Síndromes geriátricos más frecuentes y su tratamiento

Los síndromes geriátricos es el término utilizado para referirise a la aparición de un síntoma que se presenta con frecuencia en los adultos mayores, muchos de ellos no se deben a solo una causa y tienen un origen multifactorial; es importante el estudio de dichos síndromes en vista de que disminuyen la calidad de vida del anciano.

Los adultos mayores son una población muy susceptible debido al deterioro tanto físico como psíquico que van sufriendo de forma progresiva, lo que los predispone a padecer cada vez más de síndromes geriátricos que son perjudiciales para ellos, algunos ocasionan tanta discapacidad que los adultos mayores ya no pueden valerse por sí mismos y eso les suele ocasionar una gran frustración.

Síndromes geriátricos


No solo hablando de las múltiples patologías orgánicas que se incluyen dentro del grupo de síndromes geriátricos, sino también de las alteraciones emocionales que estos ancianos presentan en vista de la pérdida de su autonomía, de tener una relación de dependencia con sus familiares, entre otros aspectos que van a repercutir directamente sobre su salud.

Síndromes geriátricos más comunes:



Demencia senil y delirio.

Caídas.

Incontinencia urinaria.

Úlceras por presión.

A continuación, se describirán los síndromes geriátricos que se presentan con más frecuencia en la práctica clínica.

1.- Demencia senil y delirio:

La demencia senil es uno de los síndromes geriátricos que se presentan con elevada frecuencia en la actualidad, cada vez hay una mayor cantidad de estos casos, los cuales se refieren a un estado de deterioro progresivo de la funciones cognitivas y funcionales del anciano; lo que implica que este cuadro tiene una evolución crónica, mientras que el delirio también ocasiona déficits cognitivos pero de forma aguda.

 El delirio suele ser la manifestación de una enfermedad que tiene el adulto mayor la cual no ha sido detectada, por lo que al identificar la causa e instaurar un tratamiento precoz, se puede impedir el avance de este trastorno, con el fin de conservar e incluso recuperar las funciones psíquicas normales del anciano.

Manifestaciones clínicas:

Ambos cuadros, tanto el delirio como la demencia senil tienen prácticamente las mismas manifestaciones cínicas:



Desorientación, la cual es tanto halopsíquica (en tiempo y espacio) como autopsíquica (de sí mismo).

Labilidad emocional, esto se refiere a alteraciones en el estado de ánimo, ya sea llanto constante, risas sarcásticas, entre otras.

Deficiencias de la memoria, esto más que todo sucede con la memoria a corto plazo.

Paranoia, entre las que destacan las ideas de persecución, de que las personas a su alrededor quieren lastimarlo o robarle algún objeto.

Alucinaciones.

Inversión del ciclo sueño-vigilia.

Tratamiento:

Los objetivos de un médico al atender a un paciente con demencia senil son:



Mantener una calidad óptima de vida.

Aprovechar al máximo las funciones cognitivas y funcionales que aún no se han deteriorado.

Identificar y tratar causas reversibles del deterioro (alteraciones electrolíticas, hipovitaminosis, infecciones, tiroidopatías, abuso de estimulantes o medicamentos y enfermedades psiquiátricas).

El tratamiento debe estar orientado a varios aspectos, además de evaluar las condiciones que presenta el paciente y aplicar la terapéutica más adecuada, por lo que cada caso es individualizado; entre algunas de las medidas terapéuticas están:



Supervisión del paciente: Los pacientes con demencia senil suelen adoptar conductas que son peligrosas tanto para ellos como para las personas que habitan en su mismo hogar, es por este motivo que se necesita de alguien que lo tenga vigilado de manera constante.

Apoyo del paciente: A medida que va avanzando la enfermedad, estos pacientes van necesitando un apoyo mayor, el cual debería estar brindado por cuidadores formales (que se encargan de la asistencia de forma remunerada, en este grupo están enfermeras, centros diurnos de cuidados, auxiliares de higiene, entre otros) y auxiliadores informales (grupo de personas que se encargan de la atención del adulto mayor pero de forma no remunerada, en este grupo están los familiares, amigos y vecinos) que deben funcionar en conjunto con el objetivo de ayudar a que el paciente se incluya dentro de la comunidad de forma segura.

