el camino de la conciencia, de la Vipassana, recuerda esto: sigue avanzando. Estés en el punto que estés, no importa qué experimentes, sigue avanzando. No te apegues a nada. Sigue curioso. Sigue investigando. Sigue observando el presente sin juicio. Por increíble que te parezca lo que estás experimentando, sigue observando y no te estanques. Por horrible que te parezca, sigue observando.
Vimos los 7 factores de la iluminación.
Sati: atención en el presente.
Dhamma Vicaya: exploración de la realidad dividiendo, separando, desintegrando.
Viriya: recto esfuerzo.
Piti: éxtasis (si alguien sabe qué significa esto en este contexto que me lo explique).
Passaddhi: tranquilidad (que tu cuerpo y tu mente sean como un lago).
Samadhi: concentración de la atención en un punto.
Upekkha: ecuanimidad (no juzgar lo experimentado en el momento presente).
Nuestra mente tiene el poder de sembrar y recoger frutos. Del mismo modo que si sembramos una semilla de tomate saldrá un tomate, si sembramos la semilla del infierno obtendremos como fruto el infierno y si sembramos la semilla del paraíso obtendremos el paraíso en el interior. Cada pensamiento es una semilla.
Sampajañña: observación contínua de la realidad.
Todas las dudas respecto a qué es un ser humano, qué es la tierra, la creación, qué es la conciencia, qué es la vida, qué es la muerte, qué planos de existencia existen se autoexplican mediante la práctica. No hay que preguntar nada a nadie, no hay que creer nada a nadie. Sólo hay que experimentar el Dhamma.
Puedes experimentar qué ocurre realmente tras la muerte. ¿Cómo? Meditando.
Los “arios”, en realidad en la antigüedad eran consideradas las personas que habían experimentado el primer grado de la iluminación. Una persona noble era una persona aria.
Lo que no es eterno no puede ser fuente de felicidad.
El primer objetivo de tu compasión has de ser tú mismo. Tened compasión con vosotros mismos. Sed amables con vosotros mismos.
La verdad NUNCA hay que aceptarla. La verdad se constata. Se experimenta por uno mismo.
Las respuestas que salgan después de vuestra propia práctica serán las verdaderas respuestas, las auténticas, las que os aportarán sabiduría. Las respuestas intelectuales no sirven para mucho. Sólo las que provienen de la experiencia son las valiosas.
(Yo soy el camino. La verdad y la vida).
Las vibraciones que generamos nos conectan con los diferentes planos vibracionales de la existencia.
Nuestra mente es como la radio. Si quieres obtener una clara señal tienes que sintonizarla. Vipassana es nuestro sintonizador.
Práctica personal
Bien, he tenido un gran compañero, un pensamiento recurrente que me ha ayudado muchísimo: Estás aquí para soportar la molestia. La molestia es común, es cotidiana. Tolera la molestia.Pregúntate: ¿Es tolerable el dolor que estás experimentando? Si la respuesta es sí, sigue aguantando sin límite de tiempo. Relájate. Si la respuesta es no, abandona. Cambia de postura.
Sé honesto.
Esa mera compresión ha hecho que este haya sido, creo que con diferencia, el retiro donde más horas efectivas he meditado, y creo también que este es uno de los grandes pensamientos que he tenido en mi vida.
La molestia nos acompaña constantemente cuando hacemos algo diferente o algo demandante, y soportar esa molestia, y lo que es más importante, ser consciente de ella, es revelador.
Le puedes llamar “salir de tu zona de confort” si quieres, pero lo que en realidad está ocurriendo es que estás experimentando unas sensaciones desagradables en el interior. Siempre tratamos de evitar esa sensación y por eso la mayoría de las personas se rinden ante las adversidades, cuando en realidad… sólo tenían que tolerar unas ciertas molestias.
La molestia hay que tolerarla “siempre”. Debe ser parte de nosotros. Así el crecimiento es contínuo.
