Muchos fracasos nos dejan tristeza porque detrás de esas derrotas hay sueños que no se han cumplido, sin embargo, con el tiempo, la perspectiva del propio fracaso cambia por completo dando paso a una nueva realidad. Con la distancia podemos llegar a descubrir que muchas de aquellas personas que en su momento creímos que eran tan importantes en realidad, no lo eran. O al menos, no fueron determinantes para nuestro desarrollo personal. Tenemos mucho que agradecer a las derrotas.
Consejos para superar la tristeza por una derrota
Nos ayudan a crecer, entrenamos habilidades tan importantes como la capacidad de superación, el pensamiento positivo, la resiliencia, la capacidad de avanzar hacia adelante, aprendemos a no medir nuestra autoestima por esos bienes externos Por tanto, a partir de ahora, intenta observar tus fracasos no por aquello que te quitan sino por todo aquello que te aportan como persona.
Los fracasos también nos hacen más humildes y esta es una de las virtudes más importantes de la vida.
Es decir, nos ayudan a ser conscientes de que nuestro ego no es más que un espejismo que nos juega malas pasadas. Y es que, en ocasiones nos brota un exceso de vanidad que nos lleva a creernos omnipotentes cuando en realidad, somos humanos con muchas limitaciones y defectos.
La tristeza por un fracaso se cura con el paso del tiempo y también, por medio del arte del desapego al marcar distancia con esa meta deseada. Es decir, descubres que tu vida sigue siendo la misma, aunque tenga algunas carencias. Por tanto, los fracasos nos enseñan a valorar el poder de lo esencial, a practicar la gratitud fundamental de vivir en contacto con el poder del presente que es allí donde no existen sombras de fracaso ante ese milagro del vivir que trasciende a todo lo demás.
Tener empatía con el sufrimiento ajeno
Gracias a los propios fracasos también podemos tener empatía con los demás ya que cada ser humano tiene su propia historia de pérdidas y dificultades. Y en ese contexto de diálogo en este nivel de intimidad nace una comprensión que es única. Nos resultaría muy difícil entender la tristeza ajena ante una derrota si nosotros mismos no supiésemos lo que significa sufrir por ello.
Para superar la tristeza de la derrota es fundamental que abras tu corazón ya que la vida es una experiencia fundamental cuando conectas con la sabiduría de saber que tu valor es un bien que no depende de nada externo a ti mismo sino de la bondad de tu corazón. Y la derrota también puede ayudarte a tener bondad puesto que las emociones y los sentimientos que nacen en contacto con el fracaso también elevan tu nivel de introspección.
La derrota es una vivencia de la vida. No hagas de esta vivencia una cualidad absoluta. Por tanto, la vida es aprender a crecer a partir de los obstáculos.