Comportamiento agresivo: A pesar de que la agresividad es una manifestación de estos síndromes geriátricos, debe descartarse que no sea producto de una patología como infecciones, efectos adversos a fármacos o síndrome de dolor; pero en aquellos casos en los cuales el enfermo o su cuidador pueden resultar heridos y a pesar de terapias de reorientación y entornos tranquilos y conocidos no responde adecuadamente, entonces es necesario recurrir al uso de psicotrópicos en dosis pequeñas.

Fármacos: Algunas veces será preciso el uso de fármacos, como el caso de los antidepresivos si el paciente manifiesta síntomas y signos de depresión; olanzapina en aquellos casos en los que presente delirios o alucinaciones que generan perturbación.

Cuidadores: Este es un punto muy importante en el tratamiento de adultos mayores con demencia senil, ya que frecuentemente el cuidador primario es un hijo o la pareja del enfermo, lo que suele ocasionar en dicha persona ciertos grados variables de ansiedad y depresión, requiriendo apoyo por parte del médico de cabecera del paciente. Por este motivo, hay centros de cuidados diurnos que funcionan como un apoyo para los cuidadores al aligerar la carga, además de que también brindan información que resulta útil para el cuidado del paciente, lo que puede resultar en un mejor tratamiento brindado por parte del cuidador.

2.- Caídas:

Estos son otros síndromes geriátricos muy frecuentes, pero en este grupo no entran aquellas que son producto de convulsiones, enfermedad cerebro-vascular ni síncope, sólo las que son accidentales o provocadas. La caídas siempre son importantes y ocasionan un gran número de lesiones, pero en la adultez mayor dichas lesiones son más peligrosas y delicadas; entre uno de los factores de riesgo que influye en caídas accidentales en esta población es vivir solos.

Caídas en ancianos


Las caídas se asocian con un gran índice de morbimortalidad, en vista de que la mayoría de ellas producen pérdida disminución de la movilidad y en otras ocasiones fracturas, principalmente de cadera. Algunas de las condiciones propias de la senectud que predisponen a las caídas son:



Disminución de la propiocepción.

Mayor balanceo postural.

Deterioro de la sensibilidad de los barorreflejos (que ocasiona hipotensión ortostática).

Principales factores de riesgo:



Caídas anteriores.

Uso de medicamentos como benzodiacepinas, nurolépticos, antidepresivos y anticonvulsivantes.

Agudeza visual menor de 20/60 o cataratas.

Disminución de funciones cognitivas.

Menor potencia muscular.

Arritmias.

Intervención:



Al evaluar a un anciano que sufrió una caída, resulta importante preguntar las circunstancias en las cuales ocurrió y sobre todo si antes o después de ella presentó algún síntoma, además de las medicinas que se encuentra recibiendo.

Se debe realizar un examen físico que incluya la medición de los signos vitales posturales, evaluación de la visión, de la marcha y del sistema locomotor.

Es importante preguntar por las condiciones del hogar del anciano, con el fin de identificar factores de riesgo que propicien caídas como alfombras laxas, lugares poco iluminados, escalones, entre otras.

3.- Incontinencia urinaria:

Este es un problema grave en ancianos, el cual se presenta en aproximadamente la mitad de ellos, sin diferenciar en el sexo. Estos síndromes geriátricos tienen una gran repercusión en el bienestar del adulto mayor, representada por sentimientos de vergüenza, depresión y aislamiento social.

Factores de riesgo:

En muchas ocasiones, la incontinencia urinaria suele estar ocasionada por la combinación de varios de los factores de riesgo que serán mencionados:



Demencia senil.

Deficiencias funcionales.

Antecedentes de intervenciones quirúrgicas ginecológicas.

