Según los reportes de muchos expertos, el consumo de bebidas energéticas se ha incrementado drásticamente en las dos últimas décadas, y gran parte de sus consumidores mayoritarios son adolescentes y adultos jóvenes.
Muchos de estos productos, se comercializan bajo la premisa de brindar un impulso energético, mejorando el rendimiento cognitivo y físico. No obstante, algunos científicos preocupados han logrado detectar ciertos efectos adversos.
De este tema tan particular voy a hablar a solicitud de Jane, una seguidora de Idaho. Ella me comentó, que tiene un hijo adolescente que le encanta practicar deportes y artes marciales. A Jane y su esposo les parece muy edificante, que su hijo se ejercite con regularidad. Sin embargo, ella me comentó que desde hace unos meses notaron una situación que comenzó a preocuparles.
Se trataba de su hijo, que por recomendaciones de compañeros de deporte comenzó a ingerir cantidades excesivas de bebidas energéticas. Jane me aseguró, que en reiteradas oportunidades conversaron con su hijo, sin lograr que desistiera de seguir consumiendo estas bebidas.
Por ello, decidió solicitar mi asesoría, a los fines de que le mostrase cuáles eran las consecuencias del uso excesivo de estas bebidas.
Dado el elevado empleo de este tipo de bebidas, especialmente en la población joven, decidí compartir esta información donde incluye las generalidades de este tipo de bebidas, así como sus efectos adversos.
Generalidades acerca de las bebidas energéticas
Nutricionalmente hablando, el agua es la mejor bebida hidratante, sin embargo, las bebidas deportivas y energéticas son mostradas por la publicidad como una fuente de energía extra. Esto logra atraer a las personas que realizan ejercicio o requieren niveles de energía adicionales para cumplir sus labores cotidianas.
Es importante no confundir las bebidas deportivas, que persiguen equilibrar los electrolitos, con las bebidas energéticas que buscan mayormente incrementar los niveles de energía y estado de alerta. Por lo general, contienen cantidades elevadas de cafeína y azúcar (en ocasiones más que las gaseosas).
Se sabe, que una gran cantidad de bebidas energéticas comercializadas en la actualidad, contienen alrededor de 200 mg de cafeína, equivalente a lo que aportan dos tazas de café.
Algunas de ellas incluyen también diversos componentes que son publicitados como potenciadores de los niveles de energía. Entre ellos resaltan vitaminas del grupo B y ciertas plantas conocidas como el guaraná y el ginseng.
Inicialmente, los fabricantes de bebidas cumplían con los límites establecidos de cafeína por parte de la FDA para adultos sanos. Es decir, unos 400 miligramos diarios, esto equivaldría al consumo de unas cuatro o cinco tazas de café. Sin embargo, el mercado cambió drásticamente desde que fueron introducidas las bebidas energéticas.
De acuerdo a los resultados de ciertas investigaciones, se puede afirmar que unas 130 bebidas energéticas superan ahora el 0,02% del contenido de cafeína. Incluso existe una que viene en presentación de lata de 24 onzas que contiene 505 mg.
Vale destacar, que muchos fabricantes no están sujetos a los límites de cafeína sugeridos por FDA. Esto lo logran amparándose en la Ley de Salud y Educación sobre Suplementos Dietéticos de 1994. Dicha ley clasifica los productos derivados de hierbas y fuentes naturales como suplementos dietéticos y no como medicamentos.
Consecuencias de las bebidas energéticas sobre la salud
1. Desequilibrios sobre el sistema nervioso
De acuerdo a una serie de estudios transversales, se ha logrado detectar una asociación entre el consumo de bebidas energéticas y el abuso de ciertas sustancias.
Así, al considerar una muestra representativa de estudiantes estadounidenses de secundaria y preparatoria, se determinaron ciertas asociaciones significativas. Especialmente las referidas a la ingesta de alcohol, cigarrillos y ciertas drogas (marihuana o anfetaminas) durante un mes.
Este estudio es consistente con los obtenidos entre adolescentes europeos, que emplean más de una bebida energética a la semana. De hecho, dicho estudio mostró que ellos tenían más probabilidades de fumar y beber alcohol que los adolescentes no consumidores.
Según ciertos estudios, también se han logrado detectar algunas correlaciones entre el empleo de bebidas energéticas y la salud mental. Ello incluye los problemas de ansiedad, depresión, estrés y la planeación o intento de suicidio.
