SEÑALES QUE INDICAN QUE TU HIJO PODRÍA NECESITAR UN PSICÓLOGO INFANTIL

La infancia es una etapa de nuestras vidas que recordamos con felicidad (o algunos de nosotros) pero para otras personas fue una fase oscura que quieren borrar de su mente. Y es que la mayoría de los grandes traumas que conmocionan de por vida a una persona se dan en la infancia. Por poner un ejemplo, un estudio llevado a cabo entre 17.000 individuos establecía una correlación clara entre los  problemas sufridos durante la infancia y problemas médicos futuros. Según este estudio, aquellos niños que habían tenido problemas en su infancia eran más propensos a padecer cáncer así como a vivir una media de 20 años menos que aquellos que habían tenido una infancia feliz. Por la importancia que tiene, vamos a detallar las señales que indican que tu hijo podría necesitar un psicólogo infantil urgentemente.

Agresividad

Es posiblemente la primera señal de que tu hijo puede que necesite ayuda psicológica. Hay ciertos desencadenantes de la agresividad que se deben conocer antes de realizar un diagnóstico:

Baja tolerancia a la frustración: Los niños han de aprender que no pueden obtener todo lo que quieren. De no ser así pueden manifestar agresividad, especialmente cuando el niño llega a la edad de 7-8 años.

Exposición a estímulos violentos: Aparte de los obvios (TV y videojuegos), aquellos hogares en los que la ira se expresa con violencia pueden ser la causa de esta misma agresividad en el niño.

Pocas habilidades sociales: Esta es una de las causas más comunes en niños aunque también las que más fácilmente se pueden abordar desde la perspectiva psicológica con diversas técnicas.
Dificultades de concentración

Es difícil que un adulto se pueda concentrar en un solo estímulo con toda la información que recibe diariamente, ¡Imagínate un niño! Vivimos en una sociedad en la que numerosos medios están solicitando la atención de nuestros hijos. Esto hasta cierto punto puede entrar dentro de la normalidad durante ciertas épocas pero hay que tener en cuenta otros problemas mayores. Si existen ciertas condiciones físicas asociadas puede tratarse de TDAH. También de estrés emocional.

Cambios en la conducta

Los cambios son esenciales en la madurez pero no se dan de la noche a la mañana. Si el niño era amable y cariñoso pero cambia drásticamente en pocos días puede que esté sufriendo alguna clase de abuso en el colegio. También puede haber problemas sin resolver con alguno de los padres. Sea como sea es una señal de alarma ya que si se pasa por alto, estos cambios de conducta pueden afectar a la autoestima del niño o desembocar en una depresión.

Problemas de salud físicos

Tendemos a alarmarnos cuando hay algún problema físico y rápidamente acudimos al pediatra. Esta es una buena manera de reaccionar pero si el médico de familia asegura que no le pasa nada y el niño se queja de dolores estomacales o de cabeza, entonces quizás esté  somatizando un estado emocional. Los niños no tienen los recursos emocionales suficientes ni la experiencia necesaria para enfrentarse a determinadas situaciones por lo que es habitual que somaticen en estos casos.

Regresión a etapas anteriores

Es la señal de alarma por excelencia. Cuando tu hijo que llevaba años sin mojar la cama vuelve a hacerlo o pide el chupete a una edad que ya no le corresponde es que se ha dado una regresión. ¿Por qué existen? En ocasiones puede que solo sean unas cuantas semanas en cuyo caso lo primero que debemos hacer es no alarmarnos y esperar. Sin embargo, si pasa de un par de meses es necesario tomar cartas en el asunto porque puede ser que esa regresión se dé porque en esa etapa de su vida el niño sentía mayor protección que la que está percibiendo en el momento actual. En esos casos se requiere ayuda psicológica inmediata para detectar posibles amenazas externas que estén afectando al pequeño.

Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)