Estreñimiento.

Tabaquismo.

Trastorno de la afectividad.

Obesidad.

Patologías (insuficiencia cardíaca, neumopatía obstructiva crónica).

Tipos:

El rebasamiento de orina se puede producir en cualquiera de las siguientes cuatro formas:



Incontinencia de esfuerzo: Se produce por una alteración de los esfínteres uretrales para mantener la orina cuando la vejiga se va llenando, este tipo se presenta con baja frecuencia en el sexo masculino. Entre las manifestaciones clínicas se incluyen la expulsión de pequeñas cantidades de orina durante actividades que aumenta la presión intraabdominal (tos, risa, levantar objetos pesados). El diagnóstico se establece con facilidad en el consultorio al pedirle al paciente que se coloque de pie con la vejiga llena y tosa, si se expulsa una pequeña cantidad de orina, entonces efectivamente hay incontinencia de esfuerzo. El tratamiento eficaz es la intervención quirúrgica.

Incontinencia de urgencia: Provocada por una hiperactividad del detrusor la cual puede estar ocasionada por lesiones del sistema nervioso central como un ECV o por irritación de la vejiga (cálculos, infección o tumores), está caracterizada por contracciones no inhibidas de la vejiga y es la forma más común de presentación en los ancianos. El adulto mayor describe una sensación de no poder aguantar las ganas de orinar y se puede acompañar de polaquiuria, incontinencia nocturna y expulsión de más de 100 mL de orina. El diagnóstico se establece mediante los síntomas referidos por el paciente y al hacer a prueba de esfuerzo, no hay expulsión de orina. El tratamiento es conductual, es decir, se debe intentar la rehabilitación vesical haciendo que en primer lugar la persona retenga las ganas de orinar y lo haga solo cada dos horas y poco a poco, que cada vez retrase el momento en el cual acude al inodoro, llegando así a orinar cada 4 horas; esto puede ir complementado con anticolinérgicos (tolterodina especialmente).

Incontinencia mixta: En este tipo hay manifestaciones clínicas tanto de incontinencia de esfuerzo como incontinencia de urgencia, para poder establecer el diagnóstico solo deben realizarse tres preguntas y son: ¿hubo expulsión de orina en los últimos 90 días?, ¿cuáles son las manifestaciones clínicas predominantes? y ¿cuál es el tipo de incontinencia que ha presentado en esos últimos 90 días?.

Incontinencia por rebosamiento: Esta se produce debido a la obstrucción del cuello de la vejiga o por atonía de la misma, es frecuente en los hombres y rara en las mujeres. Cuando se presenta en mujeres, suele deberse a un cistocele, mientras que las causas en los hombres incluyen hipertrofia prostática, cáncer de próstata y estenosis uretral. Las manifestaciones clínicas son urgencia incesante por orinar, goteo después de la micción o necesidad de pujar para expulsar la orina y en el examen físico puede palparse distensión de la vejiga. Con la utilización de métodos urodinámicos se puede diferenciar entre este tipo de incontinencia y la de urgencia. El tratamiento, si la causa es una obstrucción es eliminarla de forma quirúrgica, en casos de hipertrofia prostática benigna está indicado el uso de bloquadores adrenérgicos alfa.

Si quieres saber acerca de la hipertrofia prostática, lee: Inflamación de la próstata. 

Evaluación:

El médico debe interrogar a todo anciano por la existencia de estos síndromes geriátricos, siendo esencial diferenciar entre una reversible y una transitoria, estos son los problemas reversibles que se asocian con la incontinencia urinaria:



Delirio.

Restricción de la movilidad: Por enfermedades, por sujeción, por lesiones o trastornos de la locomoción.

Infecciones de las vías urinarias.

Inflamación: Como en el caso de vaginitis.

Impactación de heces.

Poliuria: Por diabetes, por sobrecarga de volúmenes.

Fármacos: Diuréticos, agonistas o antagonistas alfa adrenérgicos, anticolinérgicos.

