Tú eres el mío y yo el tuyo. Cada persona que ha estado, está o estará en tu vida, lo está para enseñarte algo. Todas y cada una de las personas son lecciones y bendiciones. Y no me refiero solamente a la familia y los amigos, sino a todas las almas, sin excepción, con las que en algún momento hemos interactuado, lo hacemos y lo haremos en el futuro. Todos los maestros y portadores de un espejo en el que nos vemos reflejados.
Lo que no te gusta de tu familiar, búscalo en ti. Lo que te disgusta de tu amigo, identifícalo en ti. Lo que te molesta de tu compañero de trabajo, hállalo en ti. Lo que te incomoda de tu pareja, descúbrelo en ti porque ese es uno de los motivos por los que la has elegido.
Todos ellos tienen poderosas lecciones que enseñarte para que puedas tomar conciencia, superar enfrentar, agradecer, experimentar y sanar aquello que necesitas para seguir dando pasos hacia adelante en tu camino de crecimiento, pero sabiendo que está solo en tu mano creer o no que es así y decidir aprender.
Puede que te esté sonando raro este mensaje, incluso que te cueste apreciarlo, pero ese es tu ego que se acaba de poner en pie de guerra para decirte cosas como que lo que acabo de contarte es imposible, una tontería o que ni de broma, que antes muerto que aceptar eso.
Pero te aseguro que ver eso es lo mejor que te puede pasar ya que tu ego se levanta porque siente que corre peligro, y si él corre peligro es porque tú estas en el camino correcto, en el camino de la verdad, ese que tan poco le gusta a sabiendas de que podría ser al responsable de hacerle perder su trono.
El espejo es una herramienta maravillosa para medir tu nivel de humanidad y de amor. Si lo que ves en el espejo no te gusta, es hora de ponerse a trabajar en ello puesto que en este camino que es la vida, lo primero es ser consciente de lo que verdaderamente hay dentro de ti para poder después aceptarlo, soltarlo y por último, sanarlo. Ser capaz de ver todo como una bendición, incluso lo que hasta ahora habías tildado de malo, oscuro o negativo, es poner luz en tu vida y el resultado de ello, de vaciar tu mochila, solo te traerá paz. Una paz interior que nada ni nadie podrá arrebatarte puesto que tu esencia, tu estado natural.
¿Te imaginas caminar todos los días con una bolsa de 200Kg cargada sobre tus hombros? Pues ahora imagínate sin ella y empieza a vaciarla porque, en realidad, solo tú eres el responsable de haberte puesto tanto peso encima y durante tanto tiempo. El problema es que hasta ahora habías dado por hecho que así es como funciona, simplemente porque al mirar a tu alrededor lo que ves es a otras personas cargando las suyas.
Quizás ha llegado tu momento para mirar en otra dirección y fijarte bien en aquellos que ya han tomado la decisión de empezar a descargarla, ya que afortunadamente cada vez somos más los que hemos decidido vivir libres de peso recordando que así es como fuimos creados.
No te voy a decir que vaciar tu mochila te resultará fácil. Tampoco te voy a decir que será difícil. No puedo calibrarlo porque yo no sé qué has venido a limpiar, trabajar, recordar y sanar.
Eso solo lo puedes saber tú escuchando la voz de tu alma, pero lo que si te puedo asegurar es que no estarás solo en el camino. Nunca. Y no lo estarás porque el cielo se encargará de darte todas aquellas herramientas que necesites para poder dar los siguientes pasos en tu camino. Ya sea en forma de maestros, guías, libros, sueños cursos, mensajes...... Lo que necesites, lo recibirás.
Y cuando lo hagas, el alivio que sentirás será tan bonito e inmenso que solo querrás trabajar cada día un poquito más para seguir desprendiéndote de todos esos patrones que ya no necesitas. Ese vaciado de creencias aprendidas que tanto, tantísimo tiempo te han acompañado y obstaculizado irán desapareciendo paulatinamente permitiendo recordar que solo el amor es real.