La leptospirosis se debe a espiroquetas del género Leptospira y es la zoonosis más difundida en el mundo. Las leptospiras son bacterias aerobias, con 6-20 ìm de longitud y 0,1 ìm de ancho, y un gancho terminal en uno o en ambos extremos. También conocidad como enfermedad de Weil que afecta a humanos a un rango de animales incluyendo reptiles, mamíferos, aves, anfibios, se manifiesta en épocas de lluvia asi como inundaciones de amplia distribución mundial
¿A quien afecta?
La leptospirosis es una zoonosis de distribución mundial y la mayoría de los casos humanos se produce en países subdesarrollados tropicales y subtropicales. Las leptospiras infectan a muchas especies de animales domésticos y salvajes, entre ellos los animales de compañía, el ganado, aves, peces y reptiles. La rata constituye la principal fuente de infección humana. Entre los demás reservorios animales importantes se incluyen perros, gatos, vacas y diversas especies salvajes.
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Los grupos laborales con una incidencia alta de leptospirosis comprenden trabajadores agrícolas, personas expuestas a inundaciones por razón de su trabajo, veterinarios, empleados de mataderos, inspectores de carnes, controladores de roedores, operarios de laboratorio y empleados en otras ocupaciones que requieren contacto con animales.
El principal reservorio animal es el perro y el contacto con espiroquetas se suele correlacionar con actividades recreativas que conllevan el contacto con tierra o agua contaminadas durante los meses de verano. Se ha descrito transmisión por medio de agua contaminada, mordeduras de animales y, rara vez, directamente de persona a persona.
Vías de trasmisión
La puerta de entradas habituales son: piel erosionada
Mucosas expuestas (Conjuntiva, nasal y oral)
Aparece en cualquier edad
Puede ser una enfermedad de profesional como trabajadores de cloacas, granjeros)
También es comúnmente trasmitida cuando el agua ha sido contaminada por restos de orina animal
Las leptospiras entran en el huésped humano a través de abrasiones y cortes de la piel o por las mucosas.
Después de la penetración circulan en el torrente sanguíneo y se diseminan por todos los órganos del cuerpo. La lesión primaria causada por las leptospiras es el daño del revestimiento endotelial de los vasos sanguíneos pequeños, con la consiguiente alteración isquémica del hígado, los riñones, las meninges y los músculos.
Manifestaciones clínicas
El espectro de síntomas de la leptospirosis humana oscila desde la infección asintomática hasta un síndrome grave de disfunción multiorgánica que conlleva una mortalidad elevada. La presentación clínica es bifásica. Después de un período de incubación de 7-12 días comienza la fase septicémica inicial, durante la que es posible aislar leptospiras en la sangre, el líquido cefalorraquídeo (LCR) y otros tejidos.
Esta fase, denominada también leptospirúrica, se caracteriza por la aparición de anticuerpos circulantes, desaparición de los microorganismos en la sangre y el LCR, y desarrollo de síntomas y signos adicionales relacionados con la localización de las leptospiras en los tejidos. A pesar de la presencia de anticuerpos circulantes, las leptospiras pueden persistir en el riñón, la orina y el humor acuoso. La fase inmunitaria puede durar varias semanas
La mayoría de los casos de leptospirosis humana son subclínicos o muy leves, y la infección inaparente es habitual en los grupos laborales de alto riesgo, como los labradores y sus familiares. La infección sintomática se puede presentar como una enfermedad febril aguda con síntomas y signos inespecíficos (70%), como meningitis aséptica (20%) o como disfunción hepatorrenal (10%). El comienzo suele ser súbito y la enfermedad tiende a seguir un curso.
Leptospirosis anicterica
El comienzo se asocia fiebre, escalofríos, letargo, cefalea intensa, malestar general, vómitos y mialgias marcadas, con frecuencia incapacitantes. Algunos pacientes presentan bradicardia e hipotensión, pero el colapso circulatorio es poco frecuente. Otros signos físicos incluyen hipersensibilidad muscular extrema, más prominente en las extremidades inferiores, columna lumbosacra y abdomen. También pueden existir sufusiones conjuntivales con fotofobia y dolor orbitario (en ausencia de quemosis y exudado purulento), adenopatías generalizadas y hepatoesplenomegalia.
En el 10% de los casos aparece un exantema transitorio, de una duración <24 horas, compuesto habitualmente por maculopápulas eritematosas en el tronco, pero que también puede ser urticarial, petequial, purpúrico o con descamación. Las manifestaciones menos frecuentes comprenden faringitis, neumonitis, artritis, carditis, colecistitis y orquitis.
