Productividad, tareas, no tener tiempo…todo ello puede hacer que cualquiera se acerque peligrosamente a estados de ansiedad patológicos pero, ¿Qué sucede con quién tiene al lado dicha persona?
Vivir con una persona con ansiedad no solo es duro porque implica presenciar el sufrimiento del otro sino porque uno mismo debe hacer uso de una suerte de recursos extra que, muchas veces, no se tienen en cuenta. Así es la vida con una persona con ansiedad.
Cómo es vivir con una persona con ansiedad
Sara se levanta cada mañana a las siete para trabajar. Hace varios meses que su pareja, Lidia, no encuentra trabajo. Sufrió un colapso nervioso (ataque de pánico) en el trabajo y, desde entonces, cualquier situación que le recuerde remotamente al ámbito laboral le resulta imposible de afrontar.Ya lo ha intentado yendo a varias entrevistas y en todas sucede lo mismo: replica el mismo escenario, colapsa y vuelve sobre sus pasos, lo cual agrava el estado inicial.
La actitud de Sara empieza a ser de pérdida paulatina de paciencia. A pesar de que Lidia hace las tareas del hogar, la carga mental que tiene que soportar Sara es enorme ya que debe pagar el piso por dos, ser el doble de empática para no caer en culpabilizar a su pareja y mantener unos niveles de paciencia que le cuestan cada vez más ya que su propio trabajo implica que padezca estrés en muchas ocasiones.
Esta es la realidad que sufren cientos de miles de personas en todo el mundo. Son quienes acompañan en silencio a las personas que padecen trastornos de ansiedad, ya sea generalizada o focalizada en situaciones concretas.
Estas personas trabajan sus recursos internos de empatía y paciencia hasta el máximo exponiendo su propia salud mental. ¿Realmente es necesario padecer este camino en solitario?
La terapia para los trastornos de ansiedad…y para el acompañante
Se da por sentado que una persona que sufre algún trastorno de ansiedad debe acudir a terapia pero, ¿Qué sucede con el acompañante?, ¿con la pareja o familiar que está a su lado?Según numerosos artículos de psicología se le pide a la persona que convive con quién tiene ansiedad que mantenga la paciencia, sea empático y demás actitudes pero, ¿realmente alguien es capaz de soportar la carga que supone un trastorno mental incapacitante durante mucho tiempo?
Por ello siempre se recomienda que si se convive con una persona que padece ansiedad crónica se opte por acudir voluntariamente a terapia de apoyo ya que cuando existe un trastorno mental, a menudo los familiares sufren tanto como la persona afectada en primera instancia.
Autora: Álex Bayorti (colaboradora de nuestro blog)
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