Este es el sueño de cualquiera cuando llega el invierno: conocer la fórmula mágica para tener unas defensas fuertes.
Con la llegada del frío nuestro organismo experimenta una serie de cambios que pueden afectar a la salud. Para que eso no ocurra, una alimentación sana y llevar una buena actividad física nos va a proporcionar una gran ayuda. Mantener una alimentación saludable es primordial para la salud y el sistema inmunitario. Esto significa que la alimentación debe ser equilibrada y completa, es decir, tanto con alimentos ricos en vitaminas que aumenten las defensas, como en proteínas, presentes en carnes y huevos. Si esto no es así es normal que sintamos más cansancio de lo normal, falta de vitalidad y muchísimo agotamiento.
Durante el invierno pasamos mucho tiempo encerrados en estancias con calefacción que nos protejan del frío. Pero para trasladarnos de un lado a otro debemos pasar por el duro frío de la calle. Eso conlleva que nuestro cuerpo experimente cambios muy bruscos y nuestro sistema inmune se vea muy afectado. Por eso, si no estamos fuertes nuestras defensas baja, la maquinaria de nuestro sistema inmunológico no funciona a pleno rendimiento y caemos en resfriados y gripes.
Además de múltiples consejos para evitar caer enfermos, existen remedios naturales con los que también podemos protegernos de virus y bacterias:
- Frutos secos: en especial piñones, pistachos, pipas y semillas de sésamo aportan hierro que aumenta las defensas.- Frutas cítricas: kiwi, mandarina, naranja, limón… en definitiva frutas ricas en vitamina C.
- Pescados y carnes rojas: alimentos ricos en proteínas que son de gran ayuda para combatir infecciones.
- Legumbres y huevos: en especial la yema de huevo ayuda a mantener el sistema inmunológico sano.
- Ajo y cebolla: el ajo es un antibiótico natural que incrementa las defensas del organismo y sirve de escudo frente a infecciones.
Además de todos estos alimentos, existen diferentes formas de aumentar nuestras defensas para que estemos protegidos, como puede ser realizar ejercicio físico. Un nivel moderado de ejercicio fortalecerá tu sistema inmunitario y además prolongará su deterioro natural. Es decir, fortaleces tus defensas pero también retardas el envejecimiento celular. Por tanto, puedes realizar deporte sin miedo tanto dentro como fuera de casa, independientemente de la estación en la que nos encontremos. También un descanso reparador es, como coloquialmente se dice, “mano de santo”.
Dormir las horas suficientes es fundamental para tu sistema inmunitario, ya que digamos que funciona como una batería y esta batería carga durante toda la noche para que el descanso sea reparador. Así que tus defensas también se mejoran cuando estás durmiendo. Y por último, y lo más importante, una buena alimentación.
Cuidar tu alimentación es fundamental para fortalecer el sistema inmunológico y combatir los síntomas que provocan unas defensas bajas. Las verduras, frutas y hortalizas son la principal fuente de vitaminas y minerales, micronutrientes esenciales en el metabolismo de nuestro cuerpo, incluidas las defensas. En algunos casos es recomendable complementar la dieta con un multivitamínico que contenga ingredientes pensados específicamente para reforzar el sistema inmunitario.