El cerebro no distingue entre nuestras vidas personales y profesionales.
En general, nuest ras debilidades tienden a seguir siendo las mismas en el hogar y en el trabajo, surgiendo de manera similar a pesar de los diferentes contextos. Por lo tanto, cuando desarrollamos competencias de inteligencia emocional, los beneficios impregnan TODOS los aspectos de nuestras vidas. La autoconciencia emocional es un primer paso crítico para mejorar la IE[1] e iniciar un cambio conductual positivo.
Esta toma de conciencia es un catalizador para comenzar a equilibrar las emociones con más regularidad, para prevenir estallidos y, finalmente, para ser más eficaces y compasivos en su comunicación.
Debemos pensar en la inteligencia emocional de una manera holística. El coaching ejecutivo convencional no siempre es tan transformador como podríamos esperar. El asesoramiento que se dirige a toda la persona, incluidos nuestros objetivos personales y profesionales, los problemas en el hogar y en el trabajo, y nuestros valores y pasiones, es mucho más probable que arroje ideas productivas y cambios duraderos.
Si bien algunas competencias (como la orientación hacia el logro o la conciencia organizacional) pueden ser más exclusivas para el ámbito profesional. Los siguientes cuatro aspectos de la IE son omnipresentes en nuestras vidas en el hogar, en el trabajo y en cualquier otro lugar:
Conciencia de sí mismo
Autogestión
Conciencia social
Gestión de relaciones
Al comprender la inteligencia emocional en términos de nuestras experiencias como personas (cónyuges, padres, amigos), y no solo profesionales, podemos reconocer más fácilmente los patrones en nuestro comportamiento y tomar medidas de mejora que impregnen todas nuestras relaciones.
https://www.linkedin.com/pulse/your-brain-home-work-daniel-goleman/
[1] IE: Inteligencia Emocional