Todos mis artículos están basados en mi propia experiencia de sanación personal. Ante el dolor, se presentan dos opciones:
Intentar callar el dolor con tratamiento médico y no hacer nada más.
Además de recibir tratamiento médico, tener un sincero deseo de sanar la causa real del dolor, y mover cielo y tierra para conseguirlo.
Las personas que han sufrido neuralgia dental saben que es uno de los dolores más difíciles de soportar, sobre todo si se extiende por todo el nervio trigémino, abarcando media cara, oído, e irradiando medio cerebro.
Cuando este tipo de dolor se va repitiendo cíclicamente, manifestándose en forma de caries agresiva, solo queda extraer la pieza dental. Y después de cierto tiempo, al no haber tratado la causa emocional que generó la caries, se vuelve a reproducir en otra pieza, quizás de la mandíbula contraria. Si hay dolor sin caries, este dolor suele moverse de una zona a otra de la dentadura, a veces duelen los dientes superiores, a veces los inferiores, etc. Tan fuerte fue el dolor que experimenté durante meses, que en mi desesperación llegué a desear la muerte instantánea. Menos mal que mis ángeles me escucharon con amor y compasión, sabiendo que esto era parte de mi proceso de sanación.
Los que me conocen saben que tengo alma de investigadora, y después de perder las dos muelas superiores del juicio, me planté ante mi dolor y me puse a dialogar con él. Me ayudó mucho haberme iniciado como canalizadora de Registros Akáshicos, y recibir mensajes fluidos de diferentes seres de luz. La información que recibí hablando con mi dolor fue todo un descubrimiento para mí, ya que comprendí que me “dolían mis raíces”, y ese dolor provenía de mis ancestros por vía materna. Mis antepasadas llevaron una vida de sufrimiento y amargura, mi bisabuela por ser una mujer maltratada, y mi abuela por perder a su bebé y a sus dos maridos. A este dolor heredado en mi ADN se sumó el dolor de mi niña interior, que lloraba desconsoladamente... ”nunca me he sentido amada, yo solo quiero que mi mamá me quiera”.
Recibí ayuda de los cirujanos del cielo, que aliviaron enormemente la intensidad del dolor. Pero aun así, la neuralgia no acababa de desaparecer. Y en este punto de mi proceso mis guías me contaron que mis ancestros reclamaban justicia, buscando realizarse a través de mí. Tengo que vivir en plenitud, vibrar en amor y felicidad, cumplir mi propósito de alma con éxito, y mis ancestros quedarán en paz. Mi línea genética materna quedará sanada en todas las generaciones. Yo no tengo plan B, o tengo éxito o tengo éxito.
Después de tomar conciencia de todos estos mensajes, mi neuralgia dental se desactivó, permaneciendo dormida a la espera de mi realización. Cuando el dolor físico desapareció, se traspasó de nuevo al cuerpo emocional. Aquí es cuando me fundí en un abrazo de amor incondicional con mi bebé interior, repitiendo las cuatro frases de Hooponopono:
“Lo siento mucho”
“Por favor, perdóname”
“Te amo”
“Gracias”
Y todo el dolor emocional se fue transformando en pocos minutos en una profunda paz que brotaba del alma. Ahora mi niña interior se sabe amada y valorada, se siente acogida por mí, envuelta en el amor puro incondicional de la Madre Divina. Ya no tengo neuralgias, y ahora sé que la felicidad no es algo que te llega o que alguien te pueda dar, es una elección consciente de amor y compromiso contigo mismo. Yo elijo creer en mí y amarme siempre, en toda circunstancia.
Este es mi testimonio, así es como sané la neuralgia dental, y cómo emprendí un camino interior de plenitud y felicidad. Toda enfermedad y dolor contiene un mensaje oculto, y si eliges aprender la lección, la vida te bendice, porque la vida eres tú.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.