La 2.ª fase, o fase inmunitaria, puede seguir a un breve interludio asintomático, y se caracteriza por reaparición de la fiebre y meningitis. A pesar de los perfiles anormales del LCR en el 80% de los niños afectados, sólo el 50% presenta manifestaciones meníngeas. Las anomalías del LCR comprenden aumento modesto de la presión, pleocitosis con leucocitos polimorfonucleares al inicio, seguidos por predominio mononuclear y que rara vez supera las 500 células/mm3, concentración de proteínas normal o ligeramente elevada y cifras normales de glucosa.
La encefalitis, las neuropatías craneales y periféricas, el edema de papila y las parálisis son poco habituales. Durante esta fase es posible la aparición de uveítis, que puede ser unilateral o bilateral, en general tiene carácter autolimitado y rara vez conduce a trastorno visual permanente. Los síntomas atribuibles al sistema nervioso central se resuelven de forma espontánea al cabo de alrededor de 1 semana y la mortalidad es casi nula.
Leptospirosis ictérica
Esta forma grave de leptospirosis ocurre en <10% de los casos y es menos frecuente en niños, mientras que lo es más después de los 30 años de edad. Las manifestaciones iniciales son similares a las descritas para la leptospirosis anictérica, a excepción de la fase inmunitaria que se caracteriza por datos clínicos y analíticos de disfunción hepática y renal. En los casos fulminantes se producen también fenómenos hemorrágicos y colapso cardiovascular.
Las anomalías hepáticas comprenden dolor en hipocondrio derecho, hepatomegalia, hipercolemia directa e indirecta y elevación modesta de las concentraciones séricas de las enzimas hepáticas. La ictericia no es el resultado de la necrosis hepatocelular y la función hepática se suele normalizar después de la recuperación.
Las manifestaciones renales son frecuentes; todos los pacientes presentan resultados anómalos en el análisis de orina (hematuria, proteinuria y cilindruria) y la azoemia es habitual, muchas veces asociada con oliguria o anuria. En el 16-40% de los casos se produce insuficiencia renal aguda, querepresenta la principal causa de muerte. En el 90% de los pacientes existen anomalías electrocardiográficas, pero la insuficiencia cardíaca congestiva es infrecuente.
Las manifestaciones hemorrágicas resultan raras, pero cuando existen pueden incluir epistaxis, hemoptisis y hemorragias gastrointestinal y suprarrenal.
En >50% de los casos se produce trombocitopenia, con carácter transitorio, y no se debe a coagulación intravascular diseminada. La tasa de mortalidad es del 5-15%.
Como se que tengo leptospirosis
La leptospirosis se debe considerar en el diagnóstico diferencial de cualquier enfermedad febril aguda con antecedentes de contacto directo con animales o con tierra o agua contaminada con orina de animales y, sobre todo si el comienzo es brusco, con escalofríos, fiebre, mialgias intensas, sufusión conjuntival, cefalea, náuseas y vómitos.
La mayoría de las veces se diagnostica mediante pruebas serológicas y con menos frecuencia al aislar los microorganismos en muestras clínicas. Las pruebas serológicas para Leptospira incluyen pruebas específicas para el género y específicas para el serogrupo. La técnica de referencia es la prueba de aglutinación microscópica, un método específico de serogrupo que utiliza suspensiones de antígenos de serovariedades de leptospiras vivas.
Tratamiento
A pesar de la sensibilidad in vitro de Leptospira a la penicilina y la tetraciclina, y de la eficacia de esos antibióticos para tratar la infección experimental, su efectividad en la leptospirosis humana sigue siendo controvertida. Al parecer, la iniciación del tratamiento antes del séptimo día de enfermedad suele abreviar el curso clínico y disminuir la gravedad de la infección; por tanto, se debe instituir el tratamiento con penicilina o tetraciclina (en niños mayores de 9 años) tan pronto como se sospeche el diagnóstico.
Prevención
La prevención de la leptospirosis humana se ve facilitada por las medidas de control de roedores y evitando el contacto con agua y tierra contaminadas. Se ha recomendado la inmunización del ganado y los animales de compañía como medio para eliminar los reservorios animales. Las personas con riesgo de exposición laboral deben utilizar vestimentas protectoras. Se ha realizado prevención de la leptospirosis mediante la administración profiláctica de doxiciclina (200 mg v.o. una vez a la semana). Esa pauta también puede ser eficaz para los viajeros que permanecen en una zona con endemia intensa durante períodos de tiempo limitados.
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