La artritis reumatoide provoca numerosos casos de incapacidad laboral entre los trabajores. La enfermedad consiste en la inflamación de las articulaciones y acaba provocando dolores intensos y lesiones con las que se hace muy difícil la vida normal, y por supuesto cualquier actividad en el puesto de trabajo.
Las peor paradas en artritis reumatoide son las mujeres. Son cerca de 200.000 mujeres las que sufren artritis reumatoide en España (el doble que los hombres), y entre un 25 y un 30% de las que están en edad activa sufren algún tipo de incapacidad laboral a causa de esta enfermedad. Según el estudio de CaliRA apoyado por UCB Pharma, los datos de incapacidad para las mujeres empeora hasta el 50% de las afectadas a los ocho años del diagnóstico, y a un 80% cuando han pasado diez años.
A la imposibilidad de seguir ocupando su puesto de trabajo, se suma la inevitable pérdida de calidad de vida. Pero no solo es así en los casos en los que la baja por incapacidad es permanente, sino también en las que reducen su horario laboral y ven por ello mermado su salario, o en las que las oportunidades de ascensos y mejores empleos se desvanecen.
El dolor crónico, la rigidez, inflamación y deformidades en las articulaciones que produce la artritis reumatoide, junto con el bajo estado de ánimo por la situación laboral, hacen que la enfermedad conlleve un fuerte impacto psicológico en quien la padece. De hecho, el estudio de CaliRA afirma que casi la mitad de mujeres con artritis reumatoide tienen un bajo estado anímico y un 7% padece ansiedad o depresión.
Actualmente la información es muy amplia y está al alcance de cualquier interesado. Así lo ha hecho posible el avance científico en la investigación. En los últimos años se han conseguido importantes mejoras en los tratamientos, sobre todo las terapias biológicas. Es el caso de Cimzia® (Certolizumab pegol) de UCB Pharma, que es capaz de evitar la progresión del daño articular ya en la semana 16.
¿Eres o has sido mujer trabajadora y has tenido problemas por la artritis reumatoide?
Texto de Pablo Girón.
Imagen: eflon/Flickr