Estudios realizados durante la década de 1960, pudieron demostrar que el cerebro puede cambiar en función de su entorno. Esto es posible verificarlo de una forma anatómicamente demostrable. Así mediante el empleo de animales de laboratorio, se probó por primera vez un proceso muy interesante. Se ha logrado observar que el tamaño y la función del cerebro son muy sensibles a los aspectos físicos, psicológicos, cognitivos y emocionales.
Dentro de los aspectos psicológicos, la depresión y el estrés crónico son un problema creciente. De hecho, científicos de la Universidad de Yale han demostrado que la depresión produce la pérdida de las conexiones neuronales.
De este tema tan actual, hablaré debido a una solicitud muy particular realizada por una seguidora de Nueva York. Ella me contactó a inicios del invierno y se notaba algo inquieta. Marjorie, aplicó para realizar un trabajo desde casa y fue aceptada para ejecutarlo. Me comentó que, a pesar de utilizar algunas tecnologías novedosas, aún no lograba habituarse al teletrabajo desde casa.
Ella ha hecho todo lo posible para sentirse a gusto, incluso acondicionó un lugar especial en su casa para trabajar. Sin embargo, ha sentido mucha presión debido a que no ha podido adaptarse a los nuevos esquemas. Esto ha preocupado mucho a Marjorie, que incluso se ha sentido deprimida. Me comentó que no duerme bien y en las mañanas no siente motivación para salir de la cama. Tomando en cuenta estudios científicos actuales, le envié cierta información acerca de los efectos del estrés, invitándola a la calma.
Además de ello, le incluí algunas recomendaciones para el manejo del estrés realizadas por organismos con competencia. Esta información me pareció interesante para ser compartida con personas que puedan estar atravesando situaciones similares. Por ello, lo comparto en mi página.
Algunas pinceladas acerca de los procesos cerebrales
La ciencia ha determinado que el sistema nervioso de las distintas especies animales, se generó mediante un proceso evolutivo complejo. Este proceso está muy vinculado con diferentes habilidades adquiridas, que permitieron la adaptación al medio natural, favoreciendo así la supervivencia. Muchas de estas habilidades, están vinculadas con eventos cognitivos trascendentales como el aprendizaje y la memoria.
Para comprender acerca de ello, se debe hablar de la plasticidad cerebral. Se podría decir, que este término hace referencia a la capacidad que posee la estructura cerebral para modificarse con el aprendizaje. Y se ha logrado determinar que esta plasticidad, depende en gran medida de la edad y las experiencias vividas. Esto implica que a mayor plasticidad del sistema nervioso, mayor será la capacidad de aprendizaje.
De acuerdo a muchos estudios se ha establecido que la plasticidad cerebral es máxima en los primeros años del neurodesarrollo. En dichos años, se logra adquirir una serie de aprendizajes sin los cuales sería imposible que el ser humano se adapte al medio. Dentro de ellos, se destaca la comunicación, el desplazamiento o movilización y la interacción social. Así, el aprendizaje podría considerarse como una modificación estructural y funcional del sistema nervioso.
Estos cambios adquiridos suelen reflejarse en la conducta, lo cual se constituye como un efecto relativamente permanente. Se ha logrado definir que la información aprendida es almacenada en diferentes circuitos neuronales que conforman el cerebro. Esto es lo que usualmente se cataloga como memoria, siendo importante resaltar que la misma es consecuencia del aprendizaje.
¿Cuántos tipos de memoria existen?
Los científicos han logrado describir diferentes tipos de memoria. Cada una de las cuales requiere de la participación de ciertas zonas de nuestro cerebro, además de algunos neurotransmisores. Dentro de ellas se pueden mencionar: cognición ejecutiva, memoria explícita y memoria implícita.
El funcionamiento de la cognición ejecutiva incluye los diversos procesos de la memoria de trabajo y de control cognitivo. Esto se logra mediante el aprendizaje, la comprensión del lenguaje y el razonamiento. Esto permitiría que una persona pueda manejarse a sí misma, empleando sus propios recursos, permitiéndole el logro de nuevos objetivos.
