Y es que muchas, muchísimas, veces mantenemos el enfoque en lo que nos falta, en lo que no va bien, en lo que nos molesta o nos duele. Sin embargo tenemos infinidad de motivos para estar contentos. si simplemente somos capaces de mantener nuestra atención en estas cosas seremos mucho más felices. Fácil ¿no?
En el ejercicio hemos estado los primeros cinco minutos en silencio. Los siguientes quince, en tres turnos de cinco cada uno, uno de nosotros contaba cosas que nos hacían estar contentos mientras las otras dos personas simplemente escuchaban. Los últimos 5 minutos, de charla libre mientras volvíamos a la oficina.
Una buena experiencia que nos sirve para recordar que estar contento o no depende de nosotros.