Un estudio realizado en adolescentes canadienses, que afirmaron haber consumido bebidas energéticas más de una vez al mes, mostró que tenían casi tres veces mayor probabilidad de presentar síntomas depresivos. Ello, en comparación con aquellos adolescentes que afirmaron no haber consumido bebidas energéticas.
Según ciertas revisiones del consumo de bebidas energéticas y la salud mental entre adolescentes y adultos, se cree que puede haber un descontrol motivado a la desregulación del sueño. Es decir, un alto consumo de cafeína acarrea la pérdida del sueño y ello a su vez propicia el deterioro de la salud mental.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales reconoce cuatro tipos de problemas psiquiátricos inducidos por la cafeína. Ellos son: intoxicación, trastorno del sueño, ansiedad y trastorno relacionado con la cafeína.
2. Desequilibrios gastrointestinales y metabólicos
Generalmente, las bebidas energéticas poseen grandes cantidades de azúcar (21 y 34 g por onza). De acuerdo a Estudios e Investigaciones de Expertos, el consumo de azúcares añadidos no debe sobrepasar los 28 gramos de azúcar diarios.
Ellos afirman, que si esa cantidad se reduce a unos 25 gramos se obtendrían beneficios adicionales. Es decir, se evitaría la presencia de diabetes de tipo 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares y caries.
Cabe destacar, que una lata de bebida energética de 500 ml contiene cerca de 75 g de azúcar. Esta cantidad, representa el triple de azúcar diario recomendado por la OMS. Incluso, este elevado nivel de azúcar de las bebidas energéticas disminuye la actividad y diversidad de las bacterias intestinales benéficas.
La cafeína es un estimulante, que aumenta la motilidad intestinal, es decir, la contracción de los músculos que impulsan el contenido en el tracto gastrointestinal. Este efecto estimulante puede provocar heces blandas o diarrea, lo que puede contribuir a la deshidratación.
Además, puede aumentar el nerviosismo, ansiedad e incapacidad para dormir bien, ya que el estrés y la ansiedad suelen empeorar los síntomas de muchas enfermedades gastrointestinales, como el síndrome del intestino irritable (SII) y enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
También, la ingesta aguda o sobredosis de cafeína ejerce un efecto sobre la disminución de la sensibilidad a la insulina. Este efecto podría explicar en parte, el incremento de los niveles de glucosa posteriores al consumo de bebidas energéticas.
Ciertos estudios demuestran que, la ingesta de cafeína reduce la sensibilidad a la insulina de forma dependiente de la dosis. De esta forma, se produce un incremento del 5,8% de la insulina por cada mg/kg, aumentado en consumo de cafeína.
3. Efectos renales negativos
Una serie de estudios han permitido demostrar, que la cafeína presente en las bebidas energéticas incrementa la diuresis. De hecho, se ha logrado comprobar, que la cafeína puede actuar como un diurético suave, lo cual conlleva a un incremento en la producción de orina.
Es por ello, que este tipo de bebidas no debe ingerirse al realizar ejercicio prolongado en ambientes cálidos. De esta forma, se podría evitar el proceso de deshidratación.
Según diversas pruebas realizadas se ha observado que, una deshidratación del 1,5% durante el ejercicio prolongado posee diversos efectos. Entre ellos destacan una mayor percepción del esfuerzo realizado, además del incremento de la frecuencia cardíaca y la temperatura.
Se ha determinado, que la cafeína tiene la capacidad de influenciar asimismo las pérdidas de sodio en la orina (natriuresis). Este efecto, afecta el volumen de la sangre, lo cual incide significativamente en el rendimiento cardiovascular durante el ejercicio.
Incluso se ha logrado observar, que la natriuresis generada debido al ejercicio prolongado en un entorno caluroso, podría reducir la capacidad de los músculos de las piernas en estado inmóvil.
De acuerdo a ciertos reportes, se han logrado detectar algunos casos de lesiones renales agudas ocasionadas por la ingesta de bebidas energéticas a lo largo de varias semanas consecutivas.
De hecho, la creatinina (desecho que generan los músculos) producida por efecto del ejercicio, puede llegar a incrementarse hasta en cinco veces, cuando se ingieren bebidas energéticas. Esto indica que los compuestos presentes en estas bebidas, afectan el adecuado funcionamiento de los riñones. Los niveles de creatinina en sangre son una forma de medir el nivel de filtrado de los desechos.