Memoria ejecutiva
La memoria ejecutiva es responsable de muchas habilidades. Por ejemplo, inicio y finalización de actividades, priorizar, organizar, planificar y comprender diversos puntos de vista. Además de ello, facilita el manejo de las emociones y la realización de procesos de autosupervisión.
De acuerdo a los expertos, el desorden de la memoria ejecutiva es denominado síndrome disejecutivo. Por ello, el funcionamiento inadecuado de esta memoria, puede acarrear problemas al momento de la toma de decisiones. Además, podría afectar las relaciones interpersonales, la resolución de problemas e incluso procesos cotidianos de planificación personal.
Memoria Implícita
El otro tipo de memoria estudiado, es la memoria implícita, denominada también procedimental o no declarativa. Se corresponde con las actividades hechas de forma rutinaria. Se caracteriza por ser automática, difícil de verbalizar e inconsciente. Esta memoria se adquiere de forma gradual, perfeccionándose con la práctica.
Memoria Explícita
La memoria explícita es denominada también memoria declarativa. La misma, está relacionada con lugares, personas y objetos (semántica) y con hechos (episódica). Se accede a ella de forma consciente y es fácil de describir con palabras. Este tipo de memoria se adquiere más rápidamente y puede expresarse en situaciones diferentes a las del aprendizaje original. Por ello es considerada de expresión flexible.
Elementos generales acerca del estrés
Muchos científicos coinciden en que, cualquier tipo de estímulo interno o externo que produzca una reacción biológica, es considerado estrés. De acuerdo al momento en que ocurren, el tipo y la intensidad del estímulo, se generan diversos procesos que desequilibran el metabolismo. Incluso, en situaciones extremas, pueden amenazar la vida de las personas afectadas.
Se sabe que el estrés puede ser un factor detonante de una gran diversidad de afecciones y enfermedades. Por largo tiempo, los investigadores establecieron que las hormonas tenían receptores sólo en los tejidos periféricos, sin acceso al sistema nervioso central (SNC). Esa teoría fue reajustada a principios de los años sesenta, estableciéndose que las hormonas inciden en el SNC, incluyendo efectos sobre el comportamiento y la cognición.
Muchas investigaciones sobre los efectos del estrés sobre el Sistema Nervioso Central, se han realizado durante los últimos cincuenta años. Al considerar los resultados de estos estudios se ha logrado establecer que, el estrés puede afectar además el mecanismo de la memoria. De acuerdo a los investigadores, este efecto podría estar influenciado por cambios funcionales y estructurales a nivel del hipocampo.
Esta serie de transformaciones, a nivel de esta área cerebral, pueden conducir a procesos de atrofiamiento y descontroles de neurogénesis. De esta forma, situaciones frecuentes de estrés, pueden conducir a procesos depresivos. Se puede decir que la depresión es un trastorno crónico, multifactorial y recurrente. Dicho trastorno, suele poner en riesgo la vida y suele presentar una serie de síntomas.
Es de recordar que décadas atrás, se pensaba que las neuronas no podían regenerarse. Afortunadamente, investigaciones actuales lograron demostrar que esta teoría es incorrecta, estableciéndose la posibilidad de la formación de nuevas células nerviosas. Por medio de este fenómeno, se ha logrado comprender en mayor profundidad ciertos aspectos relevantes acerca de la plasticidad neuronal. Esto es denominado neurogénesis.
Factores que influyen sobre la neurogénesis
La neurogénesis, expresada de una forma sencilla, implica la proliferación, diferenciación y migración coordinada de células cerebrales formadoras de neuronas. Este importante proceso es determinante en la formación cerebral a nivel del feto, constatándose su persistencia en ciertas regiones del cerebro adulto.
La ciencia ha logrado determinar que producto del envejecimiento, mutaciones genéticas y lesiones cerebrales, se producen ciertos efectos negativos. Esto acarrea, la pérdida de la capacidad de las células precursoras o responsables de formar nuevas neuronas. Al ocurrir esto, se pueden generar ciertos trastornos neurodegenerativos, entre ellos las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.
