El Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha puesto de manifiesto, que, si bien hay alteraciones genéticas u hormonales, se demuestra que todo ello está relacionado con el estilo de vida y la alimentación de la pareja a la hora de valorar los temas de fertilidad.
Cuando se inicia un tratamiento de infertilidad o bien se quiere concebir un hijo, es importante resaltar aquello que comemos. IMEO desaconseja aquellos productos químicos en forma de edulcorantes, conservantes, abonos químicos en la tierra, pesticidas en los cultivos, hormonas en algunas carnes, etc., pues por separado no tienen efectos nocivos sobre la salud, pero unidos y durante un consumo prolongado podrían estar perjudicando aspectos como la fertilidad y la capacidad de engendrar hijos.
También se aconseja reducir el consumo de cafeína y teína; y reducir el consumo de bebidas alcohólicas. Algunas de las pautas que se han de seguir van desde aumentar las frutas y verduras ricas en antioxidantes en las comidas a hacerlo con los ácidos grasos omega 3 a través de nueces o pescado azul. Por otro lado, las proteínas de animales son destacadas para darnos el hierro que necesitamos. Ello se puede obtener por el consumo de pollo ecológico, carne roja una vez a la semana o mariscos con concha. Otro aporte destacado es el calcio y el ácido fólico, esencial antes y durante el embarazo. Se recomienda, a la vez, consumir zinc, a través de pescado, marisco y lácteos.
Los alimentos afrodisíacos pueden hacer reavivar el sexo. Son buenos los mariscos, los frutos secos y del bosque o una pieza de chocolate negro, algo siempre apetecible. También se pueden tomar complementos, tales como extracto de la raíz de la Maca Andina, que aumenta los niveles de testosterona, la L-Carnitina, que incide en los procesos de formación del esperma; o las semillas de Griffonia, para reducir el estrés, entre otros muchos, según IMEO.