La enfermedad de Crohn es un dolencia crónica inflamatoria del tracto intestinal y afecta de diferente manera a los que la sufren: para algunas personas pueden pasar largos períodos sin tener ningún síntoma, mientras que otros pueden sufrir brotes más frecuentes. En este sentido, es importante destacar la importancia de una buena dieta alimentaria adaptada a cada fase de la enfermedad y persona para mantener un estado de salud óptimo.
La alimentación con la enfermedad de Crohn en el brote agudo
Alimentación hiperproteica: las personas que en situación de brote tienen pérdidas de sangre en las heces y fiebre alta, necesitan aumentar la dosis de alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos y otros). Por esta razón, hay que incluir como mínimo en las 3 comidas principales alimentos proteicos como pescado blanco, carnes magras, postre de soja o clara de huevo.
Alimentación hipercalórica: las necesidades energéticas diarias en la fase activa de la enfermedad son más elevadas que en situación de remisión a causa del estrés psicológico o quirúrgico o de las posibles infecciones. Se deben hacer un mínimo de 3 comidas principales, más una ingesta a media mañana, otra a media tarde y añadir una colación por la noche, si fuera necesario. La suma de las 5-6 comidas diarias ayudará a aportar las calorías diarias necesarias.
Alimentación hipolipídica: grasas como el aceite de oliva y los alimentos grasos en general tienen un efecto lubricante sobre el intestino y facilitan las deposiciones. Ante un brote agudo en la que las deposiciones son muy abundantes, se debe reducir la aportación de todo tipo de grasas. Por este motivo, hay que reducir la dosis de aceite de oliva a 1-2 cucharadas soperas al día y no introducir otros alimentos ricos en grasa; especialmente alimentos ricos en grasas saturadas como los embutidos o carnes, que facilitarían la inflamación del organismo y, en consecuencia, también la del tubo digestivo.
Alimentación de bajo contenido en fibra: en el brote agudo, las deposiciones diarreicas son abundantes. Por consiguiente, hay que comer menos alimentos ricos en fibra, especialmente fibra insoluble como los cereales integrales, que tienen un efecto laxante. Sí se podrán ingerir pequeñas cantidades de fibra soluble, que retarda el ritmo de las deposiciones, como la zanahoria, la manzana cocida y el membrillo.
Alimentación hidratante: a consecuencia de las deposiciones diarreicas se pierde mucha agua, que hay que reponer con la ingesta de bebidas como agua, el agua resultante de hervir arroz, infusiones astringentes como el té diluido y suero oral.
Alimentación de fácil digestión: como se produce una alteración del tubo digestivo, se debe procurar estimularlo lo mínimo posible. Por lo tanto, habrá que aportar alimentos de fácil digestión como el pescado blanco, la compota de manzana y el arroz blanco cocido, entre otros.
Alimentación antiinflamatoria: Las EII (enfermedades inflamatorias intestinales) se caracterizan por la inflamación del tubo digestivo. Por consiguiente, hay que comer menos alimentos ricos en grasas saturadas (carnes grasas, bollería, embutidos, lácteos enteros o mantequilla) ácidos grasos trans (bollería, platos preparados, pastelería, galletas y precocinados, entre otros) y ácido araquidónico (lácteos enteros, carnes grasas o embutidos) con efecto proinflamatorio sobre el organismo.
Cocinada extremando las medidas higiénicas: las EII provocan un bajón importante del sistema defensivo del cuerpo. Por este motivo, hay que tener un especial cuidado en la higiene cuando se cocina, ya que el organismo no estaría preparado para afrontar una posible intoxicación fruto de una incorrecta manipulación de los alimentos. Se deben seguir una serie de normas y alimentos específicos para evitarla:
Arroz blanco hervido, tostadas de arroz, fideos o macarrones de arroz y papillas de arroz.
Pan y pastas sin gluten.
Patata y boniato hervidos o al horno.
Leches vegetales como la de arroz o postre a base de bebida de arroz enriquecidos en calcio.
Leche desnatada sin lactosa.
Zanahoria hervida o licuada.
Pescados blancos como, por ejemplo, el bacalao (muy fácil de digerir), el rape y la merluza.
Carne magra como, por ejemplo, el conejo, el pollo o el pavo (sin piel).
Jamón ibérico (quitando la grasa visible). Es rico en ácido oléico, una grasa que predomina en el aceite de oliva y que tiene efectos antiinflamatorios y cicatrizantes.
Colas de gamba hervidas.
Clara de huevo.
Plátano maduro (sin corazón y sin hilillos).
