Los seres humanos somos potencialmente creadores, utilizamos los datos aprendidos y la imaginación para generar nuevos horizontes. Abrir caminos y tender puentes hacia el
futuro con la sensación de estar produciendo acontecimientos importantes que aportaran todo lo que deseamos a nuestra vida.
A medida que pasan los años esos datos acumulados en la memoria y ese talento creador de la imaginación, que hasta ahora eran motores potenciadores, comienzan a desvirtuarse con la sensación de que ya no todo es tan agradable o que algo no esta bien.
Es así, como la memoria, la imaginación y la sensación que fueron factores importantes para desarrollar actividades, se los comienza a utilizar en sentido inverso, van perdiendo la carga positiva que poseían, en su lugar comienza a actuar la memoria con los recuerdos negativos, los fracasos, las pérdidas de seres amados, objetos u oportunidades. La imaginación, por su lado, también comienza a trabajar en ese sentido, trayendo temores, miedos, angustia por el futuro. Toda esta amalgama de sensaciones que antes contribuían al crecimiento hoy detienen el presente.
Poder ver y reconocer esta situación interna es un gran paso para iniciar el despeje de obstáculos que mantiene detenida la vida en la desorientación.
Descubrir nuevamente un sentido en la vida es lo que aportará en el inicio de un nuevo recorrido, cerrando etapas anteriores, tomando de ellas lo provechoso y convirtiendo estas tres vías del sufrimiento, en tres vías validas para una existencia plena.
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