Queridas amigas/os:
Santiago un afamado ingeniero agrónomo, que dedico su vida a su familia y su trabajo, la tierra, la siembra, la cosecha, siempre decía que, se esmeraba mucho con el tiempo de siembra y la tierra, las semillas, los fertilizantes y demás menesteres de su profesión.
Decía todo esto y luego culminaba la conversación “diciendo”
-Uno cosecha lo que siembra, lo mismo hago con mis hijos, pongo el mejor fertilizante y preparo el mejor terreno, “seguro tendré una buena cosecha también con ellos.
El tiempo paso, Santiago envejeció, quedo sin su esposa y tuvo que ir a vivir con uno de sus hijos: Marcos (una buena cosecha decía) brillante empresario casado con un único hijo, quien desfrutaba y amaba a su abuelo con quien pasaba todo el tiempo, debido a la ocupación de sus padres.
Santis y su abuelo, siempre estaban juntos, cuando en casa había fiestas de empresarios, el con su abuelo pasaban la noche jugando y charlando, aprendiendo el uno del otro, aferrándose y prestándose un poco de soledad para saber quien estaba más solo.
Santiago comenzó a sentirse muy mal de salud, ya casi no podían jugar en las noches de fiestas, sin darse cuenta una de esas noches apareció en el salón en pijama y bastante desalineado, ¡abuelo, abuelo, gritaba el niño, ya te encontré, ahora te toca a ti!
Un invitado se acerco y les pregunto ¿tu eres Santis, pero este hombre quien es?
-Mi abuelo Santiago, vive con nosotros, pero papá no quiere que salga a saludar a los invitados.
El hombre agacho la cabeza y se retiró, mientras ellos corrían hacia las habitaciones.
Paso una semana de todo el episodio, y Marcos llamo a su padre, para comunicarle, que en la tarde vendrían a buscarlo, para llevarlo a un lugar donde iba a estar mejor atendido y con mayor comodidad.
-¿Pero hijo, que pasó, que hice mal, no quiero dejar está casa, aquí está mi nieto, y estás tú.
-Escucha papá, yo no puedo cuidar de ti, ves pasada te vio una persona con quien tenia un prospero negocio, no se que hablaste, pero se fue y no me llamó más; tengo una vida complicada y tú lo sabes, el mundo de los negocios me quita el tiempo, ya no puedo tenerte en casa, eres mucha responsabilidad para mi, la casa donde vas es costosa así que te van a dar la mejor atención.
Santiago, con los ojos llenos de lágrimas, le dijo.
-No busques más excusas, se que estoy viejo y que ya no te sirvo, parte de mi fortuna te la di a ti, porque de chico me diste buenos frutos, mejor promedio en los estudios, negocios exitosos, siempre pensé que había sembrado en ti, una de las mejores semillas.
-Mira papá, no te pongas sentimental, yo no te pedí nada, tengo lo que me pertenece.
El niño escuchaba con mucha atención, y se aferro a su abuelo, diciéndole:
-¡No te marches abuelo, que será de mi sin ti, no quiero quedarme solo!
El padre muy enérgico le dijo: no llores pronto iras a visitarlo, despídete que vienen a buscarlo.
-¡Adiós abuelo pronto iré a buscarte, no llores yo te amo, no llores!
Santiago tomo la valija, y se dirigió a la calle, un coche lo estaba esperando
Cuando estaba pronto a subir, escucho la vos del hijo que decía: Santis apresúrate, tráele la frazada que quedo en la habitación, la va a necesitar.
El niño demoro un largo tiempo, cuando apareció, su padre le dijo: ¿niño donde estabas no ves que se hace tarde?
-Estaba cortando por la mitad la frazada.
Dijo con mucha decisión.
No seas insolente, le grito el padre, ¿porque la cortaste por la mitad?
El niño se puso muy cerca de el, y con todas sus fuerzas grito, diciéndole:
-¡La otra la guarde para cuando yo te tenga que llevar a ti !!!!!!!!!!!!!
Esta historia ocurre todos los días, los padres pensamos que sembrar las mejores semillas y usar los mejores fertilizantes hace que nuestra cosecha sea mejor. Los seres humanos no somos tierra, que agradece las manos cuando se las cultiva, y guarda el agua para dar a luz el mejor plantin.
Los seres humanos, en especial los hijos a veces no guardan absolutamente nada de lo que les damos, porque damos demasiado y no pedimos nada a cambio, luego vemos crecer el egoísmo, la soberbia y la ingratitud.
No hagamos como santiago, que se olvido de cultivar el amor y la gratitud, los valores hacia los padres y Dios, muchas veces olvidamos esa semilla, que es la más cara, cuesta demasiado porque la tierra debe ser cultivada las 24 horas del día y todos los días de la vida.
Los saludo con mucho respeto, deseando que tenga una vida cada vez mejor y mejor.
Luz de Luna.