Algunas investigaciones han descubierto que la inflamación desempeña un papel destacado en el equilibrio de la neurogénesis y la neurodegeneración. Vale destacar que en el cerebro además de las neuronas, existen ciertos tipos de células denominadas glía. Ellas constituyen el grupo de células del sistema nervioso de mayor abundancia cerebral. Dichas células por mucho tiempo, fueron consideradas un simple elemento de soporte.
Estudios recientes mostraron que la glía interviene en la formación, regulación y operación de circuitos a nivel de neuronas. Dentro de las células de la glía, existe un tipo de células que pertenece al sistema inmunológico denominadas microglía. Ellas se encargan de monitorear la integridad del cerebro, asociadas a otras células inmunitarias. Así, logran reaccionar frente a cualquier daño, combatiendo infecciones virales o bacterianas.
Vale destacar, que aún faltan por desarrollar métodos de investigación no invasivos y seguros. Esto de alguna manera, ha impedido profundizar en el proceso de la neurogénesis, en seres humanos vivos. Sin embargo, actualmente se pueden considerar ciertas tecnologías relativamente seguras de neuroimagen, que permitirán lograr avances importantes. Tales como, la observación del crecimiento de células neuronales nuevas.
¿Cómo el estrés influye sobre el cerebro y la memoria?
En las últimas décadas diversos estudios de neurociencia, han demostrando que el estrés incide sobre ciertas funciones cerebrales. Entre ellas destacan el aumento del deterioro cognitivo vinculado con la edad, además de las capacidades de aprendizaje y memorización. Muchos de estos efectos están asociados con la susceptibilidad de las neuronas presentes en el hipocampo.
Esta es una pequeña porción del cerebro, ubicada en la parte interior del lóbulo temporal. Es importante mencionar que la relación entre el estrés y la memoria es bastante compleja. A pesar, de que las experiencias estresantes, en especial las traumáticas, producen recuerdos que permanecen por mucho tiempo. También es cierto, que el estrés puede llegar a deteriorar procesos de memorización y de atención.
Se puede afirmar, considerando los resultados de diversas investigaciones, que el hipocampo, desempeña un rol fundamental en la memoria. De hecho, participa activamente en la regulación neuroendocrina de las hormonas del estrés. Se sabe además, que el hipocampo es vital para la formación de la memoria declarativa o explícita (permite evocar recuerdos).
Se ha observado que los efectos del estrés crónico inciden sobre la secreción de diversas hormonas cerebrales, entre ellas el cortisol y el factor de liberación de corticotropina (CRF). Cabe destacar que, altos y prolongados niveles de cortisol han sido asociados con trastornos del estado de ánimo, además de ello, con la contracción del hipocampo. Incluso efectos muy prolongados, podrían generar eventos de amnesia.
Un estudio impulsado por investigadores de la Universidad de Medicina y Ciencia Rosalind Franklin, determinó un interesante hallazgo. Se logró descubrir que un solo evento de estrés social, puede eliminar neuronas nuevas a nivel de la zona cerebral del hipocampo.
Estudios comprueban el efecto del estrés sobre la memoria y el tamaño del cerebro
Como se mencionó aquí, el hipocampo es una de las regiones del cerebro con mayor asociación sobre los procesos de aprendizaje, memoria y emociones. Además, es una zona vital del cerebro porque gran parte de la neurogénesis o formación de nuevas neuronas ocurre allí.
Estudios con animales de laboratorio, detectaron niveles de cortisol hasta seis veces más altos en cerebros de animales sometidos a estrés. De acuerdo a muchos investigadores, estos desequilibrios hormonales inciden sobre la atrofia el cerebro y trastornos sobre la formación de nuevas neuronas.
Algunos estudios han permitido demostrar que el estrés incide negativamente en el sistema nervioso central. Este proceso, cuando se presenta de forma recurrente, puede causar cambios estructurales en diferentes partes del cerebro. De hecho, estudios recientes han demostrado que personas con altos niveles de cortisol, exhiben peor memoria y percepción visual. Además de ello, presentan menores volúmenes de materia gris cerebral total.
