Obesidad e inactividad se combaten con ejercicio

La obesidad es un trastorno complejo, que ha sido catalogado ya como enfermedad. Consiste en acumular grasa corporal en exceso y esto se ha convertido hoy en día en uno de los problemas de salud más graves. Este padecimiento puede dar lugar a enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, diabetes y otros relacionados.

Existen muchos factores que llevan a la obesidad: genéticos, factores conductuales y sociales, etc., pero los más importantes y el mayor porcentaje, es el sedentarismo, la inactividad y una alimentación inadecuada.

Por eso, la mejor solución para luchar contra esta plaga es practicar una adecuada rutina de ejercicios.

La solución está en tus manos

Si te han diagnosticado obesidad o si consideras padecerla, la mejor noticia es que si te pones manos a la obra, podrás combatirla.

Eso sí, necesitas voluntad, paciencia y sobre todo, constancia.

Ponerte en manos de profesionales de la salud es lo más adecuado, puedes consultar con un endocrino para controlar que tus niveles hormonales sean los adecuados, un nutricionista dietista que elabore un plan de alimentación personalizado y adecuado para ti y un profesional del ejercicio físico, un entrenador personal, que confeccionará un programa de ejercicio físico adecuado.

Con todo ello, empezarás poco a poco un cambio en tu vida que debe significar un antes y un después.

Causas de la obesidad

Si bien puede haber factores genéticos que la predisponen, la obesidad se produce normalmente cuando hay ingesta de más calorías de las que se queman a diario. Es ahí cuando el cuerpo almacena el exceso de calorías en forma de grasa.

En casos muy especiales puede ser ocasionada por razones médicas como el síndrome de Cushing o el síntoma de Prader-Willi, pero no es muy común.

La obesidad e inactividad casi siempre van de la mano. Al no practicarse ninguna actividad física, no se queman calorías. El estilo de vida sedentario hace que se ingieran más calorías de las necesarias. Y así, la bola va haciéndose más y más grande.

Los hábitos alimentarios poco saludables también producen aumento de peso. Por ejemplo el consumo de comidas ultraprocesadas, bebidas azucaradas, comidas rápidas, snacks, favorecen la aparición de la obesidad.
Cómo prevenirla

Más vale tarde que nunca o es mejor prevenir que curar.

Cualquiera que sea tu caso, el objetivo siempre será tener un peso saludable y tomar las medidas necesarias para no llegar a ser obeso.

Lo mejor es practicar entre 150 a 300 minutos de actividad física semanal con intensidad moderada. Elige una actividad física que te guste y así no será tan difícil: bicicleta, bailar, nadar, senderismo, etc.

Recuerda romper el lazo entre obesidad e inactividad.

Inicia un plan de alimentación saludable. Consume alimentos ricos en vegetales, frutas y en nutrientes de bajas calorías.

Ponte las pilas, tu salud solo está en tus manos.

Fuente: este post proviene de Salud y Ejercicio Físico, donde puedes consultar el contenido original.
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