Discapacidad o diversidad funcional, ¿cuál es el término correcto?

En la actualidad existe un gran debate sobre el término adecuado para designar a una persona que padece una “disminución física, sensorial o psíquica que la incapacita total o parcialmente”. A veces, el lenguaje puede resultar peyorativo, de ahí a que no siempre sepamos qué palabra emplear para no resultar ofensivo a la hora de usar el lenguaje.

¿Qué término es el adecuado, discapacidad o diversidad funcional?

Una parte de la sociedad considera que el uso del término discapacidad influye en el pensamiento de forma negativa. Esta expresión hace pensar que una persona no es capaz de realizar labores habituales, por lo cual se discrimina a un amplio colectivo. Es por esto por lo que muchos han comenzado a usar el término diversidad funcional para sustituir a la palabra discapacidad o minusválido.

Diversidad funcional pretende ser la terminología no negativa que reconozca al grupo como a personas con capacidades diferentes entre sí. No obstante, existen algunas entidades como el CERMI, que prefieren la denominación discapacidad.

Según parece, el término diversidad funcional no identifica la realidad del colectivo y del movimiento social. Esto resulta muy confuso y contrario al objetivo principal, que es la inclusión en la sociedad de estas personas.

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Consecuencias de usar el término diversidad funcional

El término diversidad funcional puede resultar muy polémico ya que, al no ser reconocido por la sociedad, es posible que aumente la invisibilidad del grupo y a generar una gran confusión e inseguridad jurídica. Esto, finalmente, provoca una rebaja en la protección del colectivo que sigue siendo necesaria en muchas ocasiones.

Las entidades del sector recogen en sus Estatutos la palabra diversidad funcional, lo cual puede suponer un problema a la hora de acceder a las subvenciones relacionadas con el colectivo, especialmente teniendo en cuenta que las Administraciones Públicas no dominan el concepto de diversidad funcional.

Una de las grandes consecuencias es que las diferentes organizaciones pueden solicitar una subvención para un colectivo al que no representan. Al aparecer en los Estatutos la palabra Diversidad Funcional, la Administración admite la solicitud y concede las subvenciones a grupos que no tienen experiencia en el colectivo concreto.

¿Qué quiere decir todo esto? Pues que si una ONG que representa a un colectivo con discapacidad física opta a una subvención destinada a personas con discapacidad sensorial, pueden obtenerla a pesar de no tener experiencia en ese colectivo concreto. El resultado es que el grupo que realmente necesitaba esa subvención se podrá quedar sin ella.

La competencia entre las entidades del sector aumenta por este motivo con una consecuencia fatal, no atender correctamente a las personas con necesidades concretas que necesitan ayuda específica. De ahí a que se esté planteando la posibilidad de regular el sector para que se respeten a los diferentes colectivos.

Pero diversidad funcional o discapacidad no son los únicos términos que se usan para designar a las personas que sufren esa “disminución física, sensorial o psiquiátrica”. Existen otros muchos para designar dichas características.

¿Discapacitado o persona con discapacidad?

La manera en la que nos expresamos día tras día define la forma en la que vemos y entendemos el mundo. Es por eso por lo que es de vital importancia usar el lenguaje correctamente y expresarnos adecuadamente.

A la hora de hablar de personas con discapacidad es fundamental hablar solo de la discapacidad cuando sea pertinente ya que la persona está en primer lugar, mucho antes que la discapacidad que padece.

En los medios de comunicación escuchamos constantemente algunas expresiones como un ciego o un sordo en casos donde la discapacidad no tiene importancia en el contexto. Esto hace que se refuerce la imagen de la discapacidad y elimina los rasgos individuales de las personas concretas. Solo se le da importancia a la discapacidad.

Es por eso por lo que a la hora de referirse a una persona, lo mejor es llamarla por su nombre y no por su discapacidad. En el caso en el que sí tengamos que referirnos a la discapacidad de una persona, la expresión adecuada según algunas publicaciones es la de persona con discapacidad.

¿Por qué persona con discapacidad es más adecuado que discapacitado?

Se considera más adecuado hablar de persona con discapacidad porque, de este modo, se designa primero al individuo como persona y en segundo lugar a la discapacidad que padece como una característica relevante en el contexto.

Persona con capacidades diferentes, ¿Otro término a emplear?

Al hablar de personas con capacidades diferentes estamos empleando un eufemismo que no es capaz de reconocer la diversidad de las personas. Desde este punto de vista es la discapacidad la que queda definida y la que pone barreras. Este concepto no ha conseguido obtener un reconocimiento entre las organizaciones especializadas.

En definitiva, el mejor término a la hora de referirse a una persona con esas disminuciones físicas o sensoriales, es usar discapacidad a secas.

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