Esta es la segunda.
Bueno resulta que después de contarle a María todo lo que le conté…
Espera. ¿Y qué le conté? (es posible que te estés preguntando).
Pues nada que no te haya contado ya.
Te pongo en situación. María es (o al menos era hasta antes de ayer) atea. Muy atea. Tan atea como yo hace años, justo antes de ir a la India.
Y lo que le vine a decir a María, así resumidamente, es que sí, que lo que dicen las religiones, especialmente la cristiana puesto que es la que más conocemos por estos lares, es verdad. Osea, que hay un Dios y todo eso.
Pero.
Porque hay un pero, claro, siempre en todas las buenas historias hay un pero, no es un Dios como nos han hecho creer.
Y le dije María después de un buen rato de tratar de cortocircuitar su mente… dicen que Dios está en todas partes, ¿no?
– Sí. Dijo ella no muy convencida.
Entonces… si está en todas partes también está en ti, ¿no?
– Sssshí, dijo ella menos convencida y con una cara un poco así:
Osea, si está en todas partes, está en todas partes, ¿no? ¿o es que está en todas partes menos en ti?
– Sí, supongo que sí.
Vale, entonces María lo que pasa es que está ahí, en ti, pero tú no lo ves, ¿no?
– No entiendo.
Vale, este teléfono móvil está conectado por wifi y por 4g, por ondas, ¿no?
O piensa en una radio. La radio que escuchamos está recibiendo ondas, ¿no? Hay una emisora que mite ondas, y la radio, receptora, las recibe. Son ondas que sabemos que están ahí porque nos lo han dicho pero no las vemos puesto que nuestros sentidos no son lo suficientemente sensibles como para captarlos, ¿no?
También hay aparatos que nos muestran que están ahí esas ondas y lo podemos comprobar por nosotros mismos. O sencillamente, cuando usamos una radio o un móvil nos que están mostrando que están ahí puesto que estamos recibimos información, pero no las vemos, ¿no?
– Sí, sí.
Vale. Bueno pues yo soy el tío que ha venido a decirte que Dios está en ti, que es una forma de onda, pero que necesitas un aparato para saberlo.
– Aaaajam.
Y que ese aparato eres tú, pero tu aparato no funciona muy bien porque no lo has usado nunca y lo que tienes que hacer es aprender a usarlo. Necesitas perfeccionar y afinar tu aparato para que pueda detectar las ondas que no eres capaz de ver pero que ahora sabes que están ahí.
Mediante la meditación mejoras tu aparato, lo afinas. Mejoras tus centros superiores. Perfeccionas tu receptor. Dios es el emisor, la fuente, y tú eres el receptor. Bueno, tú también eres emisor, pero ese es otro tema.
– Vale, Antonio, lo pillo, pero eso requiere mucho trabajo ¿no?
Sí claro, hay que emplear tiempo en ello, pero los beneficios que obtienes son inigualables y además es bastante fácil el empezar a mejorar tu aparato para captar más cosas, más ondas, más frecuencias.
Y si es tan fácil como dices, Antonio, ¿por qué no lo hace todo el mundo?
Jejeje. Mira, María, antes de responderte a eso, busca en tu móvil el documental Shamadi y te lo ves cuando puedas, ahí llegarás a comprender un poco mejor lo que estoy tratando de explicarte que sé que es un poquito lío asín de primeras.
[ Entonces María saca su móvil… busca en youtube Shamadi… y ¡pum! le salta una publicidad ]
Oye, María, ¿no te molesta la publicidad?
– Sí, claro.
¿Sabes que puedes pagar 12 euros al mes y no tendrías anuncios y así podrías ver todo lo que quisieras ininterrumpidamente y nadie usaría tu tiempo y tu energía y concentración sin tu permiso nooooo? Parece un precio barato de pagar teniendo en cuenta lo que vamos a obtener ¿no?
– Sí, sí, youtube premium, claro que lo conozco.
¿Y por qué no lo haces? ¡es muy fácil!
– Ya, pero es que yo no quiero pagar.
Ah….. creo que por eso no lo hace todo el mundo.
Fuente: este post proviene de Ricos y Libres, donde puedes consultar el contenido original.
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