Hay quienes pasan por el mundo sin detenerse a admirar las maravillas que tienen a su alrededor. Permanecen tan absortos en el día a día y en sus obligaciones, que no saben disfrutar de los pequeños momentos que también tenemos cada día a nuestro alrededor y son necesarios para recargar esas pilas que nos van a dar el ánimo y el entusiasmo para continuar.
Su paraguas, su coraza, los engaña con las mil y una obligaciones que «no les permiten» disponer de los tres minutos de un precioso atardecer, los diez segundos de la sonrisa de un niño, los cinco minutos de desahogo con un amigo, de ese rato de charla con la pareja o del mismo silencio a su lado, de ese fin de semana libre que permite respirar aire puro, relajarse y descansar viendo los patos en un es-tanque.
Cada momento es único, pero no te equivoques; hay momentos para todo, hay que saber aprovecharlos, hay que vivirlos, hay que disfrutarlos, porque aunque no sean aquellos que deseas, sí son momentos que tienen su encanto. Hay que saber parar, descubrir esos detalles únicos que nos brinda el día donde uno puede respirar, llenar de aire los pulmones y disfrutar de ese aroma que produce ese jardín o esas flores.
Sí, el día está completamente planificado y no hay tiempo para tonterías. ¿Y por qué no está planificado también ese momento único? Precisamente ese momento único es el que te va a permitir tener fuerzas para continuar. No lo olvides. Los coches sin combustible se paran y las personas que no tienen alicientes dejan de tener vida.
Cierra el paraguas de la agenda diaria y descubre y vive esos momentos únicos.
Muchas gracias por estar aquí y no te olvides compartirlo, es importante para mí y aporta granitos de arena para llenar el mundo de alegría y felicidad.