La mayoría de los casos de toxocariasis humana se debe al gusano redondo del perro, Toxocara canis. Los gusanos hembras adultos de T. canis viven en el tubo digestivo de los cachorros y de sus madres lactantes. En las heces de los perros se excreta gran cantidad de huevos que germinan en condiciones de suelo óptimas. Los huevos de Toxocara pueden sobrevivir en condiciones relativamente duras y son resistentes a la congelación y a los extremos de humedad y pH. Los humanos ingieren los huevos germinados a través de la tierra, las manos y otros fómites contaminados. Las larvas son liberadas y penetran en la pared intestinal, por donde viajan por la circulación hasta el hígado, los pulmones y otros tejidos. Los humanos no excretan huevos de T. canis porque las larvas no pueden completar su maduración en gusanos adultos en el intestino.
El gusano redondo del gato, Toxocara cati, es el responsable de muchos menos casos de larva migrans visceral (LMV) que T. canis. La ingesta de larvas infecciosas del ascarido del mapache, Baylisascaris procyonis rara vez produce LMV, pero puede dar lugar a larva migrans neurológica que conlleva meningitis eosinofilica. La ingesta de larvas del ascarido de la zarigueya Lagochilascaris minor produce LMV en raras ocasiones.
A quien afecta este parasito
Las infecciones humanas por T. canis se han descrito en casi todo el mundo, sobre todo en las áreas templadas y tropicales donde los perros son animales domésticos habituales. Los niños pequeños son los que tienen más riesgo por sus hábitos de juego poco higiénicos y su tendencia a meterse los dedos en la boca.
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Otros comportamientos de riesgo son la pica, el contacto con la arena de los cachorros y la institucionalización. En Norteamérica, las prevalencias más altas se dan en el sureste de Estados Unidos y en Puerto Rico, en particular en los niños afroamericanos e hispanos de clases sociales bajas. En estudios serológicos realizados en Estados Unidos se observa que 4,6-7,3% de los niños esta infectado. Si se asume la presencia de una población canina ilimitada y no tratada, la toxocariasis es prevalente en aquellos lugares donde son frecuentes las infecciones por otros geohelmintos como la ascariasis, tricuriasis y otras infecciones por nematodos
Manifestaciones clínicas
Hay 3 síndromes clínicos principales asociados a la toxocariasis humana: LMV, larva migrans ocular (LMO) y toxocariasis encubierta. La presentación clásica de la LMV comprende eosinofilia, fiebre y hepatomegalia y suele producirse en los niños de entre 1 y 2 anos con antecedentes de pica y de exposición a cachorros. Los síntomas incluyen fiebre, tos, sibilancias, bronconeumonia, anemia, hepatomegalia, leucocitosis, eosinofilia y serología positiva para Toxocara.
La LMO tiende a aparecer en niños mayores sin signos ni síntomas de LMV. Los síntomas de presentación pueden ser la perdida de visión unilateral, el dolor ocular, la leucocoria o el estrabismo, que se desarrolla en varias semanas. Los granulomas aparecen en el polo posterior de la retina y pueden confundirse con retinoblastomas. Las pruebas serológicas de Toxocara permiten identificar a los individuos con síntomas encubiertos o menos evidentes de infección. Estos niños pueden presentar síntomas no específicos que no constituyen ningún síndrome reconocible. La exploración física suele mostrar hepatomegalia, dolor abdominal, tos, alteraciones del sueno, retraso del crecimiento y cefalea con títulos elevados de anticuerpos contra Toxocara. Tan solo un 50-75% de los casos presenta eosinofilia. La prevalencia de serología positiva para Toxocara en la población general apoya la idea de que la mayoría de los niños con infección por T. canis están asintomáticos y no desarrollaran después secuelas clínicas evidentes. También se ha descrito una correlación entre la serología positiva para Toxocara y el asma alérgica.
Como se si tengo toxocariasis
Se puede establecer un diagnostico de presunción en un niño pequeño con eosinofilia (>20%), leucocitosis, hepatomegalia, fiebre, sibilancias y antecedentes de geofagia y exposición a cachorros y perros salvajes. Los datos de las pruebas de laboratorio que apoyan el diagnostico son la hipergammaglobulinemia y títulos elevados de isohemaglutininas para los antígenos de los grupos sanguíneos A y B. La mayoría de los pacientes con LMV tiene una cifra absoluta de eosinofilos de >500/μl. La eosinofilia es menos frecuente en los sujetos con LMO. La biopsia confirmar el diagnostico. Cuando no pueden obtenerse biopsias, la prueba serológica estándar que confirma la toxocariasis es el enzimoinmunoanalisis con proteínas excretoras-secretoras obtenidas de larvas de T. canis mantenidas in vitro.
La sensibilidad es >91% y la especificidad >86%. El diagnostico del LMO puede establecerse en pacientes con clínica típica de granuloma retiniano o del polo periférico o en los que tienen endoftalmitis con títulos de anticuerpos elevados. Los títulos de antitoxocara en el humor vítreo y acuoso son por lo general mayores a los obtenidos en plasma. Se debe considerar el diagnostico de toxocariasis encubierta en los individuos con debilidad crónica, dolor abdominal o signos de alergia con eosinofilia y elevación de IgE. En las regiones templadas del mundo, las causas no parasitarias de eosinofilia que hay que considerar en el diagnostico diferencial son las alergias, la hipersensiblidad a fármacos, el linfoma, la vasculitis y el síndrome hipereosinofilo idiopático
Tratamiento
La mayoría de los casos no requiere tratamiento, ya que los signos y síntomas son leves y desaparecen en un periodo de entre semanas y meses. Se han empleado varios fármacos antihelmínticos para tratar los casos sintomáticos, a menudo con corticoides adyuvantes para limitar la respuesta inflamatoria como resultado de la liberación de antígenos por los parásitos moribundos. El albendazol (400 mg dos veces al día v.o. durante 5 días, para todas las edades) se ha demostrado eficaz tanto en niños como en adultos. También es útil el mebendazol (100-200 mg 2 veces al día v.o. durante 5 días, para todas las edades). Aunque no existen ensayos clínicos sobre el tratamiento de la LMO, se ha recomendado un ciclo oral de corticoides, como la prednisona (1 mg/kg/dia v.o. durante 2-4 semanas) para inhibir la respuesta inflamatoria local al inicio del tratamiento con antihelmínticos.
Prevención
La transmisión puede reducirse con medidas de salud pública que prevengan la contaminación del medio ambiente con heces caninas, por ejemplo, mantener a los perros atados e impedir que frecuenten las zonas de recreo de los niños. Se debe evitar que los niños se metan los dedos en la boca o que coman sin lavarse las manos. El recubrimiento con vinilo de las zonas de recreo de arena reduce la viabilidad de los huevos de T. canis. El uso veterinario muy extendido de antihelmínticos de amplio espectro eficaces contra Toxocara puede reducir la transmisión del parasito a los humanos.
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