La luz azul la emiten fuentes naturales y artificiales. La principal fuente natural es el sol, y en cuanto a fuentes artificiales encontramos dos: las luces led y los tubos fluorescentes. Entre las primeras se encuentran también los dispositivos electrónicos.
En los últimos años se ha multiplicado el uso de luces led. De hecho, según diversos estudios, el 94,6% de los propietarios de teléfonos móviles lo utiliza para acceder a internet, con una media de dos horas y media al día. Además, el hecho de utilizar estos dispositivos a distancias cortas, aumenta el nivel de exposición a la luz azul.
La luz azul se divide en luz azul-violeta y luz azul-turquesa. La primera es la más peligrosa, en cambio la segunda, aporta diversos beneficios.
Peligros de la luz azul-violeta
Degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Esta patología destruye poco a poco la visión central, provocando dificultades para ver de cerca, como por ejemplo para leer y visualizar los detalles más finos. Suele aparecer a partir de los 60 años. Las células que componen la mácula (la parte de la retina que se encarga de percibir los detalles de lo que vemos) no poseen capacidad regenerativa y se cree que pueden llegar a desaparecer con la exposición excesiva a este tipo de luz. Existe controversia sobre el efecto o la aceleración de la DMAE. Así que la solución sería prevenir o esperar a que nos lo confirmen los próximos estudios. Aunque quizá ya sería demasiado tarde.
Fatiga y estrés visual. Aparece cuando pasamos demasiado tiempo delante de un dispositivo electrónico como un smartphone u otro tipo de pantalla. Según el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Laboral de EEUU, una de cada siete personas lo padece. Los síntomas son dolores de cabeza, ojos rojos, secos o cansados, etc. Pasar más de dos horas al día frente a una pantalla aumenta los riesgos de padecer este síndrome.
Alteración de los ritmos circadianos. La exposición a la luz azul reduce la síntesis de la melanina, la hormona del sueño. Cuando utilizamos dispositivos electrónicos por la noche, estamos enviando a nuestro organismo señales de que es de día, por lo que interpreta que no es la hora de dormir. Por esta razón, se recomienda no utilizar pantallas al menos durante las dos horas previas a acostarse.
Beneficios de la luz azul-turquesa
Mejora la agudeza visual, pues permite que el ojo pueda percibir de forma correcta los colores y otros detalles de los objetos, como la forma, distancia o la iluminación.
Constricción pupilar. Es la luz responsable de la contracción de la pupila para regular y protegerse de manera natural del exceso de luz que entra a la retina.
Regula el reloj biológico. Es la luz que regula los ciclos del sueño, la temperatura corporal y los procesos cognitivos y de memoria.
Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Según estudios universitarios, este tipo de luz relaja los vasos sanguíneos, aumenta el flujo y reduce la presión arterial.
Todavía hay mucha controversia sobre si la luz azul es nociva o no para la retina y para la salud en general. No obstante, diversos estudios científicos coinciden en que la luz azul influye en los ritmos circadianos, provocando graves alteraciones del sueño.
Recientemente han aparecido en el mercado gafas que filtran hasta el 50% de la luz azul emitida por estos dispositivos. Pese a ser una buena opción si se trabaja frente a un ordenador durante toda la jornada, nuestra recomendación es hacer un uso responsable de los dispositivos electrónicos, reduciendo todo lo posible el tiempo de uso y la exposición a la luz azul, especialmente durante unas 3 horas previas a irse a dormir.
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