En los últimos años, no sé muy bien por qué, se ha puesto muy de moda vivir de noche. Quizá sea porque las jornadas de trabajo son muy largas y ya casi no queda tiempo para vivir, o porque la gente necesita aliviar su estrés y piensan que salir a divertirse por la noche les ayudará.
No obstante, pensando con un poco de lógica, es bastante absurdo creer que, alargando el día a costa de robar horas al descanso, pueda traer ningún tipo de beneficio.
Qué es el sueño
Aunque falta bastante por estudiar, hoy en día se tiene bastante claro cuáles son los misterios del origen del sueño, de sus funciones biológicas y de su fisiología. Cuanto más se investiga, más se llega a la conclusión de que el sueño es un proceso de vital importancia para la salud del ser humano.
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No obstante, se ha podido observar que, en general, la tendencia entre muchísimas personas es a reducir las horas de sueño. Esto, lógicamente, tiene su implicación, ya que cada vez son más las personas que padecen trastornos del sueño.
Estos problemas se han observado de forma mayoritaria entre personas jóvenes. Normalmente, son debidos a factores externos, de tipo social o ambiental, o a hábitos que afectan a la calidad del sueño, como el consumo de alcohol, cafeína, etc.
En cualquier caso, el sueño es un proceso que no es exclusivamente humano, aunque las características del sueño varían en gran medida entre las diferentes especies. En los últimos 15 años se han llevado a cabo estudios dentro de la neurofisiología, la neuroquímica y la biología molecular, que han llegado a demostrar que el sueño no es un estado pasivo, sino una actividad en la conciencia.
Según los estudios llevados a cabo por Allan Hobson, profesor de la Universidad de Harvard, se ha podido evidenciar que los cambios que se producen en la función cerebral durante el sueño también afectan a otros sistemas del organismo. Los más afectados son el aparato respiratorio y el cardiovascular, que se pueden ver perturbados de forma patológica. Estos datos coinciden con el hecho de que durante la madrugada hay mayor mortalidad cardiovascular.
Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, con lo que podemos decir que a los sesenta años habremos estado durmiendo aproximadamente unos veinte.
La cantidad y calidad del sueño
Se han llevado a cabo diferentes estudios en el Instituto Nacional de Salud de Bethesda (EEUU) que demuestran que existe una clarísima relación entre la calidad y cantidad de sueño y la esperanza de vida. Después de cinco años, se pudo observar que las personas que dormían menos horas presentaban una mayor mortalidad que las que dormían más. Este hecho se veía agravado si la calidad del sueño no era buena.
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También se ha puesto de manifiesto en estos estudios que no todo el mundo necesita dormir la misma cantidad de horas. Mientras que algunas personas se sienten descansadas durmiendo cinco horas, otras necesitan nueve o diez para sentirse bien.
Según Antonio Vela, clinical professor del Departamento de Psiquiatría y Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Pensilvania y jefe de la unidad de Trastornos del Sueño del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Clínico de Madrid, “vivimos en un tipo de sociedad que no considera el sueño un periodo productivo, por lo que se trata como algo más bien despreciable”. También añade: “El dormir mal influye decisivamente en la calidad de vida”
Como ya hemos visto, las personas, hoy en día, duermen mucho menos que antes. Esto es debido, como causa principal, a la existencia de luz artificial. El hecho de poder encender la luz a cualquier hora hace que permanezcamos despiertos más allá de lo que nuestros ritmos circadianos podrían dictar.
Podemos, entonces, afirmar que el hecho de dormir bien durante las horas que cada persona necesite nos aportará beneficios a corto y a largo plazo. Además, cada fase de sueño está implicada en una tarea diferente. Durante el sueño profundo se lleva a cabo la restauración física, mientras que durante el sueño REM se restaura la función cognitiva que tiene que ver con los procesos de memoria, aprendizaje y concentración.
Claves para dormir bien
Siguiendo estas sencillas recomendaciones de higiene del sueño, podrás hacer que tu sueño sea de mayor calidad:
Evita dormir siestas largas de más de una hora.
Intenta acostarte cada día a la misma hora.
Procura despertarte a la misma hora cada día.
Evita el ejercicio físico intenso antes de ir a dormir
Evita las actividades que te estimulen antes de ir a dormir, como vídeojuegos, televisión o Internet.
No consumas alcohol, tabaco o bebidas con cafeína, al menos cuatro horas antes de dormir.
Evita acostarte si te encuentras ansioso o preocupado.
La cama no debería utilizarse para otras actividades como leer, comer o ver la televisión.
Evita hacer trabajo intelectual inmediatamente antes de ir a dormir.
Procura que tu cama sea confortable.
Intenta no pensar o planear las actividades del día siguiente antes de ir a dormir
Es importante que duermas en una habitación con baja luz y poco ruido ambiental
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Meditar antes de dormir
Además de llevar a cabo todo lo anteriormente expuesto, el hecho de meditar antes de dormir te ayudará, en gran medida, a entrar en el sueño de una manera más consciente y tranquila.
La meditación antes de dormir consigue hacer que la mente pierda su inercia y rebaje su actividad. De esta manera, con una mente más tranquila el sueño será mucho más profundo y reparador. Además, al meditar respiraremos de forma más relajada, profunda y consciente y conseguiremos que todo nuestro cuerpo esté mucho más predispuesto al descanso.
Si queremos que nuestro cuerpo y nuestra mente conserven la salud y la energía durante mucho tiempo, tenemos que mentalizarnos en que debemos respetar nuestro descanso.
En conclusión, la meditación podrá permitirte parar, y experimentar de primera mano los beneficios de llevar una vida consciente y saludable, entre los que se encuentra el mejorar la calidad del sueño. Y de esto mismo trata el método Crear Salud, que te ayudará a establecer nuevos hábitos en tu día a día, no solo para que empieces a meditar, sino para aprender a nutrirte adecuadamente y llevar una vida activa.
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