Nos hemos levantado, nos lavamos la cara, nos hicimos un café, luego una duchita espabilante, nos vestimos, cojimos el coche y nos fuimos al trabajo, y todo esto ¿Para qué?
¿Para que nos hemos levantado hoy?, ¿cual ha sido nuestro primer pensamiento al despegar los párpados?, ¿sabemos para que vamos a utilizar este bendito día de hoy?…..¿te lo preguntaste o tan solo te has limitado a enfrascarte una día mas en una rutina que ni siquiera te atreves a cuestionarte?…..Y luego nos quejamos de que todo esto no nos lleva a ningún sitio, pero …
¿A que sitio quieres llegar si no tienes un destino definido?.
Recuerda que lo primero de todo es la claridad de propósito, tenemos que darle un sentido a todos nuestros días, tenemos que buscar en nosotros ese algo que nos hace despertar cada mañana con la ilusión y la fuerza de aquel que tiene un propósito claro y definido, un objetivo por el que merece la pena levantarse, vivir y «luchar».
No te digo que lo vayas a encontrar esta tarde, pero si miras dentro de ti decidido a encontrar, lo encontrarás. Encontrarás aquello que siempre supiste que querías hacer con tu vida, pero estaba oculto. Oculto por la rutina, por la desesperación, por el miedo, la ansiedad, la tristeza, los problemas, por el que dirán….con tantas cosas por en medio es normal que no lo puedas ver.
Quizás sea hora de abrir los ojos «de verdad» y preguntarnos si nuestros días son felices o ¿tan solo soportables?
Recuerda y no lo olvides: «Ningún viento es favorable para quien no sabe a dónde va».