Los cigarrillos tienen un gran número de sustancias que son dañinas para el organismo de quienes los consumen, sin embargo, aparte de la nicotina, existe otro elemento de ellos que es altamente tóxico y este es el monóxido de carbono del humo de tabaco, el cual ocasiona daño de los vasos sanguíneos, afectando en general, a la circulación.
Es sabido, que el humo del tabaco está compuesto por miles de sustancias y que dichos componentes, se conocen como emisiones del tabaco, siendo las más comunes y estudiadas: La nicotina, el alquitrán y por supuesto, el monóxido de carbono; estas sustancias ejercen un efecto sinérgico y se han relacionado con la aparición de distintas enfermedades respiratorias, como son: Enfisema pulmonar, cáncer de pulmón y bronquitis crónica, además de que incrementan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
En relación con esto, puedes leer: Síndromes coronarios y sus características.
El tabaquismo es uno de los problemas de salud pública más graves en la época actual, no sólo por la repercusión social que se asocia a este vicio, sino también a los graves efectos sobre la salud que ocasiona, tanto para la persona que consume cigarrillos, como para aquellos que son fumadores pasivos.
Monóxido de carbono del humo de tabaco:
Este es un gas muy tóxico, el cual está presente en el humo del tabaco.
Está conformado por moléculas de carbono y oxígeno.
Debido a que es un gas inodoro (sin olor) e incoloro (sin color), son frecuentes las intoxicaciones por él, lo que por lo general, produce la muerte si no se detecta a tiempo.
Efectos del monóxido de carbono del humo de tabaco:
Para saber cuáles son los efectos que produce el monóxido de carbono presente en el humo del tabaco sobre el organismo, primero debes conocer algunas condiciones fisiológicas:
Los eritrocitos (glóbulos rojos) son células sanguíneas, las cuales contiene en su interior, una molécula llamada hemoglobina.
La hemoglobina es una proteína conformada por cuatro cadenas, cuya función primordial es la de transportar oxígeno al resto de las células del organismo.
Para poder lograrse esto, el oxígeno se une a dicha hemoglobina y luego se libera al llegar a los tejidos.
Entonces, ¿qué sucede cuando el monóxido de carbono está presente?
El monóxido de carbono es una sustancia que tiene una mayor afinidad por la hemoglobina que el oxígeno (240 veces más).
Es por dicho motivo que la hemoglobina se unirá más frecuentemente al monóxido de carbono, dando lugar a una nueva molécula llamada carboxihemoglobina, en vez de unirse al oxígeno como ocurre normalmente.
Al ir aumentando la cantidad de monóxido de carbono presente en el torrente sanguíneo, cada vez menos moléculas de oxígeno se unirán a la hemoglobina, por lo que no llegará la cantidad apropiada del mismo a las distintas células del organismo.
Otro efecto del monóxido de carbono del humo de tabaco es el incremento del colesterol y como se sabe, este es un compuesto graso, el cual se deposita en las paredes de las arterias y favorece la formación de placas de ateroma, lo que ocasiona arterioesclerosis (principal causa de los infartos de miocardio).
Si te interesa saber más sobre el aumento del colesterol, te recomiendo leer: Dislipidemia, trastornos de los lípidos y su tratamiento.
A su vez, el monóxido de carbono incrementa la agregación plaquetaria, sabiendo que las plaquetas también son células sanguíneas, las cuales son primordiales para la coagulación y que al agregarse en mayor medida, se favorece la formación de trombos pequeños (microtrombos), que pueden llegar a obstruir la luz de algunos vasos, impidiendo que el oxígeno llegue a esas zonas.
Efectos sobre fumadores pasivos:
El monóxido de carbono no sólo afecta a la persona que consume cigarrillos, sino también a aquellos que conviven con personas fumadoras; entre los efectos que ocasionan en dichos fumadores pasivos, están:
Enfermedades respiratorias: En adultos, se asocia enfermedad pulmonar obstructiva crónica (enfisema pulmonar, bronquitis crónica) y en niños que son fumadores pasivos, tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades respiratorias graves, como: Asma bronquial, neumonía o bronquitis.
Cáncer de pulmón: Esta es una de las enfermedades que se relaciona con personas fumadoras y aquellas que son fumadoras pasivas, incrementándose un 20% el riesgo en mujeres y un 30% en los hombres.
