De hecho, esos votos DEBERÍAMOS , prometérnoslos solemnemente a nosotros mismos y dejar a la otra persona en paz. Seríamos mucho mejor compañía si respetamos esos votos en nosotros mismos.
Por lo tanto, basta ya de anteponer la "heteroestima" a la autoestima, al fin y al cabo el amor bien entendido empieza por uno mismo.
Al final del artículo hay unos ejemplos de votos matrimoniales especialmente bellos, mi propuesta de ejercicio es:
-léelos con calma, entendiendo cada palabra, cada intención.
-siente como resuenan en ti, te ayudará a detectar donde están tus puntos a cuidar y mejorar ( y pide ayuda si lo necesitas)
-elige un momento solemne, incluso con testigos, incluso vístete especialmente para la ocasión, hasta un anillo para recordarlo siempre que lo mires ¿porqué no?
-ofrécete esos votos a ti mismo, como un profundo compromiso con tu ser.
-recuerda a lo largo de tu vida esos votos y respétalos.
Si quiero vivir plenamente, debo ser mi mejor amigo, compañero, amante, debo honrarme y respetarme, alentarme, ser sincero, abrazar mis virtudes y mis defectos, mirarme con ternura, comprensión, aceptación, y sobretodo ser fiel a mi mismo y no abandonarme nunca.
¿Cómo puedo prometerle eso a otra persona si no me lo permito antes a mí mismo?
Soy un mal compañero para mi mismo:
Cuando,
me soy infiel ( a mis valores, a mis principios )
permito relaciones que me hacen daño.
maltrato mi cuerpo.
me critico con dureza.
no me perdono los errores.
me pierdo el respeto.
me desprecio.
no me creo merecedor de amor, reconocimiento, etc.
Y no existe el divorcio para este tipo de fracaso matrimonial...así que o luchas por "tu matrimonio" o estás perdido.
Cuando tu relación contigo mismo funcione bien, estarás preparado para relacionarte con los demás de verdad..
Como dice Stephen Gilligan: "la distancia entre uno y los demás es la misma que entre uno y su propio corazón". Os recomiendo su libro "La valentía de amar" donde da mucha importancia a la relación con uno mismo por encima de todo.
Cuando buscamos en una relación lo que no nos ofrecemos a nosotros mismos, cuando damos a los demás lo que no nos damos a nosotros, la insatisfacción, el fracaso, la frustración, la sensación de deuda, etc. hacen que las relaciones no funcionen, generen dependencia, sufrimiento, agresividad y no nos aporten nada.
No es justo atribuirle a la otra persona nuestro fracaso personal. Hay que tomar la responsabilidad sobre uno mismo y sólo a partir de ahí podemos basar nuestras relaciones de un modo positivo.
FUENTE: http://www.bodascondetalle.es/2014/01/ideas-para-los-votos-matrimoniales.html
Que seas muy feliz y deja a las perdices volar en paz.