Cuando decido optar por algo, me gusta ser rigurosa en mis preferencias y elegir aquello que me agrada o que me aporta algo significativo.
Normal, ¿no?
Como todo el mundo.
Pues no.
Hay otra fórmula (quizá muchas más), pero sobre todo una con la que discrepo y con la que no me identifico en absoluto.
Se trata de decidir o elegir algo porque va en contra de alguien o algo.
Como tantas creencias, me parece necesario actualizar ésta también, se trata de variar el enfoque.
Quizá sea otra nueva creencia, quizá, pero por probar que no quede.
Si me centro en lo que no me gusta o actúo en contra de algo o alguien, en realidad estoy dándole energía extra y expandiéndolo.
Lo que resistes, persiste, y en lo que centras tu atención, se expande.
Da igual que lo desees o lo detestes, simplemente te enfocas y eso es más que suficiente para dotarlo de energía y hacerlo más fuerte.
Por ello, propongo sistemáticamente estar centrados en lo que queremos, amamos o deseamos, dejando de prestar atención a lo que nos disgusta o detestamos.
Actúa del mismo modo con los deseos y las preocupaciones, por ejemplo.
Esta idea entronca muy directamente con ser creadores y responsables 100% de nuestra vida, sobre la que insisto de forma recurrente.
Haz la prueba, requiere máxima concentración y práctica, pero merece la pena y recuerda, adopta las creencias que resulten más interesantes para ti y no te limiten.