Manzana o pera hervida o al horno.
Membrillo.
Licuados a base de zanahoria y manzana o pera. Son recomendables porque no contienen fibra, pero hay que valorar la tolerancia de cada persona.
1-2 cucharadas soperas (10-20 ml) de aceite de oliva virgen de baja graduación para cocinar y aderezar.
Alimentos cocinados al vapor, hervidos, en papillote, con microondas o al horno a temperatura mediana (180 ºC).
La alimentación con la enfermedad de Crohn en el brote moderado
Arroz blanco hervido, tostadas de arroz, fideos o macarrones de arroz y papillas de arroz.
Pan dextrín (pan sometido a un proceso de torrefacción muy lento, a temperatura y tiempo controlado, que fragmenta el almidón en dextrinas, maltosas y otros disacáridos y hace que el pan sea mucho más fácil de digerir) o tostado y pastas alimentarias como macarrones o espaguetis, entre otros.
Patata y boniato hervidos o al horno.
Leches vegetales como la bebida de avena o de soja y postre de soja enriquecidos con calcio.
Leche desnatada sin lactosa.
Cremas suaves con una base de patata y zanahoria, a las que se le añade una pequeña cantidad de calabacín limpiado y pelado. Cuando se compruebe que se tolera, se puede alternar con calabaza.
Judía verde hervida (mejor si es judía fina sin semillas ni hilillos) con patata.
Berenjena a la brasa y sin semillas. Una de las mejores maneras de comerla es hacer patata hervida o a la brasa, cortarla a rodajas, poner un poco de berenjena sobre cada rodaja y aderezarlo con unas gotas de aceite.
Pescados blancos, especialmente bacalao (de fácil digestión), rape y merluza.
El surimi (palitos de cangrejo) es un alimento que se tolera muy bien, ya que está elaborado a partir de pescado blanco hervido. Se puede utilizar como alternativa a un segundo plato o como decoración de primeros platos para hacer la dieta más variada.
Sepia, calamar o pulpitos cocinados en la olla exprés con verduras suaves como calabacín, zanahoria y puerro.
Colas de gambas hervidas.
Huevo hervido (poner el huevo en agua fría y sacarlo cuando haga 8 minutos que hierve) –mejor si es un huevo omega 3 (los ácidos grasos omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio en el organismo)– o en forma de tortilla francesa con muy poco aceite o con verduras suaves como tortilla de calabacín (pelado y hervido o cocinado en papillote) y patata. Para que la tortilla sea de fácil digestión se aconseja hervir las verduras con la patata y, cuando estén cocidas, añadirlas al huevo batido. Entonces se tira todo junto en la sartén con poco aceite.
Carne magra como, por ejemplo, conejo, pollo o pavo (sin piel).
Filete de cerdo, si es posible ibérico. Para cocinarlo se aconseja preparar una base de verduras suaves, como, por ejemplo, zanahoria, judía verde y calabacín (se puede añadir patata), y cocinarlo en la olla exprés o en papillote. Si se tolera bien, se puede intentar hacerlo con el filete de ternera.
Jamón ibérico (quitando la grasa visible) y jamón de pavo.
Plátano maduro (sin corazón y sin hilillos).
Manzana rallada o cocida o al horno, o pera hervida.
Membrillo.
Licuados a base de zanahoria y manzana o pera. Son recomendables porque no contienen fibra, pero se debe valorar la tolerancia de cada persona.
2-3 cucharadas soperas (20-30 ml) de aceite de oliva virgen de baja graduación (inferior a 1º; los más indicados son los < 0,4º)) para cocinar y aderezar.
Alimentos cocinados al vapor, hervidos, en papillote, con microondas o al horno a temperatura mediana (180 ºC).
Cómo debe ser la alimentación con la enfermedad de Crohn en el brote leve
Alimentación hiperproteica: las personas en situación de brote necesitan un aporte elevado de proteínas para ayudar a recuperar y cicatrizar la mucosa del intestino. Por este motivo, hay que incluir, como mínimo en las 3 comidas principales, alimentos proteicos como, por ejemplo, pescado blanco, carnes magras, yogures y huevos.
Alimentación hipercalórica: para ayudar a recuperar o mantener el estado nutricional, se necesita un gran aporte de calorías. Por esta razón, se harán un mínimo de 3 comidas principales, más 1 ingesta a media mañana, otra a media tarde y añadir una colación por la noche, si fuera necesario. Las 5-6 comidas diarias asegurarán el aporte de calorías necesario.
