En palabras del Dr. Ricardo Ruiz, el término de la piel sensible no está basado en un diagnóstico médico, sino en el marketing. “Sin embargo son muchos los pacientes que acuden a consulta aquejados de enrojecimiento y escozor en la piel cuando se exponen al contacto con distintos agentes, incluso con el agua”, asegura el dermatólogo.
Según él, en general tras el concepto de la piel sensible se encuentran tres problemas bien distintos:
- Rosácea: se caracteríza por un enrojecimiento difuso en distintas zonas del rostro relacionados con los cambios de temperatura. Aquellas personas que la sufran no deben nunca emplear cremas con cortisona, ya que suele empeorar los síntomas de la piel sensible. El tratamiento más adecuado para esta patología consiste en controlar los brotes a base de antibióticos e isotretinoina, así como evitar exposiciones al sol.
- Dermatitis atópica: sus síntomas más claros son descamaciones, no sólo en el rostro, sino en el cuero cabelludo, los brazos, las piernas... Es bastante común que estos pacientes, además, sean alérgicos al polvo o al polen. En este caso, las cortisonas suaves como tratamiento pueden ser efectivas si se emplean de forma prudente.
- Intolerancia a cosméticos: causa eccemas y escozor en la piel cuando existe contacto con determinados productos tópicos. En estos casos es conveniente realizar pruebas para descartar alergias asociadas al níquel, fragancias, conservantes... “El manejo de estos pacientes es muy difícil. Por lo general no toleran ninguna crema que contenga conservantes o perfumes y algunos ni siquiera soportan la vaselina pura ni las aguas termales. En ocasiones tenemos que recurrir a los corticoides por boca para controlar los brotes de enrojecimiento”, asegura el dermatólogo.
Estas patologías pueden generar ansiedad y, en ocasiones, incluso depresiones. ¿Las conocías? ¿Sufres alguna de ellas?
Imágenes (por orden de aparición): Jsome1/Flickr y Vince Alongi/Flickr