¿Ducha fría? Molestia.
¿Decirle a una persona lo que piensas? (si sirve para algo) Molestia.
¿No comprarte ese objeto que te está diciendo cómprame? Molestia.
¿No eyacular en el sexo para así preservar tu energía y caminar el sendero del hombre superior? Molestia.
Escribir “eyacular” en una web donde nunca hablo de sexo? Molestia.
Si es intolerable, si realmente no podemos soportar, vale, nos dejamos llevar por esa necesidad. Pero ¿Y sí resulta que sí podemos aguantar un poco más?
En ese “poco más” está nuestro crecimiento.
Ahí está nuestro salto de octavas. Nuestra subida de frecuencia.
Más cositas.
Tristeza
En este retiro he experimentado bastante tristeza. Ya no recuerdo si ha ocurrido en otras veces, pero en esta ha sido así. El síndrome del impostor me ha acompañado casi a cada minuto. El sentirme pequeñito, un fraude.¿Lo bueno del asunto? Empecé a ser ecuánime a ello. ¿Me siento triste? Genial, veamos durante cuánto tiempo me siento triste. Si querer quitarme de encima la sensación. Sin necesidad de hacer afirmaciones que cambien la superficie de mi estado de ánimo.
Observando la raíz del problema. Tristeza es tristeza, y es impermanente.
También, como la otra cara de la moneda, me he amado quizás más que nunca. Me he permitido ser un fraude y no estar jodido con ser un fraude. Me he permitido ser pequeñito y no estar jodido por ser pequeñito.
En algunas meditaciones Metta bhavana he sonreído de verdad. Quiero decir, DE VERDAD. Entendí qué me quiso decir aquel ex-monje de que la verdadera sonrisa surge del corazón, y que hay que quitar mucha capa de mierda para acercarse a la verdadera y auténtica felicidad que produce esa sonrisa. Es increíble. Una sola de esas sonrisas valen más que todas las fake anteriores. Me pregunto cuántas personas han sonreído DE VERDAD a lo largo de la historia.
Curiosamente eso significa que sigo aceptándome. Que sigo creciendo y que comprendo y respeto mis propias emociones. Que el cambio, si ha de ser, puede ser de raíz, genuino.
Estar
En ocasiones me ponía a observar las estrellas. Me quedaba a las 4:30 de la mañana mirando el cielo, simplemente ahí sentado en el banco de madera frente al horizonte, respirando, sin sentirme culpable por no estar meditando. Estando bien. Con pocos pensamientos. Observando el cuerpo y observando la noche.Es increíble cuando sientes que estás donde tienes que estar y que no tienes que pedir perdón o permiso a nadie en la tierra para hacerlo y para sentirte bien por ello.
Esa también es la libertad, o si no lo es se le parece mucho.
Experiencias meditativas
Sentado con las piernas cruzadas, o a veces tumbado en la cama he observado. He descubierto. He sentido.Por lo tanto y como diría Casanova debo considerar que he vivido.
No hay mayor experiencia meditativa que observar, descubrir, y sentir, lo que sea que hagas en la propia vida.
Antes de la iluminación, cortar leña, llevar agua después de la iluminación, cortar leña, llevar agua.
Si tuviera que decirle a alguien ahora la razón para ir a un curso de Vipassana sería esta: empezarás a vivir.
Simple y llanamente.
Cuanto más te esfuerces en un retiro, más vivirás después.
Y no sólo eso; más sintonizarás tu radio con aquella frecuencia que quieras escuchar
Ya lo dijo Rumi y lo repetiré tantas veces como sea necesario para recordármelo: la mayoría de la gente duerme y cuando muere DESPIERTA.
Imasam kho, bhikkave, tissananam vedanam pariññaya satipatthana bhavetabba.
Practicad, meditadores, las cuatro satipatthanas para comprender totalmente estas tres sensaciones.
Y poco más por aquí salvo desearte, de verdad de la buena, que seas feliz.