Alimentación hipolipídica: el aceite de oliva y los alimentos grasos tienen un efecto lubricante sobre el intestino que facilita las deposiciones. Por consiguiente, se aconseja seguir con 2-3 cucharadas soperas al día de aceite de oliva, como medida para no aumentar el número de deposiciones y al mismo tiempo asegurar el aporte de vitamina E (tiene efecto antioxidante y potencia el sistema defensivo del organismo) y ácidos grasos esenciales (grasas que deben ser aportadas con alimentos como el pescado azul, las nueces y el aceite de oliva). La dieta no debe incluir otros alimentos ricos en grasa saturada como los embutidos o carnes grasas, que facilitarían la inflamación del organismo y, por lo tanto, también del tubo digestivo.
Alimentación de bajo contenido en fibra: cuando las deposiciones sean menos abundantes se deberán seguir tomando alimentos ricos en fibra soluble, como la zanahoria, para ayudar a retrasar el ritmo deposicional, y probar la tolerancia a otros verduras suaves (endibias, escarola o alfalfa). A pesar de contener fibra no irritan el intestino y no son flatulentas.
Alimentación hidratante: las deposiciones diarreicas provocan una gran pérdida de agua que hay que reponer con la ingesta de bebidas como agua, caldos vegetales, infusiones astringentes como el té y suero oral.
Alimentación de fácil digestión: las EII provocan alteraciones del tubo digestivo y se debe procurar estimularlo el mínimo posible. Por lo tanto, habrá que evitar los alimentos de difícil digestión, como las carnes grasas, los fritos y los rebozados.
Alimentación específica para la recuperación del intestino: las EII que provocan una alteración del tubo digestivo, habrá que potenciar los alimentos ricos en betacarotenos (zanahoria, calabaza y calabacín, entre otros) zinc (marisco, pescado y carne), flavonoides (frutas, verduras, te y soja) y probióticos (yogur) para ayudar a recuperar el buen estado del intestino:
Arroz blanco hervido, tostadas de arroz, fideos o macarrones de arroz y papillas de arroz.
Pan dextrín (pan sometido a un proceso de torrefacción muy lento, a temperatura y tiempo controlado, que fragmenta el almidón en dextrinas, maltosas y otros disacáridos y hace que el pan sea mucho más fácil de digerir) o tostado, y pastas alimentarias como, por ejemplo, macarrones o espaguetis.
Patata y boniato hervidos o al horno.
Leches vegetales como la bebida de avena o de soja y postre de soja enriquecidos con calcio.
Lácteos (no leche), como los yogures desnatados, la cuajada, los quesitos bajos en grasa o el queso tierno bajo en grasa.
Cremas suaves con una base de patata y zanahoria, a las que se añadirá una pequeña cantidad de calabacín limpiado y pelado. Si se toleran bien, se podrán alternar con calabaza.
Judía verde hervida (mejor judía fina sin semillas ni hilillos) con patata.
Berenjena a la brasa y sin semillas. Una de las mejores maneras de comerla es hacer patata hervida o a la brasa, cortarla a rodajas, poner un poco de berenjena sobre cada rodaja y aderezarlo con unas gotas de aceite.
Verduras crudas como la zanahoria rallada natural, la endibia o la escarola y germinados como la alfalfa.
Pescados blancos, especialmente el bacalao (de fácil digestión), el rape o la merluza.
El surimi (palitos de cangrejo) es un alimento que se tolera muy bien, ya que está elaborado a partir de pescado blanco hervido. Se puede utilizar como alternativa a un segundo plato o como decoración de primeros platos para hacer la dieta más variada.
Sepia, calamar o pulpitos cocinados en la olla exprés con verduras suaves como calabacín, zanahoria y puerro.
Colas de gambas hervidas.
Huevo hervido (poner el huevo en agua fría y sacarlo cuando haga 8 minutos que hierve) –mejor si es un huevo omega 3 (los ácidos grasos omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio en el organismo)– o en forma de tortilla francesa con muy poco aceite o con verduras suaves como tortilla de calabacín (pelado y hervido o cocinado en papillote) y patata. Para que la tortilla sea de fácil digestión se aconseja hervir las verduras con la patata y, cuando estén cocidas, añadirlas al huevo batido. Entonces se tira todo junto en la sartén con poco aceite.
Carne magra como, por ejemplo, conejo, pollo o pavo (sin piel).
Filete de cerdo, si es posible ibérico. Para cocinarlo se aconseja preparar una base de verduras suaves, como, por ejemplo, zanahoria, judía verde o calabacín (se puede añadir patata), y cocinarlo en la olla exprés o en papillote. Si se tolera bien, se puede probar con el filete de ternera.
