La ranidafobia y sus SÍNTOMAS

En más de una ocasión hemos hablado de miedos y fobias, y una de ellas es la denominada ranidafobia, o miedo a las ranas. Sus causas y formas de tratamiento son diversas, pero lo que se conoce hasta el momento es que las personas que sufren esta fobia pueden ser víctimas de momentos de gran malestar, motivo por el cual se deben buscar medios para reducir la ansiedad y los sentimientos negativos.

Ranidafobia 2
El miedo es una de las emociones básicas de los animales, sirve como una advertencia a estímulos que tienen un nivel potencial de amenaza para la supervivencia. Sin embargo, las fobias tienden a aparecer cuando el miedo aparece frente a elementos o situaciones que presentan un peligro mucho menor que el que les adjudicamos. Las fobias están categorizadas dentro de los trastornos de ansiedad típicos.

¿Qué es la ranidafobia?

La ranidafobia es la forma en la que los especialistas se refieren a un miedo atroz e invalidante a las ranas. Es un término cuyo origen lo encontramos en el latín (ranae o rana) y el griego (phobia o miedo).  Esta fobia pertenece al subgrupo animal, una forma de aversión que es más habitual en la infancia que en la edad adulta, pero que si no se trata de manera adecuada puede perdurar en el tiempo.

La rana es un animal que recibe una importante variedad de cualidades que la sociedad asocia de manera negativa. Tiene ojos con una movilidad extrema, que a su vez son la región anatómica más visible del animal; poseen párpados y membranas que les otorgan un aspecto brillante y sobresaliente en los globos oculares; piel viscosa; y patas de una gran fuerza para poder realizar saltas atendiendo al peso y tamaño del animal.

Las personas que sufren de ranidafobia tienden a asociar estas características físicas a estímulos aversivos, y también otras características propias de la rana como su forma de croar; o a la forma en la que se mueve la garganta del animal para emitir dicho sonido.

Ranidafobia 1
¿Qué síntomas puede presentar una persona con ranidafobia?

Los síntomas son los mismos de cualquier otra fobia, incluyendo hiperventilación, ritmo cardíaco acelerado, midriasis de la pupila, sudoración y sensación de un próximo desvanecimiento o desmayo. También hay manifestaciones de tipo cognitivo, con pensamientos negativos en la línea de “no puedo soportar estar cerca de una rana”, o ansiedad por alejarse de aquel lugar en donde puede haber proximidad de una rana. Los comportamientos de escape o huida son la manifestación física más habitual, con personas que sufren ranidafobia y buscan alejarse y mantenerse lo más cerca posible de una puerta o una ruta de escape ante la aparición inminente de una rana.

El miedo irresistible que ocasionan las ranas puede extenderse también a aquellos lugares donde habitan. Por eso un paciente con ranidafobia severa puede intentar evitar fuertemente espacios con mucha humedad y vegetación, zonas próximas a ríos o pantanos o cualquier patio al aire libre donde pueda aparecer una rana de forma sorpresiva. Se trata de una fobia compleja porque las ranas habitan casi en todas partes del planeta y es necesario atacar la raíz de la fobia para ir superándola poco a poco. 

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