Enfermedades cardiovasculares: Hay un aumento del riesgo de padecer enfermedades coronarias, con un riesgo mayor de 25-35% de padecer infartos de miocardio.
Otros: Uno de los efectos más frecuentes que produce el humo de tabaco es la irritación a nivel nasal, ocular y de las vías respiratorias.
Efectos sobre el embarazo:
El monóxido de carbono del humo de tabaco es capaz de atravesar la barra placentaria, por lo que si una mujer fuma durante la gestación, su feto se convierte en un fumador pasivo, dicho feto presentará diversas alteraciones, entre las que destacan:
Alteraciones placentarias: Como la placenta previa y el desprendimiento prematuro de placenta normoinsertada, lo que incrementa las complicaciones durante el trabajo de parto.
Bajo peso del feto en relación con su edad gestacional, lo que determina un bajo peso al nacer.
Riesgo incrementado de parto pre-término.
Síndrome de muerte súbita del lactante.
Mayor riesgo de abortos espontáneos.
Enfermedades asociadas al monóxido de carbono del humo de tabaco:
Las personas que padecen de tabaquismo están predispuestas al desarrollo de diversas patologías, su aparición se relaciona con el efecto tóxico que producen las distintas sustancias presentes en el humo del tabaco. Entre dichas enfermedades están:
Bronquitis crónica.
Angina de pecho.
Cáncer de pulmón.
Infarto del miocardio.
Aunque el fumar constituye por sí solo un factor de riesgo importante, en aquellas personas que tienen otros factores de riesgo asociados como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, entre otros; el riesgo de padecer enfermedades graves es aún más elevado.
¿Cómo medir la cantidad de monóxido de carbono en una persona?
Actualmente, es posible medir los componentes del humo de tabaco a través de máquinas de laboratorio, específicamente del alquitrán, del monóxido de carbono y de la nicotina. Para medir los niveles de monóxido de carbono, se utiliza la cooximetría, que permite medir su cantidad presente en el aire espirado de una persona.
La cantidad de monóxido de carbono presente en el aire inspirado es proporcional al hábito como fumador, es decir, que mientras más tiempo y cigarrillos fume una persona, mayor será la cantidad de monóxido de carbono presente en su organismo.
Para realizar una cooximetría, debe usarse un cooxímetro, el cual es un aparato que permite medir la concentración de monóxido de carbono en el aire inspirado de una persona de forma sencilla y no invasiva.
Entre una de las ventajas de practicar esta prueba, resalta la de hacerle saber a la persona el daño que le está haciendo a su organismo al consumir una determinada cantidad de cigarrillos; lo que puede motivar a algunas personas a abandonar el hábito.
Aparte de que la cooximetría es útil en el pronóstico de un fumador, también permite establecer cuál es el riesgo de que se presenten enfermedades graves en el fumador; esto se logra observando las concentraciones, ya que mientras más altas sean, el riesgo es mayor.
Técnica:
Se le debe indicar a la persona que inspire aire profundamente.
Ese aire debe retenerlo por 15 segundos.
Luego, se le indica que debe realizar una espiración lenta, completa y prolongada.
Se debe esperar algunos segundos mientras el cooxímetro mide la concentración de monóxido de carbono en dicho aire espirado.
Por último, se pueden observar los resultados obtenidos.
Valores que pueden obtenerse:
Niveles iguales o mayores de 10 partes por millón: Fumadores.
Niveles de 6 a 10 partes por millón: Fumadores esporádicos.
Niveles por debajo de 6 partes por millón: Persona no fumadora.
El monóxido de carbono del humo de tabaco es uno de los compuestos que más ocasiona daño en el organismo de personas fumadoras, el cual al tener mayor afinidad por la hemoglobina que el oxígeno, impide una correcta oxigenación de los distintos tejidos, trayendo como consecuencia un gran número de complicaciones.
El monóxido de carbono del humo de tabaco que es inhalado, no sólo afecta a la persona que consume cigarrillos sino también a los fumadores pasivos y este compuesto cada vez se va acumulando en mayor cantidad en el organismo, lo que implica que mientras más cigarrillos consuma una persona, habrá una mayor concentración de monóxido de carbono en sus sistemas.
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