Jamón ibérico (retirar la grasa visible) y jamón de pavo.
Plátano maduro (sin corazón y sin hilillos).
Manzana o pera cruda.
Membrillo.
Licuados a base de zanahoria y manzana o pera. Son recomendables porque no contienen fibra, pero se debe valorar la tolerancia de cada persona.
2-3 cucharadas soperas (20-30 ml) de aceite de oliva virgen de baja graduación para cocinar y aderezar.
Alimentos cocinados al vapor, hervidos, en papillote, con microondas y al horno a temperatura mediana (180 ºC).
Para terminar, os traemos una lista de compatibilidad de alimentos con la enfermedad de Crohn:
Alimentos ricos en proteínas y grasas en la enfermedad de Crohn
Mal tolerados
Aceites de cualquier procedencia; leche entera, condensada, de vaca de cabra y de oveja; queso graso; helado; carnes grasas (cerdo y pato); carnes fritas; embutidos (chorizo, salchichón y butifarra); salsas picantes; sesos y callos; foie-gras y paté; huevo duro o frito; pescado azul frito (anchoas, boquerones, sardinas, angulas,caballa); pescado en aceite o mayonesa.
A probar
Leche desnatada, en botella o en polvo; requesón o queso con poca grasa (menos de un 50 por ciento); yogur; jamón serrano o cocido con piel; huevos pasados por agua o revueltos hechos en casa; tortilla casera con poco aceite; bacalao sin salsa picante; trucha a la plancha; gambas cocidas o a la plancha; sopa de almejas, marisco o pescado.
Bien tolerados
Carne de vaca o ternera (a la plancha, cocida o estofada); carne picada preparada en casa; lengua y caldo de carne; pescado blanco (besugo, bonito, gallo, lenguado, merluza, mero, pescadilla, rape, salmonete) a la plancha, a la romana o al horno. Como condimento se puede utilizar sal, limón, perejil, laurel, albahaca, tomillo o un poco de ajo. Se debe probar la tolerancia de la nuez moscada y el curry. Evite el uso de pimienta, pimentón, guindillas y mostaza.
Alimentos ricos en fibras, vitaminas y minerales en la enfermedad de Crohn
Mal tolerados
Legumbres (guisantes, lentejas, habas, garbanzos y judías); patatas fritas; cacahuetes y coco; cebolla, coles, coliflor, pimientos,puerros y rábanos; frutos de hueso grande (albaricoques, melocotón, ciruela y cereza); higos y melón.
A probar
Ensalada y verduras frescas bien masticadas; frutos secos bien masticados; acelgas y repollo; ajo, alcachofa, apio, berenjenas, espinacas, judías verdes, pepino y remolacha; tomate crudo, piña, aceitunas y fresa; zanahorias crudas bien ralladas o en zumo; peras, dátiles, uvas, levadura de cerveza; champiñón y setas; sandía, naranjas o mandarinas sin semillas.
Bien tolerados
Patatas cocidas al horno; espárragos y boniatos; zanahorias cocidas; manzanas (bien masticadas o al horno), endivia y apio blanco cocidos, carne de membrillo; mermelada de manzana, pera, plátano, limón,arándanos, y zanahoria; plátanos y guayabas sin pipas.
Dulces y bebidas en la enfermedad de Crohn
Mal tolerados
Centeno y pan de centeno; pan muy fresco; todos los dulces, tartas y pasteles que tienen mucha nata, grasa o crema; Churros y mantecados; vino blanco y coñac; zumo de melocotón y albaricoque; leche de coco; coca-cola y combinados alcohólicos; helados.
A probar
Pan integral de panadero (no de fábrica); galletas y bizcochos con poca grasa; copos de avena y turrón bien masticado; bebidas refrescantes con gas, cerveza, vino tinto de calidad (los de baja calidad molestan porque tienen muchos elementos químicos), sidra, licores y anís; zumo de pera, piña, uva, grosella, limón, tomate y naranja; té moruno y de Ceylán; helados caseros y sin nata; tocino de cielo y flan casero.
Bien tolerados
Todas las pastas, arroz y su harina; sémola de trigo y arroz; pan del día anterior (si es del día es conveniente tostarlo); azúcar(no mucho), miel, caramelos y merengue; Los dulces que contengan pocas grasas y aceites sin coco ni cacahuetes; zumos de naranja, manzana y granada hechos en casa; manzanilla, canela e infusiones de tila.