Esto se publicó el 2018 en la revista Neurology, comprobándose que el volumen del cerebro de personas con niveles elevados de cortisol es menor, al compararlo con personas con niveles normales de cortisol. De hecho, se observó que quienes poseían elevados niveles, mostraban menor atención y peor memoria.
Este estudio se realizó sobre un universo de 2.231 personas sanas, con una edad media de 48 años. Los participantes fueron sometidos a diversas pruebas psicológicas para valorar sus habilidades memorísticas y de razonamiento. Además de ello, se le realizaron diversos análisis de sangre y una resonancia magnética cerebral. Por medio de ella se evaluaron los volúmenes de materia blanca total y materia gris lobular.
Los investigadores concluyeron que altos niveles de cortisol en sangre, estuvieron asociados con un menor volumen cerebral y deterioro de la memoria. Esta asociación fue más evidente en las mujeres.
Consejos para aumentar la resistencia y controlar el estrés laboral (Según CDC)
EL Centro de Prevención y Control de Enfermedades emitió una serie de recomendaciones que invitan a que las personas aumenten su resistencia y controlen el estrés laboral. Entre ellos se mencionan:
Identificar las cosas que causan estrés y trabajar en ellas junto a compañeros de trabajo para identificar soluciones
Identificar y definir aquellas cosas sobre las que no se tiene control y hacer lo mejor que se pueda con los recursos disponibles
Procurar mantener un horario de sueño regular
Tomar descansos regulares mientras se trabaje en la casa.
Consultar a colegas, compañeros de trabajo, familiares y amigos, en caso de necesitar apoyo
Mantenerse en contacto constante con el aire libre, bien para ejercitarse o para relajarse
Si se trabaja en la casa, mantener un horario disciplinado que permita cumplir metas diarias establecidas
Concluyendo
Se ha podido observar la importancia que posee el adecuado manejo del estrés, a fin de evitar deterioros cerebrales y de la memoria. Desde el año 1998, la Dra. Sonia Lupien y sus colegas de la Universidad de Mc Gill, Canadá, demostraron que las personas que tienen niveles altos de cortisol, sufren una mayor pérdida de neuronas en el hipocampo cerebral. Desde entonces, el hipocampo ha sido una ventana interesante para investigar los efectos del estrés sobre la memoria.
Diversos estudios se han realizado desde entonces, sin embargo, muchos de ellos, se centraban en adultos mayores. Sin embargo, el 2018, se logró publicar en la revista Neurology, la asociación del cortisol matutino con el rendimiento cognitivo y la estructura del cerebro en adultos jóvenes. Se observó una relación directa entre los niveles de estrés, cortisol y el deterioro del cerebro.
Este proceso negativo sobre el cerebro, fue estudiado a nivel de laboratorio y clínico. Esto conduce a la conclusión de que el estrés afecta no solo el desbalance hormonal, sino también el tamaño del cerebro y la memoria. Este efecto posee una incidencia directa sobre una de las zonas responsables de realizar la nueva formación de células neuronales.
Para Marjorie, mi seguidora, el dossier recibido le ilustró una cantidad de elementos que muchas veces ella no consideró. Lo que compartí con ella, es lo que ahora aparece en el post. A raíz de lo que ahora considera una información relevante, ella optó por realizar algunas de las sugerencias de CDC. Esto, le acarreó grandes satisfacciones a nivel de los compromisos laborales desde casa y una mayor conciencia sobre su cuerpo y mente.
“Hemos visto en la investigación que había pérdida de memoria y contracción cerebral en personas de mediana edad antes de que los síntomas empezaran a mostrarse, por lo que es importante buscar formas para reducir el estrés, como dormir las horas suficientes, hacer ejercicio moderado, incorporar técnicas de relajación en la vida cotidiana o controlar en el médico los niveles de cortisol y tomar un medicamento reductor en caso de que sea necesario”
Dr. Justin B. Echouffo-Tcheugui
Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, Massachusetts
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Referencias:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5579396/
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4933289/
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https://www.verywellmind.com/surprising-ways-that-stress-affects-your-brain-2795040
https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/community/mental-health-non-healthcare.html