La Dermatitis Atópica es una enfermedad genética y medioambiental que se manifiesta en la piel de quien la sufre. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es mucho más frecuente que lo haga durante el primer año de vida del paciente. Asimismo, aquellos cuyos padres o hermanos han experimentado algún tipo de proceso alérgico como, por ejemplo, asma, rinitis o alergia alimentaria son más propensos a padecer esta patología. Y es que, esta enfermedad aparece asociada a un incremento de la susceptibilidad al asma y a la rinitis alérgica.
Se puede clasificar la dermatitis atópica en cuatro tipos bien definidos: Dermatitis Atópica en la Infancia, Dermatitis Atópica en la Niñez, Dermatitis Atópica en la Adolescencia y Dermatitis Atópica en Adultos, siendo esta última la menos frecuente de todas. Así, los síntomas que presenta la enfermedad varían en función de la edad, tanto en la forma de manifestarse como en el lugar donde lo hace.
Dermatitis Atópica en la Infancia
Por lo general, en este tipo de Dermatitis Atópica, los primeros signos de la enfermedad empiezan a aparecer al segundo o tercer mes de vida. Se tratan de manchas rojizas con pequeñas ampollas que, en ocasiones, supuran un líquido desagradable mezclado con sangre. Otra de las primeras señales de alerta es una pequeña grieta rojiza en el pliegue del lóbulo de la oreja.
Las manchas anteriormente mencionadas pueden presentarse en múltiples partes del cuerpo: en las mejillas, en la frente, en el mentón, en el tronco y en las extremidades. Producen picor y, por lo tanto, suelen provocar que el niño se rasque constantemente, sobre todo cuando no está vestido o durante la noche, llegándose a causar en algunas ocasiones heridas graves que pueden infectarse.
Dermatitis Atópica en la Niñez
En este caso, la enfermedad puede aparecer como una erupción inesperada o como una recaída (extensión de la variedad de la Infancia).
A diferencia del tipo anterior, la piel presenta menos inflamación y las manchas son menos rojizas. Asimismo, las ampollas o llagas en rara ocasión supuran. Sin embargo, la piel en estos niños es más gruesa y áspera y, aunque las costras tienden a desaparecer, la piel se descama en el proceso conocido como ‘liquenificación’.
La cara y, más concretamente, los párpados y la piel de alrededor de los ojos es la zona más afectada. No obstante, la Dermatitis Atópica también puede localizarse en estas edades en las flexiones de los codos, las rodillas, las muñecas, los tobillos y el cuello. Y, al igual que en la etapa anterior, suele presentarse acompañada de picores.
Dermatitis Atópica en la Adolescencia
Durante la adolescencia es muy poco frecuente que se presente esta patología de forma inesperada ya que, por el contrario, suele ser simplemente una racaída, habiendo aparecido por primera vez la Dermatitis Atópica en una edad más temprana.
Una vez más, la cara es la zona más afectada (sobre todo alrededor de los ojos y la boca). Además, el cuello tiende a tomar un color marrón, conocido popularmente como ‘cuello sucio’. En estos casos puede presentarse igualmente en las flexiones de los codos, las rodillas, y las muñecas aunque con la diferencia de que las heridas formadas están menos inflamadas y la piel se muestra seca y gruesa.
El picor, en estos casos, aparece como consecuencia del estrés emocional y, por si fuera poco, el adolescente puede presentar al mismo tiempo otras enfermedades alérgicas, como la rinitis, conjuntivitis y asma.
Tratamiento
Por suerte, aunque la Dermatitis Atópica puede prolongarse en el tiempo, por ejemplo, desde los primeros meses de vida hasta la edad adulta, está comprobado que un 90% de los pacientes alcanzan una curación total.
Es característico de la enfermedad que, con el paso del tiempo, se den remisiones durante años, pero esto no significa que se haya curando por completo la enfermedad, en algunas ocasiones pueden darse recaídas.
Puesto que en cada persona la enfermedad se manifiesta de una forma y está causada por factores distintos, el tratamiento deberá ser individualizado. No obstante, los consejos más básicos son:
Eliminar los alimentos que puedan causar alergia como, por ejemplo, los lácteos o el huevo, y llevar una dieta terapéutica.
La ropa que esté en contacto directo con la piel es recomendable que sea de algodón 100% blanco, es decir, que no haya sido teñido, y debe lavarse con jabones no irritantes.
Debe mantenerse una correcta limpieza dentro del hogar para eliminar los ácaros.
Si el médico así lo recomienda, se pueden usar cremas de cortisona para reducir la inflamación.
Para aliviar los picores lo mejor son los antihistamínicos.
Por último, será necesario recurrir a una terapia con antibióticos para tratar posibles casos de infecciones, si las hubiera, producidas al rascarse.
Fuente: La Dermatitis Atópica en Niños: Consejos prácticos. Instituto UCB de Alergia. Autores: L.Businco, G.Bruno, M. Ferrara (División de Alergología e Inmunología, Departamento de Pediatría, Universidad de 'La Sapienza', Roma). Versión española revisada y adapatada por el Dr. Antonio Basomba (Hospital Universitario 'La Fe', Valencia).
Imágenes (por orden de aparición): Atheist_Lenses/Flickr, Zanini H./Flickr, Dan Zen/Flickr, martinak15/Flickr y tsuacctnt/Flickr.