En el siguiente post queremos informaros sobre este trastorno para que sepáis a quién afecta y cómo; y cuáles son los factores de riesgo.
Lo primero de todo, decir que es una dolencia que afecta a ambos sexos. De hecho, ⅓ de las mujeres mayores de 50 años sufre algún tipo de pérdida, y que implica a ¼ de hombres mayores de 40. Sin embargo, la repercusión social y emocional es más significativa en los varones.
Las causas que lo originan son completamente diferentes. En el caso de las féminas, se origina por un debilitamiento del suelo pélvico, consecuencia de los embarazos, partos y menopausia; aunque también lo puede ocasionar el estreñimiento crónico o la obesidad. Por su parte, la IU en los hombres es consecuencia de la edad, del aumento del tamaño de la próstata, del cáncer prostático o de trastornos neurológicos como el Alzheimer. Por lo tanto, el tipo de pérdida no es la misma. En las mujeres se trata de una incontinencia de esfuerzo y en los hombres de urgencia, conocida como “vejiga hiperactiva”
Pese a que los orígenes no son los mismos, la solución sí: tonificar y rehabilitar la musculatura pélvica. Además, los varones deben aumentar el control sobre el esfínter. Para ello, en Centradaenti.es de TENA se pueden consultar ejercicios para que hombres y mujeres fortalezcan el suelo pélvico.
Aunque se trata de una dolencia bastante común, no se suele acudir al médico. La mitad de la población que lo sufre no busca ayuda médica y quienes sí lo hacen, suelen tardar bastante tiempo, en torno a un año, para consultar con un profesional.
Quizás este abandono pueda deberse al pudor que provoca hablar de ello. De hecho, un 27% de las mujeres no lo trata por vergüenza. Aún así, la verdad es que la IU limita bastante la vida social de quien la padece y ocasiona un importante impacto emocional.
Como consecuencia de este achaque, el 40% de las mujeres reducen su número de actividades sociales por miedo a pérdidas de orina y el 37% necesita tener un baño cerca. Además, la incontinencia urinaria provoca a las mujeres inseguridad, pérdida de autoestima, depresión y aislamiento.
Por su parte, el 50% de los hombres descansa peor, ya que tiene que levantarse por la noche. Asimismo, la IU afecta de forma negativa a su vida sexual y entorpece su trabajo. Los efectos que padecen son similares a los de la mujer: inseguridad y depresión.
Para combatir esta incontinencia ambos sexos recurren a compresas femeninas y protege- slips, aunque en el caso de los hombres solo es una pequeña parte la que utiliza estos absorbentes. La mayoría tiende a llevar costumbres erróneas como ingerir menos líquidos para evitar las pérdidas, práctica que produce el efecto contrario. Ambos desconocen que existen soluciones que mejorar o retrasan la IU como los ejercicios de fisioterapia.
Si padeces incontinencia urinaria no dudes en acudir a un especialista, ellos tienen la solución