Para empezar, decirte que lo más importante a la hora de hacer la compra es fijarse en el valor nutricional descrito en el etiquetado, la composición y los ingredientes y no, como muchas veces hacemos, en el envase. En él puedes encontrar una publicidad opaca que muchas veces no sabes cómo interpretar. Pero no te preocupes, aquí van unas claves muy útiles:
Productos light que engordan
Cuando lees en una etiqueta 'light' muchas veces tiendes a pensar que ese producto no engorda o engorda menos. Pero ¿qué significa realmente esta palabra?
Bien, cuando vemos un producto etiquetado como 'light' lo que quiere decir es que tiene un 30% menos de Kcalorías que sus homólogos, lo que no significa que tenga menos calorías, simplemente tiene menos que sus iguales, por lo tanto no te asegura no engordar.
Rompemos así con la creencia de que todo lo light no engorda. Quizás engorde, pero menos. Además, si se ingiere en grandes cantidades, a veces, eleva el riesgo de ganar peso.
En el caso de refrescos y yogures, por ejemplo, para que sean lights se sustituye el azúcar por edulcorantes que, además de no ayudar nada a bajar de peso, tienen efectos perjudiciales para la salud, como la diabetes o el aumento de la tensión arterial.
'Bajo en grasas' o 'sin azúcares añadidos'
Este es otro recurso que la industria alimenticia también suele utilizar bastante para convencernos de que consumir sus productos es bueno y, además, adelgaza. Pero este etiquetado no nos garantiza un bajo aporte calórico porque muchos productos a los que se les reducen las grasas, se les incrementan los azúcares y viceversa.
Cuando un producto es bajo en azúcares hace referencia a que contiene menos de 5 gramos de azúcar por cada 100 gramos y, por lo tanto, aunque en pequeñas cantidades, sigue conteniendo azúcar.
De igual manera, cuando un producto tiene la etiqueta de sin azúcares añadidos, no significa que no tenga azúcar, sino que simplemente, durante su proceso de elaboración, no se le han añadido azúcares extra, pero obviamente, puede llevarlos naturalmente.
Por su parte, cuando un producto está catalogado como bajo en grasas quiere decir que contiene menos de 3 gramos por cada 100 de producto. Si tiene menos de 0,5 gramos en la misma proporción, se podrá considerar libre de grasas.
Es importante decir, que en ambos casos debemos fijarnos no solo en la cantidad total de grasas, sino en la calidad de estas para poder decir si es saludable o no. Por ejemplo, el aceite de oliva virgen extra no es bajo en grasa, pero tiene multitud de beneficios cardiovasculares.
Productos que destacan cualidades para ocultar deficiencias
Esto también se suele utilizar muchas veces en la publicidad de los alimentos. La estrategia consiste en destacar una cualidad que los consumidores consideran positiva, como por ejemplo una suplementación en vitaminas o minerales, para tapar otras que no lo son tanto, como el aceite de palma, azúcares, colorantes, conservantes, etc.
Un ejemplo claro lo vemos en la bollería industrial, que muchas veces se anuncian como fuente principal de vitaminas y minerales, y ocultan ingredientes que no son muy beneficiosos como el azúcar. También ocurre con los zumos multivitamínicos que anuncian como fuentes importantes de vitaminas, pero suelen contener grandes cantidades de azúcar.
Falsos integrales
Otra etiqueta que puede que también veas cuando vas al supermercado es la de 'integral'. Pero ¿cuándo podemos considerar un producto como tal? Según la legislación española, para que un producto se pueda anunciar como 'fuente de fibra' ha de aportar como mínimo 3 gramos de esta y si contiene más de 6 gramos, se considera 'alto contenido en fibra'.
Para asegurarnos de que un producto es integral, su principal ingrediente ha de ser la harina o sémola de grano entero o integral. En cualquier otro caso no esteremos frente a un alimento integral, sino que simplemente tendrá un alto contenido en fibra o será una fuente.
Productos "naturales" y de elaboración casera. ¿Qué hay de cierto?
Son etiquetados que se suelen utilizar en caldos, conservas y gazpachos, ya que se suele pensar que los productos elaborados en casa son más saludables que los industrializados. Pero para que un producto pueda ser considerado 'casero' se debe demostrar que se ha producido de manera artesanal. Esto se puede ver en la lista de ingredientes, en los procesos de elaboración y debe ser libre en aditivos o estar muy limitados.
Por su parte, un producto 'natural' es aquel que no se ha sometido a ningún proceso que pueda modificar sus características físico- químicas reconocidas y autorizadas.
Sin embargo, y frente a la creencia de muchos, los productos naturales no siempre son más sanos que los industriales, ya que puede haber errores a la hora de producirlos artesanalmente. Por lo tanto, lo importante es valorar el producto en su totalidad prestando mucha atención a sus ingredientes.
Productos que destacan el aceite de oliva, pero abundan en otras grasas vegetales
En muchas ocasiones, en la lista de ingredientes puedes encontrar términos como 'aceites o grasas vegetales' que te hacen pensar que eso es bueno para la salud, aunque no siempre es así. Por ello, es muy importante que conozcas bien qué aceites o grasas se han empleado.
En general, debes evitar los productos en cuyo etiquetado no se especifique qué tipo de grasa o aceite lleva, apareciendo solo el término 'grasas vegetales' porque probablemente sean poco saludables.
Frescos contra enlatados
A la hora de elegir entre estos productos, siempre deberían ganar los frescos, ya que tienen mejor calidad nutricional y sabor. Aunque tampoco debes descartar los enlatados, ya que si se eligen bien, pueden ser muy saludables. A la hora de escogerlos, debes fijarte en: los nutrientes, la sal y las fuentes de grasas. Debes optar por las que incluyan aceite de oliva y rechazar las que utilicen expresiones como “grasas o aceites vegetales”.
También, ten en cuenta que una vez hayas abierto la lata, el contenido debes guardarlo en un envase de cristal. Evita, así mismo, comprar latas abolladas o con golpes y, bajo ningún concepto, consumas latas hinchadas.
Productos para un 'consumo ocasional'
Existen, además, ciertos productos hipercalóricos que aparecen en la parte superior de la pirámide nutricional y que se consideran una buena opción de 'consumo ocasional'. Sin embargo, no debes dejarte engañar por este etiquetado, ya que, en una dieta saludable, no es ideal consumirlos ni siquiera con moderación, y mucho menos ingerirlos regularmente, pues pueden provocar consecuencias negativas a largo plazo para tu salud.
Para acabar este post, queremos darte una serie de consejos para que sepas bien en qué fijarte a la hora de comprar:
1. Como hemos dicho al principio, lo importante no es fijarse en el envase, sino en el etiquetado que por obligación los alimentos preenvasados llevan.
2. Fíjate en el nombre del alimento, los aditivos alimentarios, la cantidad de agua añadida y, por supuesto, en los ingredientes, siempre indicados de mayor a menor peso.
3. Otro elemento al que debes prestar también mucha atención es al contenido neto y peso escurrido. Esto está indicado en el volumen o peso.
4. También son muy importantes el nombre y dirección del fabricante, distribuidor, envasados, exportador, importador o vendedor.
5. Tampoco podemos olvidarnos del país de origen del producto, ni del grabado o marca que permita identificar la fábrica que lo produce.
6- Por último, no podemos pasar por alto la fecha de caducidad y las instrucciones tanto para la conservación como para el uso, es decir, el modo de empleo para consumir correctamente el alimento.
Esperamos que estos consejos te sean útiles y recuerda, la próxima vez que acudas al supermercado fíjate más en el etiquetado y menos en el envase.
Fuente: IMEO