La medicina plástica, estética y reparadora es una especialidad que causa cada vez más interés entre los ciudadanos, tanto hombres como mujeres, pues estos han comprendido que tras ella hay mucho más que un simple deseo de mejora estética.
De hecho, muchas de las intervenciones que se enmarcan dentro de esta especialidad médica no tienen como objetivo, o al menos como objetivo prioritario, mejorar el aspecto estético, sino incidir en problemas de salud física y mental.
Las intervenciones para reparar problemas en la piel por accidentes o traumatismos son frecuentes, así como el deseo de conseguir una imagen que genere más autoconfianza, porque lo que hay tras esto es vivir con complejos, prejuicios y debilidad mental.
Tratamientos quirúrgicos frente a opciones menos invasivas
En toda esta dinámica de la medicina estética y reparadora nos encontramos ante dos tipos de intervenciones generales: las quirúrgicas y las que no obligan a pasar por el quirófano. Existen multitud de tratamientos que permiten modificar, suavizar o cambiar el aspecto de una persona sin tener que pasar por el quirófano.
Por norma general, los tratamientos no quirúrgicos son menos invasivos que los que obligan a visitar un quirófano, y su resultado puede ser igualmente efectivo en muchos casos. La inyección de ácido hialurónico, por ejemplo, es una de las técnicas más demandadas de este tipo y forma parte, como veremos, de lo que se conoce como rinomodelación.
En la industria de la medicina estética y reparadora, los tratamientos que se realizan sobre la nariz pueden ser rinoplastia o rinomodelación, que es lo mismo que hablar de pasar por el quirófano o que esto no sea necesario.
Así, la principal diferencia entre la rinoplastia y la rinomodelación es que la primera permite modificar la estructura de la nariz mediante el paso por el quirófano; mientras que la segunda, cada vez más de moda, consiste en modificaciones estéticas utilizando técnicas muy suaves y que invitan a una recuperación cómoda, pero que a cambio ofrecen resultados muy naturales y efectivos.
¿Cuándo es aconsejable someterse a un proceso de rinomodelación?
Esta técnica, o mejor dicho, este conjunto de tratamientos, se utilizan cuando existen pequeñas irregularidades en el contorno nasal, problemas leves que pueden ser resueltos mediante un pequeño remodelaje poco invasivo.
No obstante, también es frecuente que las intervenciones de rinomodelación sucedan tras una rinoplastia, con el objetivo de dotar de un mejor aspecto estético a todo el conjunto nasal. Existen muchas fórmulas para proceder con esta técnica, pues a las infiltraciones de ácido hialurónico ya comentadas se suman otras prácticas como las técnicas láser de diferente índole que actúan sobre capas de la piel, el tradicional botox o las saturas reabsorbibles.
Todas estas opciones inciden en el precio de rinomodelación, que va a depender de factores de carácter físico y estructural: alas nasales muy anchas, hendiduras entre el toro y la punta o modificación del cartílago de la punta que requiere tratamiento.
Las intervenciones de este tipo, poco invasivas y muy seguras, pueden acarrear ciertos problemas, especialmente si existe un exceso en el relleno. Además, los rellenos no son permanentes, sino que duran unos dos años. Por estos motivos, es imprescindible asesorarse bien con un equipo médico profesional, que conozca todas estas técnicas al detalle, trabaje en su constante adaptación y que cuente con experiencia suficiente.
¿Es mejor la rinoplastia o la rinomodelación?
No se trata de qué conjunto de técnicas es mejor, sino cuál es más apropiada en función del objetivo que se busca. La rinomodelación solo resulta efectiva para paliar ciertos defectos estéticos mientras que el paso por el quirófano es un proceso más invasivo y con mayor incidencia.
Ambas formulaciones son compatibles, y aunque la mayoría de cambios estéticos en la nariz requieren una rinoplastia, las pequeñas modificaciones son cada vez más demandadas, porque consiguen un efecto estético y de mayor autoconfianza muy potente, sin el paso obligado por el quirófano.
La nariz es un elemento central en la cara y es objeto de muchas inseguridades y prejuicios. El desarrollo de técnicas poco invasivas que inciden en la mejora estética de su figura resulta siempre positivo, porque lo que se consigue a cambio es una población más segura de sí misma y con mayor grado de autoconfianza.