SUPERANDO LA ANSIEDAD SOCIAL EN UN MUNDO CADA VEZ MÁS CONECTADO

En un mundo donde las conexiones digitales reinaban, Sofía se perdía entre likes y comentarios. Su ansiedad social se alimentaba de la presión constante de ser perfecta online. Las risas en pantalla ocultaban sus noches de insomnio, temiendo no ser suficiente. La angustia de compararse con vidas aparentemente perfectas la envolvía. Un día, con lágrimas digitales, desactivó sus cuentas. Al principio, el silencio virtual la aterró, pero lentamente encontró paz. Descubrió la calidez de conexiones reales, riendo sin filtros y abrazando imperfecciones. En su renuncia a la hiperconexión, halló la cura para su ansiedad, aprendiendo que su valía no dependía de clics ni likes.

La historia de Sofía bien podría estar referida a esa cantidad cada vez mayor de personas que padecen ansiedad social. La hiperconectividad ha traído muchos elementos positivos a nuestras vidas, no podemos ni debemos olvidarlo, pero es cierto que en ciertos tipos de personalidad predispuestos a la introversión, timidez, e incluso ansiedad ante la interacción con otros, las posibilidades que ofrece internet pueden ser más perjudiciales que curativas.

La cura de la ansiedad social no es la interacción frente a una pantalla

A pesar de que puede resultar tentador dejarse llevar por la posibilidad de relacionarnos con otras personas sin necesidad de estar presentes, lo cierto es que, a largo plazo, puede resultar un verdadero hándicap, tanto para las relaciones sociales posteriores como para las laborales y sentimentales.

En ningún caso debemos olvidar que los seres humanos somos animales sociales. Necesitamos de la interacción personal. De hecho, interactuar con otros y ver su lenguaje no verbal nos da claves muy importantes acerca de la comunicación que se pierden con el uso de las redes sociales.

Esto se debe a que ciertos aprendizajes en materia de empatía, por ejemplo, están directamente vinculados a la creación de lazos “químicos” que logramos cuando conectamos con otras personas.

Desgraciadamente, la pobre Sofía se siente cómoda detrás de la perfección online ya que en ella no da traspiés, no se traba al hablar, ni dice nada inconveniente. No se le descoloca la ropa o se le despeina el pelo.

A menudo, los trastornos de ansiedad vienen asociados a un exceso de exigencia y perfeccionismo combinados con la vergüenza y la anticipación constante a terribles catástrofes que pueden acaecer (y que, según la edad, pueden ir desde que se rían de ti al exponer un trabajo en clase hasta que temas que se te va a incendiar la casa por dejar el gas encendido).

El espectro de la ansiedad es tan amplio como casos existen, pero todos tienen un factor común: el miedo a lo que puede pasar si

Resolviendo la ansiedad social: viviendo la vida real

Cuando se padece ansiedad social, no resulta tan sencillo como parece pero, con ayuda profesional, es posible comenzar a entablar relaciones reales válidas.

Algunas técnicas de la terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, pueden ser muy prácticas, como sucede en el caso de la exposición gradual a las situaciones estresantes o la jerarquía de exposición, que consiste en clasificar las situaciones ansiosas en función del desafío que suponen.

Autora: Álex Bayorti (colaboradora de nuestro blog)

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