El vínculo problemático con la comida, es reflejo de nuestro mundo emocional, cuya sintomatología nos alerta de la existencia de conflictos internos.
La ciencia de la nutrición sostiene y reconoce que el tema no es una simple cuestión de dieta y plantea: “Entre los muchos motivos que nos lleva a comer en exceso uno de ellos es el comer de modo emocional”, refiriéndose así a comer en exceso en respuesta a las emociones desagradables como puede ser la ansiedad, la ira, el aburrimiento o la tristeza.
Algo que suele indicar en relación a las personas que comen de modo emocional es que no saben diferenciar entre el hambre y el estado fisiológico que acompaña a las emociones displacenteras.
La relación del sujeto con el alimento puede ser compleja, tanto como para pensar que estamos hablando de la relación del sujeto con el Otro,
Se puede empezar a pensar al objeto como objeto de la pulsión (término que se utiliza en psicoanálisis para designar aquel tipo de impulso psíquico característico de los sujetos de la especie humana que tiene su fuente en una excitación interna).
Pareciera ser que alcanzar esta satisfacción, es sostener la no satisfacción, y que es una ilusión creer que la satisfacción pulsional, de la pulsión del impulso del sujeto, pueda estar en el acto de colmarse con comida, pero como ya dijimos, eso es una falsa ilusión. Colmarse de alimentos, no va a llenar ningún vacío, ni va a dar satisfacción pulsional, estos son modos, diversos y caminos sinuosos que toman algunas personas para calmar el malestar de sus emociones, frustraciones, etc., tomando como su objeto la comida, mientras que la problemática pasa, por no encontrar un modo de vincularse con su psiquis, con su propio malestar, y emociones.
Para enfrentarlas y atravesarlas desde la verdad de cada uno, y es allí donde la boca aparece no solo como el espacio por el que se introduce la comida, sino como la llave para expresar todos los padecimientos angustias, y malestares, trabajando con tu psicólogo coach o profesional que prefieras.
El hambre debe pasar por un lado y el displacer por otro, y ese es el trabajo que tenemos que hacer juntos para que la boca se abra en sesión de terapia para expulsar la insatisfacción mediante palabras, en vez de incorporar alimentos para sofocarla…
L. Zitarosa, psicóloga.