4. Deterioro de la salud bucodental
De acuerdo a ciertos estudios realizados en Suecia, se logró demostrar que existe una fuerte asociación entre las bebidas energéticas y la erosión dental.
Un resultado similar fue observado también en niños estadounidenses en edad escolar. Según los resultados se logró determinar, que el consumo de bebidas energéticas incrementó en 2,4 veces la erosión dental. Este efecto se ha explicado por el alto contenido de azúcar y bajo pH de las bebidas energéticas.
Según los especialistas, la combinación de altos niveles de azúcares y un pH ácido son dos características que inciden en el mayor riesgo de padecer caries.
Además de ello, la acidez, posee la capacidad de debilitar el esmalte dental, causando su pérdida o erosión. Esto produce molestias de sensibilidad dental frente a ciertos alimentos. Incluso en ocasiones puede llegar a generar la pérdida de piezas dentales.
Las bebidas energéticas también pueden provocar síndrome de abstinencia
Cabe destacar, que dos de los principales compuestos presentes en las bebidas energéticas son la cafeína y la taurina. Como se ha destacado, la cafeína es un estimulante que impacta el sistema nervioso central y cardiovascular. A su vez, la taurina puede afectar la contractilidad del sistema musculoesquelético.
Se ha observado que, en toda dependencia existe el famoso síndrome de abstinencia. Ello también ocurre en el caso de las adicciones que se presentan con el empleo de las bebidas energéticas.
De acuerdo a los investigadores, existe un síndrome denominado de abstinencia a la cafeína, el cual se muestra por la presencia de cansancio y fatiga. Además de ello, se ha detectado que provoca un desmejoramiento en el rendimiento cognitivo.
La cafeína también puede producir síndrome de abstinencia, la cual incluye dolor de cabeza, irritabilidad, confusión, ansiedad, nerviosismo, arritmias, temblores, alteraciones gastrointestinales, incremento de la tensión arterial e insomnio.
Todos estos efectos podrían manifestarse incluso cuando no quedan restos de cafeína en el cuerpo. Esto ocurre por lo tanto, transcurridas entre 12 y 24 horas luego de la ingestión de bebidas energéticas.
Concluyendo
Las bebidas energizantes cafeinadas son empleadas ampliamente debido a los efectos estimulantes que generan. Sin embargo, de acuerdo a los resultados de ciertas investigaciones, se puede afirmar que unas 130 bebidas energéticas superan ahora el 0,02% del contenido de cafeína.
De acuerdo a la FDA, estos niveles no suelen considerarse peligrosos. No obstante, se debe resaltar que la sensibilidad entre las personas es muy variable, además de la velocidad con la cual se metaboliza la cafeína. Cabe resaltar, que algunas empresas fabricantes hacen caso omiso de los límites de cafeína de la FDA (400 mg diarios) y ésta aún no logra hacer cumplir los límites.
Lo ideal sería que al momento de regular el contenido de cafeína de bebidas energéticas, se exigieran etiquetas de advertencia.
Se mostró que las bebidas energéticas podrían causar efectos sobre los sistemas nervioso, gastrointestinal, cardiovascular y renal. Además de ello, pueden desencadenar cierto efecto conocido como el síndrome de abstinencia.
El consumo de grandes cantidades de cafeína puede provocar graves problemas cardíacos y vasculares. Entre ellos, alteraciones del ritmo y frecuencia cardíaca e incremento de la presión arterial. La cafeína también puede dañar los sistemas cardiovascular y nervioso de los niños que aún están desarrollándose.
La información que recibió Jane, la cual comparto en el post, fue de gran apoyo para ella y su esposo. Ello les permitió disponer de mayor cantidad de elementos para argumentarle con propiedad a su hijo la importancia de dejar de consumir las bebidas energéticas.
Ella me comentó, que lo que más impactó a su hijo, era la posibilidad de adicción de estas bebidas. Este efecto, le pareció muy peligroso, al igual que los ocasionados sobre el sistema nervioso. Ellas fueron las principales razones, que permitieron al hijo de Jane decidir evitar en adelante el consumir bebidas energéticas.
“Hay pruebas sustanciales que sugieren que el riesgo que suponen las bebidas energéticas para la salud es increíblemente peligroso y no deberían ser consumidas por niños y adolescentes”
Lyndsey D. Ruiz
Universidad de California, Davis
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Referencias:
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https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/energy-drinks/