Una investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard (EE.UU.) ha analizado las causas por las que personas adultas sanas tienden a ganar peso poco a poco con los años.
Durante un periodo de entre doce y veinte años, analizaron los datos procedentes de más de 120.000 personas que no fueran obesas ni tuvieran ningún trastorno de salud importante. Los resultados, presentados en junio en la revista The New England Journal of Medicine, confirman que los participantes en el estudio ganaron una media de 380 gramos al año, lo que corresponde a un aumento de 7,6 kilos en veinte años.
Al estudiar los factores que favorecen el aumento de peso, se encontró que el consumo asiduo de patatas fritas era lo que más lo potenciaba, suponiendo un aumento medio de 380 gramos anuales, lo que sumado a combinaciones de éstas con carnes y bebidas azucaradas, lo elevaba a 600 gramos anuales, 12 kg en veinte años.
No todas las patatas son malas, las patatas chips también pueden aumentarte de peso, siendo las patatas hervidas, al horno o en pura tus mejores aliados, ya que tienen una influencia mucho menor a la hora de desequilibrar el peso en tu cuerpo.
Por otro lado, el análisis también estudió factores que ayudaban a mantener el peso estable, encontrándose entre ellos, la práctica habitual de actividad física y no permanecer muchas horas ante el televisor -pues favorece el consumo de alimentos aún sin tener hambre- influyendo también las horas de descanso, pues se comprobó que dormir menos de seis horas diarias implicaba una ganancia de un 31% más de peso al año de media con respecto al de aquellos que dormían entre seis y ocho horas.
En cuanto a los alimentos que ayudan a mantener la línea, destacan los cereales integrales, las frutas y hortalizas y, sobre todo, el yogur. La investigación muestra cómo aumentar el consumo de yogur, en lugar de ganar peso, ayuda a perder peso, no quedando claros los mecanismos por los que esto sucede, aunque hay pruebas que sugieren el hecho de que podrían influir cambios en la flora del colon.
La principal recomendación de los investigadores es mejorar la calidad de los carbohidratos de la dieta, pues pequeños cambios en la dieta y el estilo de vida pueden suponer una gran diferencia y ser suficientes para revertir este aumento de peso. No se trata de evitar los carbohidratos, que deben aportar el 55% de la energía de la dieta, sino de incrementar el consumo de cereales integrales y moderar el consumo de azúcares, almidones (abundantes en patatas) y cereales refinados (como los del pan blanco, arroz no integral o cereales de desayuno bajos en fibra).
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