La preparación de pickles, o encurtidos, se basa en la fermentación de los alimentos, con una base de sal y agua (la concentración sería de un 10 a 12% de sal, preferiblemente marina), y como dijimos, es muy fácil de hacer, aunque puedes conseguirlos en cualquier tienda naturista. Pero lo hecho en casa siempre tiene mejor sabor, y uno sabe de dónde vienen los alimentos. Escoge hortalizas de la época, lávalas muy bien y córtalas del mismo pequeño tamaño, ponlas en un frasco de vidrio, cubre con gasa o tela ligera, asegura bien con una liga elástica y guarda en un lugar oscuro por dos o tres días, después tapa herméticamente y deja fermentar por 15 días.
Al fermentar los alimentos, se producen lactobacilos (como en la elaboración del yogur) que generan grandes beneficios a nuestra salud intestinal: la flora bacteriana se regenera como por arte de magia, nuestro sistema inmunológico se fortalece y la digestión mejora, simplemente comiendo los pickles.
En general, todo el organismo pareciera florecer, ya que estos alimentos probióticos promueven el mejoramiento de todo el sistema digestivo, aportándonos también protección contra parásitos y alergias.
Sin embargo, debemos señalar que debido a que se preparan con sal, los hipertensos no deberían abusar de ellos. Pero sí incluirlos de manera cotidiana (digamos, dos o tres veces a la semana), para disfrutar de todos sus beneficios.
Y si tomamos antibióticos, nada mejor para regenerar nuestra flora intestinal que hacerlo naturalmente.