4.- Úlceras por presión:

Estas se producen en aquellos ancianos que tienen poca movilidad, aparece por la necrosis de los tejidos producto de la presión sobre la piel de alguna prominencia ósea. A pesar de que pueden presentarse en cualquier parte del cuerpo, la mayoría de las veces se localizan en talones, maléolo externo, sacro, isquion y trocánter mayor.

Úlceras por presión en pacientes geriátricos


Esta es una de las causas principales de mortalidad en los adultos mayores, principalmente debido a las complicaciones que produce como lo son la osteomelitis y la sepsis.

Si te interesa saber más, puedes leer: Sepsis. 

Factores de riesgo:



Alteraciones de la sensibilidad o reacción a molestias: Depresión, fármacos que reducen el nivel de alerta, lesión del sistema nervioso central, enfermedades cerebrovasculares y enfermedades degenerativas del sistema nervioso central.

Alteraciones de la movilidad: Dolor, fracturas, lesión del sistema nervioso, elementos de sujeción física.

Cambios importantes en el peso: Por desnutrición proteinicocalórica o por edema.

Incontinencia: Ya sea fecal o urinaria.

Evaluación:

Luego de que se ha identificado la úlcera, uno de los puntos que debe aclararse es su origen:



Causadas por presión: Se encuentran ubicadas en sitios de apoyo.

De origen diabético: También pueden ser ocasionadas por presión en aquellas extremidades que tengan deterioro producto de neuropatías y vasculopatías.

Por isquemia arterial: Estas aparecen en lugares en donde hay un menor flujo sanguíneo.

Estadificación:

Al identificarse que la úlcera es ocasionada por presión entonces debe estadificarse según el siguiente sistema:



Etapa 1: Eritema que no palidece en una piel intacta o dislocación, edema, induración y calor alrededor de una prominencia ósea en individuos con piel oscura; esta es la lesión que anticipa la aparición de una úlcera en la piel.

Etapa 2: Pérdida de espesor parcial de la piel que abarca epidermis, dermis o ambas capas. La úlcera es superficial y aparece únicamente en forma de abrasión, vesícula o un cráter superficial.

Etapa 3: Pérdida de todas las capas de la piel, en que hay lesión del tejido subcutáneo o necrosis del mismo que va más profundamente pero no llega a la aponeurosis. El aspecto clínico de la úlcera es de un cráter profundo con tejido vecino despegado o sin él.

Etapa 4: Pérdida de todas las capas de la piel con destrucción extensa, necrosis o lesión hística de músculos, huesos y estructuras de apoyo. A veces pueden acompañarse de despegamiento de la piel y trayectos fistulosos.

Tratamiento:

En el tratamiento de las úlceras por presión, es necesario cumplir  con tres pasos fundamentales:



Desbridamiento: Este puede realizarse por medios quirúrgicos o químicos y esencialmente consiste en remover el tejido necrótico para permitir la proliferación de tejido de granulación nuevo.

Limpieza: Con esta, pueden disminuirse el número de bacterias, debe usarse solución fisiológica, la cual protege el tejido de granulación nuevo.

Colocación de apósitos: Hay muchas opciones en el mercado con respecto a los apósitos, por lo que la elección de uno de ellos debe estar basada en el estadio de la úlcera, si presenta infección o no, si presenta exudado o no y si se necesita de desbridamiento intermitente.

Como se describieron, esos son los síndromes geriátricos más comunes, pero no quiere decir que los adultos mayores estén exentos de presentar otras patologías que de afectarlos puede ocasionarles la muerte, como son las enfermedades cerebrovasculares, los infartos de miocardio, las neoplasias, entre otras.

Puedes saber más acerca del infarto de miocardio leyendo: Síndromes coronarios. 

Los síndromes geriátricos pueden prevenirse, intentando que el anciano tenga una vida sana, esto puede lograrse manteniendo una buena nutrición, evitando el deterioro funcional y previniendo la incidencia de accidentes, garantizando así una calidad de vida adecuada para esta población.

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