La gente suele encasillar en el mismo saco a las grasas malas y a las buenas pero el valor nutricional de una grasa saludable no tiene nada que ver con el que nos aportan grasas manipuladas genéticamente como son las grasas trans o las grasas saturadas.
Vamos a hacer un repaso a las distintas grasas para saber cuáles debemos de comer y las que se tienen que evitar. Esto se aplica a la dieta proteica pero sirve a modo general para cualquier alimentación.
Las grasas que no se deben comer
Las grasas transgénicas o grasas trans
Es un proceso de laboratorio en donde se hidrogena a las grasas para usarlas con fines comerciales añadiéndolas en la mayoría de los productos industriales.
Lo que se hace con las grasas transgénicas es solidificarlas tal como se hace por ejemplo en la producción de la margarina que está lejos de ser un alimento sano como mucha gente piensa.
Las grasas transgénicas son realmente malas para la salud y producen la obstrucción de las arterias y el desarrollo celular. Además son grasas que el organismo no está preparado para metabolizar y se acaban acumulando como grasa corporal.
Los ácidos grasos transgénicos aumentan el nivel de colesterol dañino y al mismo tiempo baja el del colesterol sano lo cual las hace doblemente malas y se ha demostrado que favorecen la aparición de enfermedades y accidentes cardiovasculares.
Ni en la dieta proteica ni en ninguna otra dieta deberían de consumirse este tipo de grasas y donde suelen abundar las grasas trans son en los productos procesados, en la comida rápida, en la bollería industrial, snacks etc…
Las grasas saturadas
Están formadas por la unión química que impide que este tipo de grasas sean líquidas a una temperatura ambiente. Las grasas saturadas se encuentran en estado sólido, como en las carnes o en la mantequilla y a diferencia de las grasas insaturadas que se encuentran en estado líquido.
Al consumir grasas saturadas las arterias pueden verse obstruidas puesto que este tipo de grasa son menos líquidas. Provocan el aumento de peso, riesgo de infarto, cáncer u otras enfermedades como la diabetes.
Las grasas saludables que debemos comer
Las grasas buenas para el consumo son las de tipo poliinsaturadas que contienen ácidos grasos omega 3 y omega 6. Estos dos tipos de ácidos grasos se comportan de manera distinta y producen diferentes reacciones en el organismo pero ambos son necesarios para el desarrollo físico y para el organismo.
Los ácidos grasos omega 6 por sí solos pueden producir alergias, la formación de trombos o inflamaciones mientras que los ácidos grasos omega 3 producen justo el efecto opuesto.
Lo mejor es consumirlo directamente de los alimentos, pero también se venden suplementos como perlas de aceite de pescado y otras fuentes de omega 3.
Cuando hay mucho acido omega 6 respecto al omega 3 en la sangre se altera el metabolismo de las células y esto puede acabar derribando en distintos problemas de inflamación, enfermedades neurodegenerativas o autoinmunes, cáncer y enfermedades de tipo cardiovascular.
Las grasas buenas son las que contienen sobre todo omega 3 y las encontramos en el aceite de oliva, las semillas de lino, las aceitunas, los aguacates, el pescado o las nueces.
Las grasas con mayor contenido en omega 6 las obtenemos en el aceite de girasol, la soja o el maíz.
Hay estudios que demuestran que cuando se lleva una dieta rica en ácidos grasos de tipo omega 3 y muy baja en grasas saturadas se consigue reducir y mantener un porcentaje bajo de grasa corporal.
Las grasas buenas, como hemos visto son las que contienen buenas cantidades de ácidos grasos omega 3 y esas son las que tenemos que consumir en la dieta proteica, si es que la estamos haciendo pero en el caso de que sigamos una alimentación diferente, no cambia nada con respecto a qué grasas se deben de comer y qué grasas se deben evitar.
Cuando consumimos ácidos grasos saludables, de tipo omega 3 y en menos medida de tipo omega 6 lo que hacemos es mejorar el ADN de nuestras células con esto fortalecer nuestra salud ya que estos ácidos grasos lo regulan uniéndose directamente a él.