Las tasas de autismo en los países en desarrollo han aumentado notablemente en los últimos 20 años.
Y se ha cuestionado el papel de las vacunas como causa del autismo, las siguientes son algunas de las hipótesis investigadas.
La vacuna triple MMR y el autismo
En 1995, un grupo de investigadores británicos publicó un estudio que mostraba que las personas que se vacunaron con la triple vacuna contra el sarampión, la paperas y la rubéola (MMR) tenían más probabilidades de padecer una enfermedad intestinal que a su vez vinculaban con el autismo.
Aunque en el estudio afirmaron que no podían demostrar una relación entre la vacuna y el autismo, se sugirió en un video publicado para coincidir con la publicación del periódico que existía una relación causal.
La reacción a la publicación fue inmediata. Los medios de prensa cubrieron las noticias ampliamente y los padres asustados comenzaron a rechazar la vacunación para sus hijos.
Durante los siguientes doce años, se estudió exhaustivamente la posibilidad de un vínculo entre la MMR y el autismo.
Muchos estudios bien diseñados no han encontrado ningún vínculo entre la MMR y la enfermedad intestinal o la triple vírica y el autismo.
En 2004 se dio a conocer que el estudio inicial había sido pagado por abogados que buscaban demandar por la vacuna. La mayoría de los coautores del estudio se retractaron, y en 2010, la revista se retractó formalmente del artículo.
Un estudio que resultó ser casi completamente fraudulento, con datos falsificados, desacreditado por los científicos pero cuyo impacto continúa hasta nuestros días.
El timerosal y el Autismo
Nunca se había usado en la vacuna MMR, ya que los agentes antimicrobianos no se usan en las vacunas vivas pero si era usado en otras vacunas.
Los activistas y otros comenzaron a preocuparse por la seguridad del timerosal, y postularon que el autismo podría ser el resultado de la exposición al mercurio en las vacunas.
El Instituto de Medicina en un informe publicado en 2004, llegó a la conclusión de que la gran cantidad de evidencia reunida sobre la cuestión determinaba que el mercurio en algunas vacunas no estaba asociado con trastornos del neurodesarrollo.
Desde entonces, la evidencia de muchos estudios ha continuado apoyando el rechazo de una asociación entre el timerosal y el autismo.
Hoy en día, el timerosal ya no se usa en la mayoría de las vacunas infantiles, aunque algunas formas de vacunas contra la influenza disponibles en viales de dosis múltiples pueden contener el conservante.
Otras Hipótesis sobre el Autismo
Después de que se eliminó el timerosal de la mayoría de las vacunas, las tasas de autismo no disminuyeron. Por el contrario, continuaron elevándose.
Muchas vacunas se han agregado al cronograma de vacunación infantil desde la década de 1980, y algunos críticos han expresado su preocupación de que este aumento en la exposición a la vacuna produzca autismo.
Sin embargo, no ha aparecido evidencia de una asociación entre una mayor exposición a las vacunas y el autismo.
Otros se han centrado en el adyuvante de aluminio en algunas vacunas como una posible causa de autismo.
Sin embargo, las cantidades de aluminio utilizadas en las vacunas son pequeñas en comparación con otras exposiciones al aluminio, como en la leche materna y la fórmula infantil.
Conclusión
La mayoría de los expertos científicos y médicos coinciden que no existe conexión entre las vacunas y el autismo y otros trastornos del neurodesarrollo.
Aun así, los críticos continúan cuestionando el problema. No solo cuestionan la relación entre la triple vírica y el timerosal y el autismo, sino que también descubren otros culpables que podrían desempeñar un papel en el desarrollo del autismo.
Los investigadores continúan examinando estas preguntas, pero no hay evidencia de que estos factores desempeñen un papel en el desarrollo del autismo.
La mayoría de los investigadores de autismo sostienen que las causas del autismo son muchas e incluyen factores genéticos y ambientales, pero no involucran vacunas.
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