El Raja Yoga es el yoga real, el yoga regio, el yoga de 8 peldaños, el yoga de Patanjali. Hay quien dice que el yoga tiene miles de años de antigüedad y que su origen se pierde en la noche de los tiempos, eso no lo sé; lo cierto es que a día de hoy los escritos más antiguos que tenemos sobre yoga son los llamados Yogasutras de Patanjali, un compendio de 195 aforismos escritos en el siglo segundo antes de cristo, aproximadamente.
Patanjali, cuyo nombre significa "el descendido en la copa", sintetizó las técnicas de yoga existentes en su época y las sistematizó en un método al que denominó Yoga (aunque también se le conoce con el nombre de asthanga yoga y kriya yoga). El término Raja Yoga es un neologismo del siglo XIX, para diferenciarlo del Hatha Yoga y demás "yogas" que habían surgido posteriormente a él.
Para entender bien esta obra, hemos de situarnos en el contexto en el que fue escrita: India, siglo II antes de Cristo. Es importante comprender que la tradición oral estaba fuertemente arraigada, que la mayoría de la gente era analfabeta, y que el acceso al papel o a las obras escritas era difícil. Por estos motivos, con gran acierto, Patanjali vertió todo su conocimiento en 195 breves frases que podían ser cantadas y memorizadas con relativa facilidad. Así, como si de una canción pegadiza se tratase, numerosas personas podrían recordar su enseñanza por un lado, y por otro podrían plasmarse en papel en un espacio reducido (lo que ocupan 195 frases cortas).
Estas 195 frases están divididas en cuatro secciones: en la primera se explica la teoría, en la segunda la práctica, en la tercera los resultados de la práctica y en la cuarta la liberación final. En estos 195 sutras está concentrada toda la sabiduría del yoga.
Samadhi pada: Teoría sobre el yoga, la mente y el samadhi.
Sadhana pada: Práctica o disciplina para alcanzar el yoga; se describe el asthanga yoga o el yoga de los 8 peldaños.
Vibhuti pada: Se describen los poderes que adquiere el yogui con la práctica.
Kaivalya pada: La liberación final, la meta.
Ahora bien, estos aforismos a menudo son confusos, oscuros o parcos en detalles, por eso, desde entonces hasta hoy, se ha necesitado la ayuda de un maestro para esclarecer dichos sutras. El yoga por lo tanto, continua siendo una tradición oral, una tradición viva que se ha ido propagando de maestro a discípulo (guru-kala). Los grandes comentaristas de los yogasutras fueron Vyasa, Shankara y Madhava, entre otros. Aunque hoy en día hay tantas interpretaciones como maestros.
Bien, pues ya pronto entraremos en materia, pero antes repasaremos lo esencial. No importa quién fue Patanjali, ni cuándo vivió ni a qué corriente filosófica pertenecía (dharsana). Lo importante es su legado, los Yogasutras. No obstante desde aquí reconocemos su figura y lo reverenciamos como gran maestro, como un benefactor de la Humanidad.
Dicho esto, tenemos pues dos tareas importantes a conseguir.
La primera es la de encontrar una versión fiel de los Yogasutras.
La segunda es la de interpretarlos correctamente.
Existen numerosas versiones hoy en día sobre los sutras, pero de una a otra pueden diferir mucho, y si a eso le añadimos la posterior interpretación de quien los explica, el resultado final puede ser muy diferente. Sucede algo parecido a las versiones de la Biblia existentes: las hay traducidas fielmente del arameo o del griego (aunque a nivel textual queden más feas e incomprensibles) y las "apañadas" para darle una más fluida lectura al idioma al que están traducidas y de paso cierta interpretación según las creencias del traductor. Es importante obtener una traducción fiel al original, aunque el lenguaje resultante sea más oscuro.
La mejor versión que conozco sobre los Yogasutras es una traducida directamente del idioma sánscrito (el original) por Gabriel Pradipaka, uno de los fundadores del sitio web www.saskrit-sanscrito.com.ar. Poseo su autorización para utilizarlas en este curso, aunque es posible que las modifique un poco para adecuarlas a mi gusto. Desde aquí le mando mi gratitud así como un reconocimiento por su labor.
El siguiente punto por lo tanto, es interpretar dichos yoga sutras. Esa labor corre de mi parte, y lo haré lo mejor que pueda. Yo los escuché hace tiempo de mi maestro Sri Madhavacharya Yogui Dasa, y este a su vez del suyo, Swami Vishnudevananda, y este último de Swami Sivananda... Y así, por esa línea sucesoria ininterrumpida según la tradición guru-kala, nos remontamos hasta el gran Patanjali.
La interpretación que yo les daré es personal, en parte serán parecidas a las de mi maestro, pero gran parte de dicha interpretación provendrá de mi entendimiento y de la síntesis de conocimientos que poseo hasta la fecha. Por este motivo, por formar parte de este linaje, todo aquel que me escuche puede sentir que él también forma parte de esta cadena, como el siguiente eslabón, y puede que algún día, él los interprete y los enseñe a su manera, sabiéndose parte de este legítimo linaje de maestros que se pierde en la noche de los tiempos.
Para entender mejor la senda del yoga, Patanjali, a lo largo de estos sutras, sistematiza y define el yoga en 8 peldaños. De ahí la denominación de asthanga yoga (el yoga de los 8 peldaños) al Yoga de Patanjali, aunque se le conozca más frecuentemente como raja yoga. Esos 8 peldaños son los siguientes, y en este orden:
1. Yama (ética)
2. Niyama (observancias hacia uno mismo)
3. Asana (control del cuerpo físico y de la postura)
4. Pranayama (control del aliento y de la energía)
5. Pratiahara (interiorización de los sentidos)
6. Dharana (concentración de la mente)
7. Dyahana (meditación)
8. Samadhi (iluminación)
Esta es la senda del yoga, una senda que empieza en yama y acaba en samadhi. El objetivo final del yoga es alcanzar el samadhi, la iluminación, pero para llegar a tan alta cima, hay que escalar poco a poco a través de los peldaños precedentes. Los yoga sutras nos orientarán durante este viaje.
Empezamos con el sutra nº 1.
Atha yogānuśāsanam||1||
1. (¡Escucha!) Ahora comienza la instrucción sobre el Yoga.
Este es un sutra introductorio. La palabra atha, aparte de indicar que ahora comienza, también es una exhortación al alumno, de permanecer atento, de afinar sus sentidos, pues ahora comienza la instrucción sobre el Yoga.
Gopal